viernes, diciembre 24, 2021

La radio en navidad




 Lecturas de papel

 

La radio en navidad

 

Juan Guerrero (*) 

 

  Mi padre fue de los últimos personajes que solía sentarse a escuchar la radio. Cada día, de cada mes, de cada año, mi padre llegaba del trabajo y, una vez que dejaba las bolsas con las compras de alimentos, se sentaba al lado de su amado radio a escuchar hasta bien entrada la noche, sus programas de noticias favoritos.

 

Su juguete era un gran radio, tipo cajón, General Electric, con una serie de extraños tubos de vidrio en su interior. Él conocía la función de cada uno de ellos. Siempre le pasaba por los bordes un trapito y lo mantenía impecable. De cuando en vez iba a la agencia de servicio y se llevaba la muestra para comprar el tubo que debía reemplazar.

 

  Sentarse al lado de su radio era su pasión y su gusto. Nunca conocí a otro igual, que se sentara así, por el puro placer de escuchar la radio. Mi padre comenzaba muy temprano por la mañana, cerca de las 5, y mientras preparaba su café de primera mañana, encendía la radio para escuchar los noticieros nacionales. Las campanitas del noticiero de radio Rumbos o de radio Calendario, nos despertaban tempranito. Él se enteraba a primera hora de los sucesos nacionales, internacionales y regionales como persona siempre bien informada. Después, ya entrada la tarde, llegaba a casa lleno de bolsas del mercado y periódicos. No podían faltar ni el diario Panorama ni El Nacional. 

 

Su descanso era sentarse, después de cenar, y quedarse el resto de la noche con su radio escuchando voces de otras latitudes, en otras ciudades y países. Con él aprendí términos, como ‘onda corta’, ‘ondas hertzianas’, ‘bandas AM y FM’ (Amplitud modulada, y Frecuencia modulada), entre tantos otros. 

 

  Pero lo que se convertía en una verdadera fiesta vecinal era cuando llegaba la navidad a Maracaibo y concretamente a nuestra calle. Por días la cuadra cambiaba de rostro y de escenario. Los vecinos tenían sus horas de llegada y nunca de partida. Venían a nuestra casa para probarse los vestidos de estreno, donde mi madre era la modista. Desfilaban revistas de modas, recortes, telas, hilos, botones, tizas, tijeras, mientras mi padre, para complacer a la audiencia de féminas, le aumentaba el volumen a su radio y de inmediato se escuchaba la voz de Felipe Pirela y sus deliciosos boleros, o los clásicos del cantor maracaibero Armando Molero, o las gaitas en la voz del Monumental Ricardo Aguirre. 

 

Las visitas entonces improvisaban bailes, chistes, risas que estremecían de tanta felicidad. Y era nuestra casa el hogar de toda la cuadra. La casa de doña Carmen era un pequeño oasis que emulaba aquella del centro de la plaza Baralt, tan bullanguera, ruidosa y refranera.

 

  Mi padre giraba y giraba los controles de su radio buscando gaitas, guarachas y demás ritmos decembrinos para animar la concurrencia. Hasta que cierta vez el turco Elías se apareció con un ‘picó’ marca RCA Víctor. Lo dejó en medio de la sala. Tenía cuatro patas de madera largas como de flamencos. Encima tenía una cubierta de plástico y dentro estaba la magia donde se colocaban los ‘donpley’ de 33 y 45 revoluciones. Entonces mi madre dijo que ella lo había comprado a crédito. Desde entonces, el picó de mi madre desplazó a la radio de mi padre y se comenzaron a escuchar canciones seguidas de un mismo cantante. La algarabía se ordenó, se hizo más sofisticada por así decirlo. En el picó se colocaban los discos con villancicos, parrandas y aguinaldos navideños. Eso marcaba desde entonces el inicio de la navidad en nuestro hogar.

 

  Pero mi padre nunca desistió de su apego a la radio. Desde el primero de enero al treintaiuno de diciembre de cada año. Todos los benditos días de la semana, mi padre se sentaba a escuchar su radio. Escuchaba, se notaba que, en cada intervención de alguna voz, él meditaba, reflexionaba y luego, compartía con la familia. Nos informaba sobre datos, noticias importantes, mensajes de navidad de las empresas tradicionales. Gustaba repetir la clásica promoción de navidad de los Almacenes Dovilla. Era un loro que, con su particular voz, decía: ‘Dovilla ¡Qué maravilla!’

