jueves, julio 28, 2022

El peor de los males

 



Lecturas de papel



El peor de los males

 

Juan Guerrero (*) 

 

Una vez que se les permitió a los militares salir de los cuarteles, cantinas y campamentos donde estaban a buen resguardo, ya no pudo seguir el Estado venezolano controlando sus movimientos. Salieron de sus espacios naturales para no querer volver. Tenemos que admitir que son varios los responsables de este desajuste institucional. El segundo gobierno del ex presidente Rafael Caldera, quien autorizó por decreto, el sobreseimiento al teniente coronel, Hugo Chávez, por la causa que implicó haber atentado contra la seguridad de la nación y la sociedad, responsabilizado públicamente del frustrado golpe de Estado, con cientos de asesinados, mutilados, heridos y desaparecidos.

 

Otros aparecieron aupando al tristemente llamado ‘Tribilín de



 Sabaneta’, tanto en los firmantes del Manifiesto que da la bienvenida a Fidel Castro, en la toma de posesión del ex presidente, Carlos Andrés Pérez; como quienes se manifestaron en grupos de opinió(Los Notables, Las Viudas o Profetas del Desastre), desfilando por las calles de Caracas, pidiendo la participación de los militares en la escena política venezolana.

 

No fue la sociedad civil ni mucho menos la población menos favorecida que pidió a los militares que ‘salvaran la República’. Eso puede demostrarse en documentos históricos públicos y con algunos de sus protagonistas que aún viven. 

 

El militarismo de los últimos 25 años se instala en el poder de la mano de intelectuales, académicos, empresarios, industriales, profesionales de los medios de comunicación, religiosos, artistas, banqueros, comerciantes y, obviamente, la casta militar del generalato. Toda una conspiración que insistió en su idea golpista cerca de una docena de veces.

Curiosamente estos fueron alentados por los aires de una revolución populista, que, al día de hoy resulta de un evidente engaño y traición a los postulados y mensajes que en su momento ofrecieron. Lo curioso de ello es apreciar la fusión de esa mentalidad militarista-caudillista con lo más reaccionario del pensamiento de izquierda venezolano. El resultado es la vida de mentalidad marginal donde ha desembocado semejante fenómeno socio-político.

 

Por ello sé que devolver a los militares y superar la mentalidad militarista será el mayor esfuerzo que habrá que ejecutar para instalarnos en la modernidad de una sociedad cívica y civilizada. Dolorosamente la de hoy es una decadente sociedad cargada de primitivismo, supersticiosa, enferma física y psicológicamente, que sobrevive alrededor de un régimen militarista, totalitario y populista. 

 

En estas condiciones es imposible (léase bien) ¡imposible! considerar que Venezuela podrá salir de semejante prisión. Ya lo afirmó el profesor, Amartya Sen (premio nobel de economía, 1998): “Los militares en funciones de Estado son un atraso para cualquier sociedad”. Y lo que está detrás, delante y por todas partes en la estructura del Estado venezolano, son los militares.

 

Esta es la piedra angular que impide todo desarrollo real de la sociedad, el Estado y sus instituciones. La razón de ello se centra en la naturaleza misma del ser militarista: obediencia a la jerarquía que en su accionar corrompe la naturaleza cívica y deviene arbitrariedad, autoritarismo y uso cotidiano de la fuerza física que sustituye todo argumento lógico. Un militar no razona órdenes, las ejecuta. Contrario a la naturaleza del civil (cívico), quien puede aceptar o contradecir una orden, después de razonar. Además, todo militar pertenece a estructuras jerárquicas cerradas, especie de logias, y, en primer lugar, se debe a ellas. 

Pero también hay que aclarar que la mentalidad militarista-caudillista, no solo está instalada en los uniformados. Los hay por miles, en el cuerpo mismo del liderazgo civil, disfrazados de políticos populistas que engañan, pervierten y corrompen la mentalidad del grueso de la población. Es una mentalidad que parte del centro mismo del hogar, en familias acostumbradas al autoritarismo y la arbitrariedad de padres castigadores y madres sumisas; todos cautivos de una realidad ancestral de sobrevivencia en la precariedad que solo puede superarse, bien por la atención psicológica, y por procesos educativos-pedagógicos significativos transformadores.

 

Mientras los militares y la mentalidad militarista continúen operando libremente en el escenario político e institucional venezolano, será imposible lograr cambio alguno que permita acceder a una sociedad democrática y civilizada.

