jueves, abril 28, 2022

Adiós al bolívar

 



Lecturas de papel

 

Adiós al Bolívar

 

Juan Guerrero (*) 

 

Creo haber escuchado al escritor, Arturo Uslar Pietri, decir que de tanto repetir el nombre Bolívar, la moneda venezolana, y el mismo héroe, terminarían ‘devaluados y prostituidos. Cierto o no, la realidad ha terminado por indicarnos que Uslar Pietri tenía razón. Tanta, que aquellos valores del denominado, Bolívar tradicional (expresado en su simbología como Bs.) fueron transformados (devaluados), luego en Bolívar Fuerte (Bs.F), después en Bolívar Soberano (Bs.S), y finalmente, convertido en pura ilusión virtual con el Bolívar Digital (Bs.D)

 

Desde que los primeros conquistadores pisaron la tierra del Nuevo Mundo, a finales del siglo XV, con ellos trajeron las antiguas monedas del imperio español. Sin embargo, a inicios del siglo XVI la abundancia de los ostrales, en Cubagua, Margarita y La Vela, hicieron del peso de las perlas los primeros instrumentos financieros que permitieron el comercio en la Tierra de Gracia.

 

Durante la época hispánica el comercio fue soportado bajo el sistema de monedas fabricadas en la Casa de la Moneda en el virreinato de la Nueva España, con sede en México. Las primeras monedas acuñadas en la llamada república fueron llamadas indistintamente, peso venezolano, venezolano, bolívar y posteriormente sus ulteriores cambios. Desde mediados de 1879 y por disposición del entonces presidente, Antonio Guzmán Blanco, se crea el bolívar como signo monetario oficial y de curso legal en todo el territorio nacional.

 

Después de casi 150 años nuestro signo monetario ha terminado en el basurero de la historia, bien por billetes que nadie quiere, como monedas que en la práctica nadie utiliza. Hoy, mientras un joven ayudante en una ferretería, cargaba en mi vehículo unas compras que realicé, le di de propina dos billetes de un millón de bolívares soberanos (que oficialmente han pasado a denominarse como digitales, con valor de Bs.D 1). En realidad, no supe si era mucho o poco o si le serviría de algo. 

 

La verdad es que el país sigue a la deriva y de mal en peor en esto de las finanzas y la economía, razón por la que en cualquier establecimiento comercial las transacciones del día a día, sea desde comprar un kilo de harina precocida, frutas, carnes, hasta compras de vehículos y de bienes inmuebles, se pacta en dólares estadounidenses (USD $), tanto por la nueva casta de la clase oligárquica como la escasa clase media sobreviviente y de los estratos C-D, que aprendieron muy rápido el valor del billete verde.

 

Lo mejor que pudiera hacer cualquier nuevo gobierno que sustituya al envejecido régimen totalitario socialista venezolano, sería sustituir por un tiempo el bolívar como signo monetario y establecer como moneda de curso legal, el dólar estadounidense, al menos por unos cuantos años. Después ya habrá tiempo de inventarse un nuevo nombre para nuestra moneda o quedarse, por razones pragmáticas, con las ventajas evidentes que sigue teniendo el dólar. 

 

La empobrecida sociedad venezolana que sobrevive a la barbarie política y al salvajismo económico-financiero y comercial del régimen totalitario de izquierda venezolano,no tiene acceso a las monedas ni billetes llamado, Bolívar Digital, mucho menos ahora que le han cargado un impuesto a toda transacción que se realice con monedas extranjeras. Sin embargo, la hipocresía gubernamental mira para un lado cuando las grandes transacciones comerciales se realizan en moneda estadounidense.

 

Es tiempo de actuar con razonamientos pragmáticos, abandonar las teorías patrioteras de eso llamado ‘originarios’, purismos de parroquianos y la roncha de la piquiña juvenil del sarampión ideológico del izquierdismo. Porque no hay nada que ofrezca mayor seguridad y derrumbe la incertidumbre como contar con una moneda con valor de transacción aceptada en cualquier ‘taguara comercial’ y respaldada, sea por oro, petróleo o cualquier otro bien material real. 