 

Traer a mi memoria esos momentos de tiempos decembrinos donde la radio de mi padre era el centro del hogar, es saber que hubo un tiempo de intensa celebración de vida, compartida, de vivencia y convivencias. Creo que en estos tiempos de alta tecnología de seguro mi padre andaría metido con algún artilugio de último modelo, con audífonos y demás, no solo escuchando, también viendo y escribiendo todo al mismo tiempo, como a él le agradaba hacer: ofreciendo a su familia, vecinos y amigos, las últimas noticias del mundo. Mientras mi madre tendría un sofisticado equipo musical, donde estarían, además de los temas de Barbarito Diez, los aguinaldos, villancicos, y las últimas piezas musicales de los mejores grupos gaiteros.

 

(*)  camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

 

miércoles, diciembre 08, 2021

La palabra esencial




 Lecturas de papel

 

La palabra esencial

 

                                                                                                    A la memoria de mi sobrino, Dr. Pedro Belisario Guerrero

 

Juan Guerrero (*)

 

 

  Hay palabras fundacionales, telúricas, estremecedorascomo muerte, olvido, poesía, amor, amistad, vivir, leer, recordarEn sí mismas no pueden ser aprehendidas ni mucho menos, definidas, conceptualizadas. No admiten sinónimos, ni mucho menos, antónimos. Ellas son así, etéreas, están en la propia ingravidez de su ser. No pueden ser impuestas. A nadie se le puede obligar a amar, olvidar, por ejemplo, ¡olvide!, ¡ame!, ¡lea!

 

  Las palabras se encarnan mientras vivimos, existimos. Por eso es tan importante entender que las palabras son esenciales en nuestra vida. De niños aprendimos el lenguaje y las primeras palabras. Antes de encerrarlas en conceptos y definirlas ellas gravitaban en nuestro ser, se dejaban sentir mientras aprendíamos a pronunciarlas. Nos importaba más el sonido y su dibujo que el propio significado. 

 

  Por eso las palabras tienen poder, estructura, dimensiones y fuerza de movimiento. Hay palabras que tienen una cadencia, un ritmo y musicalidad impresionantes. Pronunciar ruiseñorinfinitonostalgia, crea sensaciones en nuestro cuerpo. Lo estremece, lo prepara para algo inmenso, que siempre va más allá, hacia lo afuera, eso que se abre al mundo y es eternidad.

 

  En la vida aprendí que al estar con un maestro espiritual hay que pedirle una palabra. Una vez que la otorga, quedas introducido en el bautismo de la intimidad donde él nunca jamás ha de abandonarte. Donde quiera que estés, podrás refugiarte en esa palabra. Ella queda grabada en el universo y es un mantra, un talismán que te abriga y es luz que ilumina y es refugio en nuestra soledad, mientras acompaña nuestro silencio.

 

  No a cualquiera se le brindan nuestras palabras más íntimas, sagradas y ocultas. En los pueblos antiguos, los viajeros y forasteros que llegaban de visita, recibían como ofrenda, agua y palabras. Lo primero era obsequiado por mujeres; un agua para saciar la sed de los caminos. Lo segundo, palabras de los ancianos que orientaban e iluminaban caminos y daban seguridad y compañía. Por eso los antiguos apreciaban las palabras, respetaban y se comprometían a cumplirla, a honrarla. Era la palabra oral aquello que regía toda relación, y estaba íntimamente ligada al cuerpo y al ser de quien la pronunciaba. La palabra yacía al fondo, estaba dormida en la lengua y encerrada entre los dientes y cercada por los labios. Era entonces un tesoro, una espada flamígera, un poder, y por eso los sabios y los ancianos son, así: silenciosos. 

 

  Por ello, siempre debemos esperar de quien nos habla que cierre su ciclo, la secuencia de su diálogo. Apreciar siempre la entonación, el ritmo, la cadencia y timbre en su vocalización. Así sabremos desde su manera de respirar, hasta el tiempo que marcan sus palabras. Después vendrá el momento de comprender la secuencia discursiva, su significado y cómo conceptualiza su realidad idiomática.