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

sábado, julio 09, 2022

Legalito

 



Lecturas de papel

 

Legalito

 

Juan Guerrero (*) 

 

Por estas noches y después de terminar varias partidas de Catán, alargamos una curiosa conversación que desembocó en los rocambolescos intríngulis de la administración pública del Estado. Mi buen amigo, su esposay mi esposa, indicaba que sabía de un director de una institución que se había quedado con una muy jugosa ganancia al utilizar las finanzas asignadas a su unidad, en una triangulación, entre petros, bolívares y dólares. Legalito! señor, Juan. De inmediato mi esposa, con su característica severidad académica, respondió. No, señor! Eso no puede ser legal. Eso es un vulgar robo a la nación.

No! Es que ustedes no saben de eso. Eso se puede hacer y no es robo. Ripostó nuestro amigo. Eso se está haciendo desde hace tiempo. –Fíjese que en esas transacciones las asignaciones que son de esa dirección quedan igual al final de cada semestre y no falta nada.

 

La discusión al final se fue por los vericuetos de la moral, la ética y demás reflexiones, mientras yo me he quedado pensando en la fulana palabra, ‘legalito’. Creo que por ahí debe estar ocurriendo alguna falla de cierta lógica que hace ver algunos ‘manejos del erario público nacional con visos de semi legalidad para justificar aquello que a todas luces ha sido, es y seguirá siendo robo a los dineros públicos del Estado en cualquier sociedad democrática con sistemas financieros claros y pulcros.

 

¡No!, por más que le busco lógica a este asunto no encuentro ni justificación ética, ni moral ante semejante fechoría con visos de legalidad. Porque no es tanto el procedimiento de estar frente a procesos de alta tecnología financiera en el uso de las llamadas monedas virtuales, como este llamado ‘Petro’ venezolano, sino los principios de velar por la asignación de presupuestos ajustados a las reales y verdaderas necesidades y el por qué, para qué y el cómo se usan dichos recursos. Además, a ningún funcionario se le indica que tiene ‘permiso’ para utilizar dineros públicos para lucrarse y beneficiarse usando un recurso financiero que no le pertenece y que es de origen ‘público’ y no privado.

 

Pero lo que me sigue rondando la cabeza es la palabra ‘legalito’, como un gusanito que siento cerca y se podría transformar en parásito sino defino bien para poderlo combatir. Es esa tendencia de ciertos personajes que transitan la administración del Estado para ver dónde pueden anidar para pervertir los procesos administrativos, ajustando las innovaciones en la tecnología financiera y sus transacciones, con el único fin de lucrarse (robar) sin dejar huellas o borrando todo rastro a la hora de presentar sus informes financieros al final de cada gestión administrativa.

 

Se les llamaba inicialmente, ‘ladrones de cuello blanco’ a quienes hicieron a un lado los tradicionales instrumentos del robo a mano armada: cuchillos, machetes, y después, pistolas y armas largas, para finalmente alterar los números en los cuadernos de contabilidad, y después instalarse frente a los computadores y trasladar cifras en montos virtuales, entre cuentas institucionales, en triangulaciones más allá del espacio físico. 

Pero sigue siendo robo!. Fue la sentencia de mi esposa. Sí, claro!, respondió nuestro amigo. Es que eso de ‘legalito’ parece una estrategia lingüística para colocar un neo concepto que justifique una nueva estrategia de robo adecuada a los nuevos tiempos de esto llamado ‘moneda virtual’ donde todo se hace a través de las herramientas tecnológicas, y aún más, en países como Venezuela, donde los administradores de los dineros públicos ‘gozan’ de eso que llaman ‘actuación discrecional’ por ser ‘empleados de confianza’ o nómina ejecutiva del régimen. Los controles previos de gestión y ejecución, las contralorías internas de cada institución y la contraloría nacional, son apenas entes que aparecen bellamente descritos en las leyes y normas nacionales, pero no tienen en la práctica el carácter de rigurosidad ni el peso para lo que fueron concebidos.

 

Este nuevo término que existe parece estar sustituyendo el tradicional ‘legal’ que todos comprendíamos y acatábamos como semejante a la ley y el orden. Legalito es algo que puede ser acomodado según interese al usuario. Es un comodín que usan estos neo ejecutivos para entender que ciertos procesos administrativos pueden ser violados para que no parezcan robos o procesos financieros corruptos y, por tanto, de la ‘corrupción administrativa’ de siempre. En todo caso, si se llegara a saber y descubrir a quien la infringelas llamarían algo así como, ‘faltas menores’.

 

Quedará siempre en el ciudadano, llamado acá ‘funcionario público’, velar por el estricto cumplimiento de las leyes, normas y procedimientos administrativos al usar los dineros públicos que el Estado le asignó, según el proyecto de ejecución presentado al inicio del año fiscal.