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1



viernes, abril 22, 2022

Hermoso pasado

 



Lecturas de papel

 

Hermoso pasado

 

Juan Guerrero (*) 

 

Refiere el historiador de la música venezolana, el maestro José Antonio Calcaño (1900-1978) en su libro La ciudad y su música, que desde los mismos inicios de la fundación de Caracas (1567), la actividad musical fue una de las primeras manifestaciones culturales de la recién fundada población.

 

En la plaza Mayor se acostumbraba presentar espectáculos musicales junto con la escenificación de actividades teatrales, llevadas a cabo por los pobladores e incluso, protagonizada por los propios conquistadores. Todo ello llevó a una tradición que se siguió durante siglos, mezclándose con las fiestas que los indígenas, y posteriormente negros africanos acostumbraban realizar.

 

El Nuevo Mundo fue construido con los esfuerzos colectivos, tanto de los naturales como de los pobladores que llegaban de la península ibérica y otras partes de Europa. Toda la inicial infraestructura, edificaciones públicas para la administración de la sociedad que nacía, acueductos, calzadas, siembra y pastoreo, introducción de nuevos cultivos, así como el proceso de socialización a través de la enseñanza de una nueva lengua y la práctica de una religión, entre otros grandes esfuerzos, ha sido la herencia dejada por la cultura hispánica en las nuevas tierras de esta parte del mundo.

 

La práctica de una forma de vida y cotidianidad formó una sociedad que se desarrolló y ha podido trascender hasta nuestros días, en esto que se denomina sociedad venezolana, con sus costumbres, principios y valores heredados de aquellos primeros tiempos. La construcción de toda una simbología; cruz, emblemas, pendones, escudos, guirnaldas, entre miles de imágenes, ha sido la herencia que desde siempre nos ha identificado como sociedad.

 

Esa riqueza cultural no ha podido ser sustituida, ni por los cambios sufridos en la guerra fratricida, llamada de la Independencia, ni tampoco por el proceso denominado como republicano. Los modos de vida, la tradición secular de la sociedad venezolana, tienen, en gran parte, sus orígenes en las antiguas tradiciones, mitos y leyendas anteriores a eso que se llama proceso de emancipación del siglo XIX.

 

Porque el llamado 19 de abril de 1810 fue un día de afirmación de la cultura hispánica en tanto se celebró un acto de apoyo al rey nuestro (culturalmente hablando), don Fernando VII y contra la ocupación napoleónica y apresamiento de su Majestad. La declaratoria de la independencia, poco más de un año después, fue un proceso históricamente ‘engañoso’, manipulado por los miembros del mantuanismo y notoriamente tergiversado por la gran mayoría de los historiadores. Tanto así, que hubo provincias que se abstuvieron de participar en los sucesos del 5 de julio de 1811, como Coro, Maracaibo, y otras abiertamente en contra, como Guayana, que permaneció fiel a la tradición hispánica y a su rey.

 

La vida de decencia, respeto a las leyes, de fidelidad yorgullo a las tradiciones culturales, se puede observar en las notas que el maestro Calcaño refiere, así otro de nuestros historiadores de la cultura venezolana, Carlos Duarte (1957-2003), en su libro sobre el Arte colonial en Venezuela. En ambas obras se observa la fuerza de la cultura hispánica que da identidad a un nuevo mundo, crea otra realidad humana y dimensiona la extraordinaria capacidad y fe inquebrantable de este ser humano en su destino. 

