lunes, octubre 14, 2013

A la opinión pública

Una vez leído el veredicto final del concurso #C140 @Banesco considero oportuno dirigirme a quienes me siguen por las redes sociales, en particular, y a la opinión pública, en general. El jurado conformado para esta 3era. Edición del concurso, emitió un primer fallo donde me otorgaba la 2da. Mención de honor. Sin embargo, horas después, la organización del evento, motivado a la serie de denuncias de supuestos plagios, decide emitir un escrito donde, ajustándose a las normas del concurso, decide suspender el veredicto, no sin antes indicar que reafirma su decisión sobre el 1er. y 2do. lugares, entre otras decisiones. Conocido este documento decidí dirigirme, por escrito, tanto a la coordinación del concurso como a parte del jurado. En esa comunicación indicaba mis razones por las cuales reclamaba mi autoría sobre el cuento ENANO. Para ello, enuncié una serie de razonamientos donde consideraba mi cuento como extraído de la tradición oral, por tanto una recreación. Quien fungía como coordinador del concurso, me solicitó información sobre si había participado en anteriores concursos. Sobre ello le indiqué que en las dos anteriores oportunidades concursé, quedando en ambos clasificado entre los 100 preseleccionados. Sobre la redacción de mi escrito, debo señalar que éste forma parte de la tradición oral, concretamente en quienes se desenvuelven en el medio circense, tanto en Venezuela como en otros países latinoamericanos. Hacia finales de los años ‘60s. formé parte del grupo de títeres Garabato, que era patrocinado por la Dirección de Cultura de la gobernación del estado Zulia. En dicho grupo participaba también un actor quien se desempeñaba como payaso (Gasparín). Entre sus dichos, chistes y exclamaciones, que formaban parte de su repertorio, estaba el siguiente: Agáchate y me lo dices en mi cara! En referencia a quienes se mofaban de él por su pequeña estatura y delgada contextura. Esta expresión forma parte, como lo indico en líneas precedentes, del repertorio del mundo circense. Puede apreciarse esta afirmación (que proviene de la voz oral) en la serie de escritos que se muestran por la Internet ( Laura Vanessa Serrato Giraldo | Facebook https://www.facebook.com/lauravanessa.serratogiraldo‎ xD, No Todo lo Qe Brilla es Oro, Tu Cara Grasosa xEjemplo . .... See Dejaa, Atrevete a mirar jaja, Cali Sos Mi Vida Y Mi Pasion, Vulgarcito hp, By: Yasmiin, ... Jajaja Agachate Y Dimelo En La Cara! x), ‎~No se Como, Pero de Nada te .... María Del Rocío Martín | Facebook https://www.facebook.com/Rocio.CHANN‎ Mi planta de naranja lima .... Jajaja Agachate Y Dimelo En La Cara! x), No podria hacerlo otro?, voy a dejarle un pequeño ... Hola muñeca, hola mi cielo, hola mi gran amor., Dije que te callaras!, cara de red!, Yo Te Juro Que ..... Lucy Del Carmen Berdon | Facebook https://www.facebook.com/lucy.delcarmenberdon?hc_location=stream‎ Bella Thorne Es Mi Pelirroja Favorita*.