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

sábado, julio 02, 2022

Ricardo corazón de La Vega

 



Lecturas de papel

 

Ricardo corazón de La Vega

 

Juan Guerrero (*) 

 

Hace ya varias semanas mi amiga y escritora, Yoyiana Ahumada, me envió su último trabajo. Un video sobre la tortura en Venezuela. ¡Dramático y terrible! No creo que tenga otras palabras para calificar tan duro mensaje.

 

Es una puesta en escena, dramatizada de teatro breve, donde el guion lo es todo. Las palabras en boca de tres personajes, dos de ellos torturadores, mientras el torturado es sometido a los más terribles momentos de dolor, humillación y miedo, crean todo el dramatismo y son la total y absoluta violencia.

 

En medio de un escueto espacio, propio de un centro de tortura, se van dando los diálogos mientras quienes torturan, Cerbero Certero (Nelson Lehmann) y la cuasi analfabeta mujer, Can Can (Iliana Betania), se dan a la tarea de entablar una conversación sobre una cotidianidad que bordea los propios límites de lo absurdo. Tanto por la incomprensión de ciertos términos, Can Can, como por las explicaciones que ofrece el torturador, Cerbero. Ambos descargan sus propias limitaciones sobre el cuerpo del torturado, Ricardo Martínez (Willian Cuao), quien es sometido a los más terribles y crueles dolores de la tortura, física y psicológica.

 

Un video drama que en poco más de 35 minutos resume el drama de la tortura en Venezuela. Una pesadilla denunciada desde hace más de 10 años y que se intensifica, se moderniza y hace más cruel y sádica, con la construcción de modernas edificaciones, introducción de nuevos métodos y sofisticados instrumentos tecnológicos de tortura

 

El video, con un innovador recurso de ‘periodismo performático’, narra la historia de un joven que en 2017 participa de las protestas que se vivieron en Venezuela durante tres meses. El joven, Ricardo Martínez, habitante de una popular barriada caraqueña (La Vega), es apresado por protestar y denunciar al Tribunal Supremo de Justicia, que de manera arbitraria y con una sentencia políticamente sesgada, pone en riesgo el funcionamiento de la legítima Asamblea Nacional.

 

Seis meses de cautiverio, sometido a las peores torturas, con interminables interrogatorios y con el uso de la peor de las torturas, la psicológica; Ricardo quedará marcado para siempre por el sistema de tortura venezolano que se ha dedicado a desarrollar sus estrategias de violencia psicológica mientras amplia la cobertura de sus sistemas de vigilancia, en el control y seguimiento de las llamadas telefónicas al 20% de la población.

 

La modernización de la tortura en Venezuela cuenta con la denominada ‘tortura blanca’. En los sótanos de los centros de detención y tortura existen espacios, a varios metros de profundidad, donde el silencio es total y absoluto, las paredes están pintadas de blanco y el frío que sale de los sistemas de ventilación de los aires acondicionados en brutal. Las celdas son espacios diminutos donde el preso cautivo debe convivir en la más terrible soledad. O la llamada ‘Caja de muñecas’, espacio de no más de 60x60x275 centímetros, donde el secuestrado solo tiene la posibilidad de estarse de pie, sin movimiento alguno, durante varios días; sin ventilación ni luz, sin alimentos ni agua.

 

En la Venezuela del 2022 nada ha cambiado para mejorar, por el contrario, en el caso de la tortura, ésta se ha intensificado y si no aparece reseñada en los medios de comunicación es porque, por una parte, ya no se trata de secuestro de decena de ciudadanos, sino que se hizo selectiva, y, por otra parte; el férreo control, censura y secuestro de medios de comunicación, impide que estos hechos se divulguen.

 

Sin embargo, centros de estudios internacionales encargados de la defensa y denuncia contra la violación de los derechos humanos, entre ellos el Instituto Casla, con sede en Praga, hacen seguimiento a los casos que en la actualidad ocurren en Venezuela.

 

Cuando el gobierno de un Estado se vuelve controlador, autoritario y arbitrario, cae siempre en el abismo de los regímenes totalitarios y hegemónicos. Toda actividad política que lo adverse siempre será acallada, opacada y silenciada por los servicios de inteligencia policiales y militares, usando del secuestro, cautiverio y tortura de los ciudadanos opositores su medio predilecto para mantenerse en el poder. Es el caso del actual régimen totalitario de izquierda radical venezolano.

 

Con el apoyo del portal venezolano, El Pitazo este video cuenta la aberración y sadismo de la tortura en Venezuela. Una bien elaborada obra de teatro breve, concebida y dirigida por la escritora y poeta, Yoyiana Ahumada, en la serie ‘Te la Cuento Yo’, que puede ser vista por este enlace: https://youtu.be/8G18CC8BL4U

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   @camilodeasis1