 

Creo que si bien los procesos que sufrió la sociedad venezolana a partir del siglo XIX y bien entrado el siglo XX, permitieron introducir nuevas maneras de concebir la realidad con nuevas ideas o costumbres, en la llamada sociedad republicana, a la postre, no han podido sustituir la enorme herencia de aquellos primeros tiempos de nacimiento y tradición cultural monárquica, con sus creencias, valores y principios, soportados en una riqueza idiomática y en la cultura de la religión cristiana.

 

Poco más de siglo y medio de práctica de vida republicana no han significado mucho frente a poco más de tres siglos de vida cultural donde el mundo de creencias y valores monárquicos se siguen sintiendo y dan una seguridad a los valores que esa sociedad experimentó. Porque la vida monárquica ha tenido en su funcionamiento un respeto al Otro semejante o contrario, la vida de respeto al mundo de las leyes, así como el reconocimiento de todos sus miembros a la autoridad, bien única del rey como de quienes eran vistos y reconocidos como partícipes y observantes de ella.

 

Los tiempos que vivimos deben tomar en cuenta, si es que se desea incorporar a la sociedad venezolana al siglo XXI, el pasado real y verdadero para sentirnos orgullosos de quienes nos antecedieron. Con sus tragedias, pero también con los tiempos de plenitud y trascendencia. Porque la Venezuela Provincial de los primeros tiempos no puede seguir siendo la imagen única de Simón Bolívar y sus seguidores. Antes, durante y después de él existieron seres extraordinarios, que aportaron sus ideas y principios para engrandecer el patrimonio cultural de una sociedad que seguirá existiendo.

 

Hoy es el tiempo de revisar de manera sosegada y sin restar valor, nuestra historia real del pasado, y quienes la vivieron. La historia cultural venezolana no se resume solo en fechas ni en nombres. Tiene su esplendor, su herencia ancestral y una sociedad que pervive en la tradición y valores de sus mujeres y hombres que la fortalecen.

 

(*)   camilodeais@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

viernes, abril 08, 2022

Vandalizar la universidad

 



Lecturas de papel

 

Vandalizar la Universidad

 

Juan Guerrero (*) 

 

Es evidente que la universidad venezolana, republicana, pública, autónoma y democrática está siendo sometida a un desmembramiento planificado desde hace cerca de 15 años. Lo demuestran los hechos de vandalismo denunciados, tanto por sus autoridades legítimamente electas como por su comunidad académica.

 

Las violaciones a sus espacios académicos, destrucción de su infraestructura física, robo de mobiliario y equipos tecnológicos especializados, desmantelamiento y quema de sus instalaciones básicas, como laboratorios, bibliotecas y aulas de clases; evidencian la escalada de un plan, que, por acción u omisión, ha permitido el régimen totalitario instalado en el poder.

 

Organizaciones independientes dedicadas a la preservación y vigilancia de los espacios universitarios en Venezuela, como la ONG Aula Abierta, o el Observatorio Universitario, denuncian que los actos vandálicos contra las universidades públicas venezolanas ascienden a más de 350, solo en 2021. Para el mes de febrero del año en curso la cifra alcanza a más de 100, sin contar aquellos robos menores que no se denuncian formalmente.  

 

Las universidades más afectadas, son: La Universidad de Los Andes, la Universidad de Oriente, la Universidad del Zulia, la Universidad Central de Venezuela, la Universidad de Carabobo, la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado, la Universidad Politécnica Antonio José de Sucre, la Universidad de Guayana, entre otras. Además, todas han sido sometidas, desde hace varios años, a un agravamiento en la asignación de un presupuesto deficitario que impidepreservar, tanto su infraestructura, planta física, como el suministro de insumos para el mantenimiento, vigilancia y actualización de los espacios académicos, como laboratorios, aulas para la docencia, bibliotecas especializadas. Además del suministro de material bibliográfico actualizado, así como equipos tecnológicos avanzados.

