miércoles, septiembre 19, 2007

poemas cotidianos


agonía


yo que moriré irremediablemente
derrotado en la medianoche
hasta siempre
dejo en cada piel mi humedad
este vicio del erótico aullido en tu costado
herido como animal

agónico

gesticulando nombres ya olvidados
años cuando fui intensidad
temblando en sangre
fiebre y alcohol
oloroso a semen mientras te encimabas

este dolor de habitar la vida
sollozando mientras pronuncio palabras de amor
soledad lacerante que a ratos
cubres con tus besos
y sin embargo
no sé quién eres
perdí tu rostro entre tantos rostros
tu gemido tiene esa ausencia de siempre

grito desesperado entre mis manos



esperanza


mientras espero la muerte aprendí a masturbarme
deambular por mi apartamento en las madrugadas
silencioso
aprendí el lenguaje del hombre solo
la dicha del secreto lejano

mientras espero la muerte aprendí a pensarte
saber que existes en algún lugar
que vienes de un mismo kinder
donde descubrí el brillo del amor en tu mirada

mientras espero la muerte aprendí a recorrer tu cuerpo
conté cada poro y conocí tu olor vaginal
almizclado entre perfumes
tu poder y tu gloria
soy desde entonces un derrotado en los orgasmos

mientras espero la muerte aprendí el lenguaje de los pájaros
la libertad de un azulejo
la alegría de loros y guacamayas en tardes guayanesas
abril queda cerca en la memoria
a un paso está mayo
y al borde del año se acerca junio y su solsticio
entonces la vida es pura lluvia
luna de plata

mientras espero la muerte aprendí a soñar con esta vida
irracional
extraña y humana

hombres temerosos y astutos
que huyen de su muerte



magia de la palabra


sólo tus labios saben del dolor y del placer
pero callas
encerrada detrás de tus dientes
tu lengua guarda el sabor de la palabra amor
la densidad del tono al pronunciarla
música exquisita y vibrante
de un dios erótico y carnavalesco

dímelo
lanza tu palabra y rasga mi piel
penétrame con tu vagina
que se abre en flor carnívora
y lasciva

este silencio tan lacerante
tensión de tu rostro
orgásmico

aquietado entre mis manos



cumpleaños


esta madrugada muere mi amor
y nadie se entera
este amor que se escapa entre mis manos
como agua de manantial
-y tú que decías que venías de un mismo lugar
de siglos atrás
eras la mujer en blanco
del cuadro de van gogh
donde toda mirada era una fiesta
tus huesos de algodón
te hacían levitar
y llegabas a mí como hálito de vida
latiendo tu voz musical por el teléfono
donde la piel se humedece
con luz de neón

dejaste en mi cementerio todas tus cruces
ahora te habita el desamor y la torpeza
de tus años
que amortajas entre tanto silicón

nadie te visitará después del último día
de septiembre
salvo el recuerdo
y tu soledad

martes, septiembre 04, 2007

poemas cotidianos


celebración


tensar la noche
dejarla penetrar como ala de ángel
en la piel
-y esta sensación de abandono

tanto silencio

no quiero alejar mis ojos del cielo
estas estrellas de medianoche
en la ciudad que se adormece
que tanto amo
es mi espacio
el centro del mundo
puerto ordaz es mi lugar de aguas
de esplendores mañaneros
mi quietud nocturna
cuando se entrega a las sombras

-y esta sensación de abandono
que no cede
culpas de amores
grabadas en el cuerpo

corderos sacrificados
en el festín de la vida



rostro lunar

tú me decías que toda cercanía
era de un tiempo eterno
ahora queda la noche
este brillo lunar
pensarte en alta densidad
mientras pasa tu rostro oval
en rojo profundo

sé que son años de ausencias
días detenidos en un mismo lugar
amparados al final de septiembre

cómo regresar con tanto hueso roto
tanta piel desollada

tanta intensidad de vida entre las manos



almuerzo

vienes a mí desde tu pueblo de selvas
con labios de seda
diciendo alegrías

esta manía de nombrarte en mi silencio
mientras preparo el almuerzo
hablarte mientras cocino
adobo la carne para la sopa

saber que estás entre olores crepusculares
eres sabor de un vino tinto italiano entre mis labios
mezclado entre perejil cebolla en rama
una pizca de pimienta negra sal ajo y salvia

después
toda verdura se acopla
en un manjar de dioses
luz acunada en un mismo centro
poblada de un lenguaje anterior a la memoria
que resplandece
y es oro de auyama
de ocumo y papa

deseo de tu piel que es vapor de caldo hirviente