*. ... We miss you, Dreaming of you, Típico: Estas debajo de un muérdago y aparece Justin cantando Mistletoe, Memes y más, .... tema del MUNDO, Tipico: decir "estoy bien" y estar muriendo lentamente por .... Bajita yo? jajaja, Agachate y dimelo en la cara,… https://www.google.co.ve/search?q=agachate+y+dimelo+en+la+cara&aq=f&sugexp=chrome,mod%3D9&um=1&ie=UTF8&hl=es&tbm=isch&source=og&sa=N&tab=wi&ei=bzhPUtHhD4Ke9QS8yIDoDg ) tanto en carteles (memes) como en blogueros de distintos países. Estos últimos, aún y sin conocerse entre ellos, coinciden en la cercanía de la expresión cuando la transcriben. Sin embargo, son de países tan distantes, como México y Argentina. Mi escrito no tiene transcripción literal de absolutamente ninguno de ellos. Más aún, en los escritos de los blogueros, la expresión se debe a una chanza, mofa muy puntual. Los carteles, por su parte, y considerando ciertas expresiones, parecen ser originarios, de México y España. Por consiguiente, como nanorrelatista he partido para la construcción de mi escrito, del aporte proveniente de la tradición oral, recreando el texto, y por tanto, otorgándole originalidad al presentarlo como un relato, con su título incluido. Si se revisa parte de la literatura universal, y particularmente la nuestra, se pueden encontrar ejemplos. Uno de ellos es el mexicano Juan Rulfo. Otro es el venezolano Antonio Arráiz, con las historias de Tío Tigre y Tío Conejo. Historias que vienen de la tradición oral colonial venezolana. Pero si se duda sobre la construcción de mi escrito, todavía podríamos considerarlo un palimpsesto (ver sobre esto, en http://poetahabanero.blogspot.com/2010/06/el-palimpsesto-en-literatura.html ) Además, podríamos soportarlo con autores, como Jorge Luis Borges o teóricos, como Bajtín. En ellos y otros, pueden encontrarse paralelismos entre texto original (-si es que este existe) y “sobrescritura”. Otro caso es la literalidad del texto escrito. Lo que comúnmente se denomina plagio. La copia exactamente igual al “original” donde se transcribe, tanto la forma como el contenido, sin alterar en lo absoluto el original. En consideración a lo anteriormente enunciado, cómo podría considerarse mi escrito? Habría tres maneras de hacerlo: recreación literaria, palimpsesto o plagio. En los dos primeros, no tendríamos por qué desechar el escrito como aporte a la literatura. No así el tercer caso, que atentaría contra el texto escrito original y por tanto, sujeto a usurpación y derecho de autor. Todo este razonamiento está referido, fundamentalmente, a quienes en su momento me felicitaron o me objetaron. Para ellos van mis reflexiones, muy respetuosamente. El jurado, hasta hoy (14-10-2013) ha mantenido silencio sobre mi solicitud, por escrito, por la eliminación de mi cuento. Finalmente, cabría la siguiente reflexión: si el cuento distinguido con el 1er. lugar, es recreación de una expresión de la tradición oral, como un dicho, que es público y notorio, tanto en Venezuela como en otros países latinoamericanos, y que además, proviene del área cinematográfica, se acepta, por qué el mío fue eliminado. Además, por qué el cuento distinguido con el 2do. lugar mantiene una absoluta, clara y notoria similitud (¿palimpsesto?) con el N. 57. No entraré a analizar otros casos que siguen demostrando, tanto recreaciones de la tradición oral, o considerados como palimpsestos, a más de la serie de desaciertos ortográficos, lo cual permite mi derecho a reclamar se considere mi autoría, como recreación literaria o palimpsesto, sobre el cuento ENANO que ha sido eliminado. Agradezco infinitamente a quienes en su momento tuvieron la deferencia al felicitarme, y aún, quienes de buena fe, han solicitado de mi parte, una postura pública ante este concurso particular y extraño. En La Piedad, Cabudare, a los catorce días de octubre de dos mil trece. Juan Guerrero / @camilodeasis

