domingo, febrero 18, 2007

caracolito de mar


a veces
sólo a veces mi palabra te nombra y te encuentra entre olas entre el musgo
y sin embargo
sé que no sobreviviré a tanto desamparo tanta maldad humana
a quién le importan mis palabras
quién recordará estas palabras esta inutilidad de saberme hombre
intrascendente e inservible de tanta pereza tanta tristeza acumulada en los pliegues del cuerpo

a veces
sólo a veces tu voz me rescata de la soledad y martirio de los días
de tanta madrugada ardiente
entonces me veo en la isla que fue nuestra un fin de semana
una isla sólo para dos
una isla que habitamos como amantes llenos de sal y rocío
de humedad

te recuerdo en el sabor del vino y el semen en tu boca
lasciva y hundida entre sábanas
acaso la isla fue también un inmenso cuerpo que meció su silencio
mientras jadeabas encima de mí
detrás de ti toqué tus bordes tu infinita vagina y tu ano como escondrijo de caracoles

mujer de mis milagros
mujer de mi infinito amor
redondez de tus nalgas que aprisionan mi sexo mientras el rumor de la mar entra por la ventana
y bendice este amor de silencios y olvidos

te menciono de memoria conozco la lujuria de tus pies tus largos y cálidos dedos que cobijaron mi húmedo falo te sé viva en la playa te conozco desde siempre
arqueada como amazona encima del vencido
y sin embargo
esta palabra apenas dibuja la silueta de tu rostro
desnudos en la tarde de un domingo mientras los peñeros enfilaban sus proas para saludar nuestra libertad de amantes
acostados sobre el pasillo de los vientos

sobrevive ahora sólo el sentimiento de una vibración de madrugada
mientras el odio y la maldad son noticias en la pantalla que anuncia tormentas
ruido de sables
acaso es mi memoria que no desea sucumbir ante tanto día igual
tanto ocaso perdido

mujer de mis milagros mujer de infinitas pecas de amor
yo te absuelvo con mis palabras
con estos versos
este exorcismo que más que palabras son sonidos de una voz más allá de toda comprensión y locura

duele esta madrugada
duele mientras pasa por la ventana un adormecido vigilante
y sé que no hay palabra que lo nombre
que describa tanta pena y desamparo
prefiero la palabra inútil junto a la mar
aquietada de tanto espanto tanta isla que deslumbra mi piel
prefiero la casa abandonada que nuestro amor convirtió en mirada de cristal
ese amor vestido de blanco mientras el sol ocultaba su luz
y dejaba que una vela acompañara la cena
junto a los grillos
al canto de ranas y al oleaje frente a las piedras

no sobreviviré
tengo conciencia de ser apenas un hombre
pero el amor que palpita y estremece
mueve dentro de mí su oleaje
su sal
entonces te menciono sigo las huellas a la orilla de la playa
descalza
alargada en la sombra de la tarde que fue
estás tú
mujer de mis milagros

a una pitonisa en delfos (c. 473 a. d. N. E.)



enjuta el silencio del viejo puerto
regresan con el alba
palabras que pronuncio en tu ausencia
reconocen tu cuerpo aroma de sombra


hace frío


tu alma huele a sándalo
brilla en la oscura memoria de los días


mientras descansa mi mano izquierda
sobre el hombro
reconozco una palabra
hundida en seda
adherida
fija en tu hombro
otras cubrieron tus senos
redondeándolos


palabras incrustadas
ensortijando tus cabellos
diluidas en tu rostro
que cubrí con verbos
oración continuada en tus muslos
ocultando la humedad en tus bordes


los pájaros despiertan esta mañana
que todavía nace
roza un ala sobre la cristalina calma del egeo


palabras en tu vientre
articuladas
que entibiaron tus pies


lejos
las barcas son diminutos lunares
de un cielo que cubre este mar


ninguna palabra nombra este silencio
desamparo en lo siempre ido