 

  Pero, aunque comprendamos, estemos o no de acuerdo en sus conceptos, siempre va a permanecer en nosotros, la marca de su fuerza verbal en sus sonidos. Hay música entonces en las palabras, como un brillo, un juego antiguo que nos acercará siempre a la primera vez cuando de niños, disfrutábamos pronunciarlas. 

  Por ello, es menester volver siempre al punto de inicio, porque volvemos nuestro rostro y sentimos el rocío de un hálito de vida que recubre en su pronunciación el misterio de nombrarlas. 

 

  Debe ser terrible, espantoso, morir sin haber vivido. Y vivido significa haber sentido en la intimidad el poder infinito de una palabra, de quien, en nuestro entorno, alguna vez nos estremeció cuando nos llamó por nuestro nombre, cuando nos dijo, ¡amor!, ¡hermano!, ¡amigo!

 

  Siempre habrá tiempo y lugar para regresar al hogar donde nuestras primeras palabras fueron pronunciadas. ¡Siempre! Siempre tendremos la oportunidad de encontrar el sitio, el momento donde estaremos cercanos, preparados para comulgar en el rito mágico que nos conecte con nuestra palabra esencial, única, estremecedora. Esa que palpita y es emoción y dicha eterna. 

 

  Los tiempos para comulgar con nuestra palabra que vibra en su esencialidad, nos humanizan, nos elevan a una categoría diferente que nos libera de toda efímera atadura. Brindemos, pues, a nuestro semejante la mejor palabra, ofrecida en libertad. Esa palabra que le nutra, que sea alimento espiritual y que brinde la huella eterna por la que un día seremos recordados.

 

(*)  camilodeais@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

miércoles, diciembre 01, 2021

De las pinturas rupestres a los emoticones

 



Lecturas de papel

 

De las pinturas rupestres a los emoticones

 

Juan Guerrero (*) 

 

No creo que, el padre Antonio de Nebrija, ni el Brocense, ni mucho menos, Andrés Bello estarían muy satisfechos al encontrarse con la realidad idiomática que por estos tiempos nos circunda. Pero si pienso en las antiguas escrituras, desde los albores de las pinturas en las cuevas de Altamira, o acá mismo en las orillas del río Caroní, en la cueva del Elefante, pueden verse algunos rasgos que siguen un patrón, como en los antiguos jeroglíficos egipcios, que nos acercan a esto que ahora conocemos como emoticones o emojis.

 

Estamos en los mismos albores de la implantación de un tipo de lenguaje donde la imagen nos está llevando a una multiplicidad de significados, donde eso llamado ‘verosimilitud’ (similar o parecido a la verdad) nos instala en ‘otra’ realidad, que es esta de la virtualidad. Nunca como ahora a la humanidad se le ha presentado una manera de comunicación tan significativamente infinita, instantánea y plena de realidades y resonancias como esta que inauguran los tiempos de este milenio.

 

Observo en un cuadro de segmentación marcado por milenios las figuras de las pinturas rupestres (8000 años a.n.e.), se aprecian animales y seres humanos presentados en infinidad de momentos que marcan su cotidianidad, siempre acompañados de movimientos dinámicos, junto con animales e instrumentos de labranza. Veo luego, los trazos mucho más sofisticados y estilizados en la escritura cuneiforme.

 

También los jeroglifos egipcios que representan a sus divinidades en la interpretación de sus vivencias, sus rituales. Entre unos y otros lenguajes distan entre dos-tres milenios. Luego observo el alfabeto latino con los trazos de sus letras, su simbología heredada y practicada por siglos. El ABC que nos permite acercarnos en la comunicación, en la reflexión de la vida. 

 

Una práctica que ya dura dos mil años parece agotarse con el advenimiento de estos nuevos lenguajes de la realidad virtual. Porque pienso que no resulta para nada ingenuo esto de la proliferación de los emoticones (de emoción e ícono) para simplificar la escritura. Cada vez aparecen más y mejor diseñados y, además, asimilando mayor carga de significación en la comunicación. Resulta, por lo tanto, de interés indagar sobre ello. 