 

Esta sistemática destrucción de la universidad venezolana no solo es contra su planta física, como se evidencia en la documentación que adelantan las organizaciones no gubernamentales, tanto en registros audiovisuales como en el testimonio de quienes han sufrido asaltos, violaciones y robos. También en el deterioro de los salarios a su personal administrativo, docente, de servicio e incluso, en la asignación de becas a su comunidad estudiantil.

 

Es doloroso la paulatina transformación de estos centros de educación universitaria en lugares donde se les está dando otro uso, como ocurre con los espacios del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, utilizado para reuniones comunales o centro de acopio y distribución de alimentos y bolsas de comida.

 

Humillante ver el estado en que se encuentra el edificio de Ciencias e Ingeniería, de la Universidad de Oriente en su Núcleo de Cumaná. Sin puertas en sus aulas de clase, totalmente destruida (fue saqueada, roba e incendiada) su Biblioteca Central. Todos sus sistemas de aire acondicionado, eléctricos, de comunicaciones, tuberías de aguas blancas, paredes, rejas, ventanas, luminarias, hasta sanitarios, robados, dañados o simplemente destruidos. 

 

Pienso que lo más grave está por aparecer. Es la consecuencia de un desprecio, una especie de resentimiento de quienes detentan el poder, que ven en la cultura académica y en quienes la cultivamos, a un ‘enemigo’ que se debe desaparecer. Descerebrar toda una sociedad e impedirle su progreso es la evidente consecuencia de semejante atrevimiento.

 

El reclamo, la persistente lucha en defensa de los derechos de la comunidad universitaria venezolana no es tanto por la dignificación de un salario justo y humano, es, fundamentalmente, por preservar la cultura nacional, el derecho al progreso colectivo y la defensa del Alma Mater. Porque quienes acceden a formarse en la universidad venezolana, por tradición, son miembros de una sociedad sin distingo alguno. Pueblo llano que ha podido decantar sus saberes y devolverlos a sus espacios naturales.

 

Todo el desarrollo social, científico, tecnológico y técnicoque ha logrado Venezuela ha sido gracias a la formación de sus ciudadanos en las universidades republicanas, públicas, autónomas y democráticas. 

 

Es tiempo de afirmar la trascendencia de una cultura académica que inició su andar con la creación de la Real y Pontificia Universidad de Santiago de León de Caracas, en 1721. A más de 300 años, hoy existen “6 universidades autónomas, 16 universidades nacionales experimentales, 24 universidades privadas, 9 colegios universitarios y 99 institutos universitarios”. Este conglomerado institucional de educación superior, es más que una serie de instalaciones e infraestructura. Es una comunidad de saberes, humanísticos, científicos y espirituales que seguirán empeñados en dedicar su mejor esfuerzo a la afirmación de una pedagogía académica orientada a la libertad de pensamiento y al progreso social en democracia.

 

(*)  camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

viernes, abril 01, 2022

El peine de carey

 



Lecturas de papel

 

El peine de carey

 

Juan Guerrero (*) 

 

Mis primos eran amantes de la música mexicana. Diariamente escuchaban por la radio a Jorge Negrete y Pedro Infante. Pero no solo la escuchaban, también eran de los primeros en las largas filas que se hacían en el viejo cine Paramount, en el marabino sector de Los Haticos, para ver las películas de sus cantantes favoritos.

 

Yo espié cierta vez a mi primo Ramón cuando estaba frente al espejo y se miraba el cabello. De repente abrió una cajita de metal y extrajo de ella un ungüento que se llevó a la palma de sus manos. Lo frotó y seguidamente se lo colocó en su negrísimo cabello. Sin darme cuenta, mi primo me había divisado mientras se veía al espejo. Silbaba una canción mexicana mientras se colocaba su franelilla blanca y después, una blanquísima camisa de manga corta. Observé que el cuello de la camisa estaba planchado y almidonado. Mi primo se lo acomodó con sus dos manos. 