domingo, octubre 13, 2013

El trovador errante

La voz de Georges Moustaki (1934-2013) la escuché por primera vez a inicios de los 70s. entre besos, velas, vino y las delicadas manos de una amada, exquisita y de pausado andar, descendiente de judíos húngaros y portugueses. Desde entonces la voz del errante alejandrino nunca se apartó de mí. Junto con Georges Brassens y Jacques Brel, forman la generación de los trovadores, los juglares más auténticos de la tradición europea, desde el siglo XII. Agregaría a ellos los españoles Paco Ibáñez y Lluís Llach. Acaso también a Joan Manuel Serrat. En Moustaki se entremezclan todas las culturas que confluyen en Alejandría, como lo explicó en su autobiografía, Las hijas de la memoria (1999). Con prólogo de Jorge Amado, uno de sus grandes amigos, Moustaki describe la Alejandría de su niñez y juventud. Los saberes de sus ancestros, sus amados abuelos venidos de Grecia y de Italia. Y también los sabores de la comida árabe y griega, sazonada con los olores de su Alejandría, la ciudad de las grandes siestas y las noches interminables. Alejandría es su matria, su pequeño espacio existencial. El lugar donde se venera a los ancianos, como en Marruecos, en Japón o la India. Esos seres holgazanes, flojos y felices. Y es en Alejandría donde se les ve sentados en los cafés jugando ajedrez o damas, en largas conversaciones y con la felicidad entre los labios. Se les tiene por seres importantes, se les respeta y escucha, como patriarcas de extensas familias que protegen su linaje como un tesoro, porque saben que es su única heredad, su fortaleza cultural. Por eso el poeta escribe en sus memorias que su único deseo cuando sea grande, es ser anciano. Es reveladora la vida parisina de Georges Moustaki, adonde llega cuando apenas contaba 17 años. Sobrevive mientras vende, de puerta en puerta, libros de poesía. Mientras deambula por el barrio latino, durmiendo en buhardillas, enamorado de la ciudad luz y de las jóvenes parisinas. En los bares de mala muerte, entre poetas, pintores y pordioseros, Moustaki se encuentra con la vida bohemia y descubre a Georges Brassens, quien le introduce en el mundo de la canción. Al morir Brassens, Moustaki abandona su nombre, Giuseppe, y asume el Georges en memoria de su amigo. Cantautor comprometido con las causas más puras en defensa de la libertad, de los obreros, y de los derechos humanos, Moustaki enarboló las banderas de la dignidad del hombre y su derecho a transitar la vida sin prejuicios y sin condenar a nadie por su origen o credo religioso. Evidencia de ello se aprecia en la canción que le dio a conocer y que se convirtió en un himno, Le Météque (El Extranjero http://www.youtube.com/watch?v=MV8fGf-N06A ) grito de rebeldía ante la discriminación, la segregación y la intolerancia. Como compositor escribió más de 300 canciones, muchas de las cuales fueron para nombres legendarios, como Edith Piaf (el pequeño gorrión) con quien mantuvo una intensa relación sentimental. De esa relación surgió su tema, Milord. También escribió para Ives Montand, Serge Reggiani, entre otros grandes de la canción francesa. Su voz suave y melodiosa, acaso de timbre átono, lo acompañó con su guitarra, al piano o acordeón. Después vendrá su descubrimiento de los ritmos brasileros y de su tercera matria, Brasil y su Bahía de todos los Santos, en la casa del escritor Jorge Amado o Vinicius de Moraes. Los cantantes Chico Buarque, Elis Regina y los anónimos grupos y personas de las favelas, le muestran los instrumentos que incorpora a sus nuevas canciones. La instrospección de su primera etapa como trovador, con temas tan melancólicos, como Le Temps de Vivre o La Liberté (http://www.youtube.com/watch?v=QvFLBs9S8FY ) se complementan con su parte más mundana y universal, con temas como Les eaux de mars o Le facteur (http://www.youtube.com/watch?v=PxMjenL4k-g&list=PLBBBEEDBC8CAADC77 http://www.youtube.com/watch?v=u27vcJONKz8&list=PLBBBEEDBC8CAADC77 ) Extraordinaria es su apasionada descripción del escritor Henry Miller. El autor de Trópico de Capricornio le influyó para desarrollar su otra pasión, el dibujo y la pintura. A través de la obra Pintar es volver a amar Moustaki se introduce en la pintura al punto de llegar a realizar varias exposiciones, tanto en bares como en pequeñas galerías. Incansable para sus extensas giras por extraños y exóticos países, pero siempre buscaba el tiempo para acercarse a sus amigos, muchos de los cuales conoció cuando de niño y joven, leí mientras se dedicaba a limpiar la librería que su padre tenía en Alejandría. El trovador que vivió gran parte de su vida en la isla de Saint Louis, en París, es parte de una historia. La historia de una generación que se atrevió a soñar y que en Mayo de 1968 enarboló las banderas de la igualdad sexual, la defensa del medioambiente y el rechazo a las armas. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