 

El acompañamiento de estas estructuras de comunicación, básicamente para expresar emociones registra sus inicios hacia 1857, con el uso de los signos de puntuación en las antiguas máquinas de escribir, para expresar sentimientos, tomando como base el famoso número 73 (usado en código morse) para expresar “amor y besos”.

 

El desarrollo de la realidad virtual llevó a la incorporación de este lenguaje de las emociones hasta la aparición, en 1999, de los llamados 176 emojis, término japonés, ideados por Kurita donde el lenguaje de los sentimientos y emociones se ve expresado de manera más precisa en los sistemas operativos con la secuencia, ASCII. De esta manera, a partir del siglo XXI se hace cada vez más necesario incorporarlos a la diversidad de sistemas digitales, que les agregan no solo color y profundidad, también movimiento. 

 

De esta manera, el lenguaje de las emociones de los denominados emoticones, cada vez engloban más y mejorsignificación, sustituyendo el uso de palabras en los diferentes idiomas. Es que uno de los rasgos tradicionales de los lenguajes ‘naturales’ es su apariencia ‘plana y seca’ aunque pueda mejorarse con el color. Los emoticones, por el contrario, son realidades de tres, cuatro dimensiones, generalmente a color y en animación. Esto les aporta una apariencia antropomórfica que roza lo humano, da una apariencia más vívida, por lo tanto, real.

 

Las nuevas generaciones de usuarios de los hechos tecnológicos dan mayor credibilidad a la realidad del lenguaje de emoticones, para ellos es más que un refuerzo en la comunicación. Refleja el estado anímico de quien se comunica, en consecuencia, resulta más creíble porquedespierta mayor interés. 

 

Pienso que este neo lenguaje ya está instalado en nuestras emociones, o mejor, reflejan con mayor exactitud nuestras sensaciones, sean alegrías o padecimientos. Permiten ampliar los horizontes de comunicación, en tanto son de uso y comprensión universales. No necesitan de mayor interpretación y se fijan en nuestras mentes de manera instantánea.

 

Hoy los usamos como un reforzamiento en nuestra comunicación. Sin embargo, no sabemos si mañana puedan resultar parte de un lenguaje mucho más completo, complejo y de verdadero y necesario uso entre los seres humanos, o post humanos.

 

(*)  camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

 

miércoles, noviembre 24, 2021

Conservadoramente optimista




 Lecturas de papel

 

Conservadoramente optimista

 

Juan Guerrero (*) 

 

 

  Votar o abstenerse son actos políticos y democráticos. En las circunstancias anormales en las que se encuentra la sociedad venezolana, tenemos que afirmar: ¡Qué bien que existan esas posibilidades! Sea que estén encubiertas, manipuladas por un ente rector (Consejo Nacional Electoral,poco creíble)coaccionadas, razón por la que gran parte del electorado (sobre el 58,2% ‘oficialmente’) se abstuvo de participar. La otra parte, lo hizo de la manera que ya todos conocemos: decididos y libres; otros arreados, obligados y bozaleados. 

 

  La abstención no es, de ninguna manera, un grupo compacto ni homogéneo. Todo lo contrario; lo conforman los tradicionales apáticos (llamados ‘ni/ni’), como por quienes desde hace años se han vuelto militantes de la causa contra el poder totalitario constituido, otros, tal vez más conscientes políticamente, lo han hecho por las circunstancias objetivas al ver la desunión del liderazgo opositor y las dudas sobre un ente rector electoral poco creíble. Otro grupo, incorporado de manera circunstancial (sobre una población que alcanza el 20% de la llamada diáspora) se encuentra privada de participar. El resto, por razones ‘técnicas’, pues fueron desmovilizados, cambiados de centro de votación o simplemente no aparecieron.

 

  La actividad electoral hay que verla desde varios ángulos para poderla entender. Quizás el más significativo sea la madurez política del elector venezolano y el humillante tratamiento ejercido por el liderazgo político contra su derecho a participar o no en la actividad. Tanto las estrategias oficialistas como aquellas de las variantes opositoras construyeron (lo siguen haciendo), una narrativa para alentar, de manera humillante, a un supuesto ‘votante descerebrado políticamente’ que hace lo que el dirigente le pida. Sin comprender que dicha concepción de semejante votante, semi analfabeta, existió en las décadas del siglo pasado (por eso se inventaron los colores de los tradicionales partidos políticos venezolanos). 