 

Después, a través del espejo, me miró sonreído y con su dedo índice me llamó. Escuché entonces el timbre de su voz, entre un andino de montaña y marabino citadino. –Juancito, me dijo. Estabas mirando y creías que no te estaba viendo, jajaja. Yo enrojecí y no supe qué decir. –No importa. Solo falta terminar de peinarme. Acto seguido, sacó de una gaveta un extraño objeto y lo tomó con sus dos manos. –Este es un peine. Es de carey original. Los hombres usamos este peine para que las mujeres nos admiren. Además, tienes que usar cuando estés grande, tu latica de brillantina para que tu pelo siempre se vea brillante y firme. Y no olvides jamás de usar un pañuelo blanco y perfumado! Yo uso Yardley que es el mejor, y brillantina Brylcreem para el cabello

 

-Pero de lo que jamás te debes olvidar es de usar tu peine de carey. –Lo metes en el bolsillo de tu camisa, justo al lado del corazón. De inmediato, como en un movimiento de cámara lenta, mi primo Ramón llevó sus manos que sostenían el peine de carey hasta un lado de su cabeza. Vi cómo el peine se deslizaba suavemente entre sus cabellos en giros que iniciaban al frente de su cabeza y se iban hasta la parte de atrás. Luego por el otro lado. Luego volvía a iniciar como en un mágico ritual mientras con su mano izquierda, de manera lenta y como acariciando su cabeza, deslizaba la palma de su mano por la suave cabellera. 

 

Veía sin decir una palabra ese extraño y a la vez, maravilloso acto que era peinarse el cabello con un objeto que por vez primera conocía. –Toma, Juancito. No lo aprietes demasiado porque se puede romper. Entonces pude palpar ese objeto artesanal y reluciente, vi que tenía no uno sino poco más de dos colores, como de marrón amarillento y negro. Unos pequeños filamentos como agujas sin puntas que, sin embargo, eran parte de un todo. Me sorprendió su poco peso y la suavidad de su textura. De inmediato mi primo me interrumpió y tomó el peine.

 

-Bueno. Ya lo viste. Y continuó peinándose deslizando el peine de carey por su cabello. De vez en cuando se observaba al espejo y con la palma de su mano izquierda, se acomodaba los laterales de la cabeza. Se acomodó su grancopete tocándolo apenas con las yemas de los dedos de su mano izquierda mientras me sonreía por el espejo.

 

De repente, frotó con el pulgar de su mano derecha los dientes del peine y escuché un sonido agudo y breve, muy similar a algún objeto musical. Listo! De seguidas llamó a su hermano. Germán! ¿Estás listo? –Es que ya se nos está haciendo tarde y no quiero perderme la nueva película de Pedro Infante.

 

Sí. El peine de carey lo trae mi memoria mientras me acuerdo, tiempo después, cuando mi madre me regaló uno, muy similar al de mi primo. Pero ya habían pasado algunos años y, además, era una imitación de los originales. Los hacían de plástico y cuando quise escucharlo, no emitió sonido alguno.

 

Creo que contar anécdotas que poco importarían a otros,pasa por darnos cuenta que la principal fuente de fantasía siempre estará en nuestras primeras experiencias de vida. Porque no es tanto la historia que escribo lo que interese sinoentender que vivimos aferrados a nuestra memoria. Son los recuerdos de nuestra primera vez eso que nos sostiene y mantiene vivos por el resto de la eternidad.

 

Los recuerdos nos permiten volver, una y otra vez, a los primeros tiempos, a reencontrarnos con nuestros primeros sentimientos, nuestras iniciales texturas, aquellos primeros colores, los primeros sonidos y olores. La primera vez que miramos la luna, el mar y su inmensa fuerza. Ubicarlos, fijarlos para siempre en nuestra memoria mientras los vinculamos a un ser amado, a un momento, un instante que ya nunca jamás regresará.

 

Vivimos de recuerdos. Esa será siempre nuestra fortaleza. La memoria inmensa de los días infinitos.

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1