 

 Esa constante identificación del derrumbe político, de la ruina y el caos generalizado señalando por ello como responsable a la ‘masa electoral, ha traído estos resultados que ahora se muestran. Desde hace años hemos indicado que el ciudadano venezolano está políticamente mejor formado que sus líderes y dirigentes. Esto porque vive la realidad de la cotidianidad y ha podido desarrollar experiencias significativas que le están permitiendo salir de este laberinto por propio esfuerzo, poco o mucho, pero muy personal y con la ayuda de quienes tiene a su lado. 

 

  La acelerada desarticulación, desmovilización de las estructuras políticas tradicionales para hacer que el elector pueda acudir a votar solo interesaron a un grupo etario por encima de los 40-45 años. ¿Qué muestra esto? Simplemente que el votante venezolano envejeció y que, al nuevo votante, no le interesa hacerlo, votar, mientras las condiciones para ejercer su derecho le sean adversas, esto es; credibilidad, autonomía, respeto, resguardo y claridad en la actividad comicial.

  Este nuevo elector prefirió quedarse en casa resolviendo su problemática socioeconómica del día a día, porque votar, objetivamente, no le resuelve sus problemas inmediatos. Esto es verdaderamente interesante y a la vez, delicado, porque ese potencial y cada vez mayoritario votante, percibeque, tanto el poder del Estado como aquellos que lo adversan, le resuelvan nada. Sobre esto, pueden darse varias lecturas. Una de ellas, que este joven votante está (de hecho,lo está haciendo) construyendo (resolviendo) una realidad socioeconómica para sobrevivir en medio del caos que otros (políticos) generaron.

 

  Este cambio está ocurriendo en las propias narices del envejecido liderazgo (oficialista/opositor) mientras siguen entretenidos en el espectáculo del zoológico político que cada vez se degrada más

 

  La abstención ha dejado en evidencia la poca credibilidad que el elector tiene en la institución política (partidos, grupos y ente electoral), sea como posibilidad para generar cambios reales, sea en el manejo y respeto del voto.

 

  Es interesante lo ocurrido en las zonas rurales y pequeñas ciudades venezolanas, donde las alcandías, candidaturas de concejales, entre otros, fueron ganadas por dirigentes locales, agrupados en Ongs/grupos vecinales, personas con un dilatado trabajo comunitario. De ello, el resultado que se evidencia. ¿Qué indica esto? Una vez más: los ciudadanos creen en las evidencias, en quienes trabajan cotidianamente en la resolución de los problemas sociosanitarios, educativos, seguridad, en sus comunidades. Esos liderazgos locales, regionales están dando luces verdaderas para reorientar la actividad política nacional. 

 

  Por el contrario, las gobernaciones que los grupos opositores/oficialistas obtuvieron fueron usando las estrategias y tácticas tradicionales, donde las imposiciones de candidaturas, usos y costumbres de pactos con el poder, han quedado en evidencia. Estas, obviamente, son manerasde hacer política frente a un poder hegemónico que ensaya formas maquiavélicas para perpetuarse. En este caso, no se debe ejercer la actividad política usando métodos infantiles,ni menos ‘jugando carritos’, cuando el poder es totalitario y completamente amoral.

 

  Aun ganando y con el control absoluto de la actividad electoral el régimen totalitario evidenció su mayor debilidad; su militancia está desgastada, cansada, por lo tanto, cada vez el porcentaje de su voto controlado, es menor. Tanto por quienes fueron movilizados en la campaña como aquellos llevados a votar. Del lado opositor; el voto consciente si bien se siente disperso, un porcentaje lo hizo con un ‘pañuelo’ en la nariz. Sin embargo, este hecho corrobora lo que hemos indicado: el elector venezolano está políticamente mejor formado que sus propios líderes y dirigentes. 

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

miércoles, noviembre 17, 2021

Votar es fácil, abstenerse es algo serio




 Lecturas de papel

 

Votar es fácil, abstenerse es algo serio

 

Juan Guerrero (*) 

 

  Había dejado de escribir sobre política y sobre Venezuela y sus desgracias. Esta farsa electoral que contempla una puesta en escena, de la manera más primaria, primitiva y burda, le sirve al régimen totalitario venezolano para simular un ‘proceso de elecciones’ y para aparentar que existe una democracia.

 

  Lo mismo realizó en Nicaragua, Daniel Ortega y su mujer, mientras sus esbirros secuestraban a los líderes opositorespara que no le hicieran sombra. Lo mismo tiene realizando larevolución castrista en Cuba, desde hace poco más de 60 años. 

 

  Una de las principales estrategias del chavizmo ha sido el invento maquiavélico, tanto de ‘partidos y grupos políticos’como de ‘candidatos opositores’ que se presentan a esta parafernalia electoral. 

 

  No. No puede ser lógico afirmar que en Venezuela existe gobierno alguno, tampoco que este sea de tendencia dictatorial o acaso autoritario. Porque si esto fuera cierto, al menos se pensaría que es posible participar dentro de un esquema tradicional de ‘gobierno dictatorial’ establecido dentro de un Estado autoritario, pero Estado, al fin y al cabo. No. En Venezuela desde hace varios años la estructura de Estado republicano fue desmantelada. El Estado de Derecho, junto con sus instituciones, fue desplazado y en su lugar existen pequeñas facciones de grupos paramilitares,narcotráfico, guerrilla y grupos del terrorismo internacional que se han apoderado de esos espacios, mientras usan la fachada democrática para seguir en el poder de un territorio que alguna vez fue república, Estado y nación.

 

  No. No puede afirmarse que dentro de este esquema de actuación bizarra del hecho político, real, evidente y practicado en la cotidianidad con una población sometida al empobrecimiento extremo (cerca del 92% de la población se encuentra en pobreza), se pueda afirmar que existen unas elecciones democráticas, libres y universales.

 

  Ha sido relativamente fácil para el régimen totalitario del ‘carnicero de Miraflores’ organizar un simulacro electoral, fraccionando el universo político opositor, sea ilegalizando a los verdaderos líderes y partidos, encarcelando, persiguiendo o pactando con quienes se han prestado para semejante farsa circense.

 

  Mientras una población acentúa su pobreza absoluta, el régimen avanza en su planificada estrategia totalitaria para ocupar todos los espacios de la vida ciudadana. Esto lo hemos venido indicando desde hace poco más de diez años: la ocupación del territorio venezolano, sean militares-policiales, sea por el paramilitarismo-narcotráfico-guerrilla-terrorismo internacional, es, hoy, un hecho cierto.

 

  La actividad electoral cumplirá su cometidopolítico/militarSe usará, tanto para mostrar al mundo que existe pluralidad ‘democrática’ y se apaciguará la moral política occidental, mientras que se dejarán ciertos espacios internos para colocar figuras ‘opositoras’ que jugarán con el poder real, pintando fachadas de estructuras derruidas, taparán ‘huecos’ de calles y avenidas, y el resto del tiempo, se diluirá entre forcejeos políticos de quienes serán impuestos como ‘protectores’ del régimen para fiscalizar a los supuestos opositores. (Acá debería escribir, ‘fin del comunicado’).

 

  No nos engañemos. Votar en un régimen totalitario de izquierda, populista y terriblemente marginal, es cosa sencilla, fácil y donde no se asumen riesgos de ningún tipo. Difícil es abstenerse, por estos u otros principios, sobre todo ético/morales. Porque el discurso no parte de un hecho inusual, como, por ejemplo, votar en dictadura. No, en Venezuela se vive en un territorio ocupado militarmente, como ya lo hemos escrito, por fuerzas internas y externas. Es un territorio anarquizado, no es un Estado de Derecho. La propaganda del hampa organizada, del narcotráfico y demás grupos militares y paramilitares, ha diseñado muy bien sus discursos y tienen operadores políticos en los escenarios internacionales (Foro de Sao Paulo/Grupo de Puebla), que les replican, narran una y otra vez, los discursos sempiternos de ‘liberación de los pueblos’ o ‘contra el imperialismo’, para perpetuarse en el poder y acentuar la pobreza y el terror en países, como Nicaragua, Cuba o Venezuela.

 

  Abstenerse de votar, en estas circunstancias, es una muestra de solidaridad con la causa de la libertad y la democraciavenezolana, y un hecho político concreto de rechazo a la miseria política y los políticos de pacotilla que sirven de comparsa en este circo electoral.

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1