El auriga délfico

Nosotros que partimos para esta peregrinación miramos las estatuas quebradas, nos olvidamos de nosotros y dijimos, que no se pierda la vida tan fácilmente. Yorgos Seferis Cerca del Parnaso, en Grecia, donde moran las musas, en el monte de Fócida, Delfos se abre como un inmenso santuario místico dedicado a la memoria de Apolo, el rectilíneo dios a quien la Pitia, la gran sacerdotisa griega, dedicaba sus oráculos. De Pitia deriva el término Pitón, serpiente o demone que trae el saber desde su hendidura debajo del trípode donde la sacerdotisa meditaba y entraba en trance. Para llegar a Delfos se accede pasando por una serie de lugares de amplios y majestuosos pinos. También por el estrecho de Corinto que aún, después de tantos siglos, conserva su imponente estructura por donde las naves transitan en su silencioso andar. Desde arriba los barcos se aprecian como diminutas presencias que lentamente pasan, enlazadas a las gabarras que las llevan amarradas a sus proas. El santuario délfico conserva todavía la extraña emoción de haber sido visitado por dioses, héroes y reyes. También por las sacerdotisas, los poetas y los amantes. Quizá también por algún pastor o un extranjero. Ahora los instrumentos, los utensilios usados alguna vez para predecir el futuro, otorgar saber y humildad, se conservan en el museo del lugar como reliquias de un asombroso pasado. Delfos todavía es una de las ventanas místicas por donde se accede al universo de lo inmaterial. Desde esa ventana que aún huele a pinos y olivares, se aprecia la silente presencia de un mar lejano y profundo. Debajo de la hendidura donde se sentaba la sacerdotisa, el pitón dejaba fluir sus emanaciones que adormecían y preparaban el trance para que la pitonisa balbuceara palabras que eran interpretadas por los sacerdotes. Todavía se continúa este rito sagrado y quienes hemos conocido el lugar sabemos que allí mora la luz que viene desde el Oriente para iluminar a quienes, como iniciados en el sendero del ars poética y el apocalipsis (revelación) viajamos un día para conocer los senderos de un sitio de presagios, donde la divinidad se aprecia en la quietud de los envejecidos pinos, olivares y el exquisito sabor de la vid que mantiene intacta su heredad como fruta incomparablemente ácida y a la vez dulcísima, sin semillas y de piel casi transparente. En su reposo, el museo conserva los vestigios de lo que alguna vez fue Delfos. La Esfinge de Naxios a la entrada del sitio, mantiene sus alas en reposo, esperando el momento para desplegarlas. A la izquierda se encuentra una sala semicircular. Una semi luz deja apenas ver la figura de tamaño natural que está al medio de la sala. Una verdosa imagen de un mancebo que en su quietud espera a su anhelado amo. Es el famoso Auriga o carretero. Tallado en bronce, de impresionantes rasgos. Su mirada reposada y serena deja entrever la majestad de quien alguna vez fue en lo humano el preferido de un noble. Pudo ser Anasilao o Cratístenes o Baltos o Polyzelos. Tampoco su tallador ha sido conocido pero sabemos por algunos detalles, sobre todo el de sus venas en el cuello, que pudo ser Pitágoras de Regio quien esculpió al mancebo, tan semejante a Dios y a todo aquello que refleje la trascendencia y lo sagrado. La historia de esta magnífica obra escultórica revela misterios. Desde la quietud del descanso en sus desnudos pies, el pliegue de su vestido. La serenidad del rostro mientras mantiene la tensión en el cuello donde se nota cómo palpitan sus venas. Y esa mirada iluminada que no puede ser atrapada. Lo que resta de esa imagen, después de haberla apreciado y observado durante más de tres horas, es una infinita voz que en el fondo de mi alma se ha quedado oculta y que en las altas madrugadas deja salir desde su silente hendidura, la palabra sagrada que aún anima a vivir, a amar y a esperar el nacimiento a la otra vida, esa cercanía a la voz antigua del hombre, tan humana, tan colmada de fe, esperanza y amor. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

El Bolívar de Lamata

La octava pieza cinematográfica del cineasta Luis Alberto Lamata, Bolívar, el hombre de las dificultades, (2013) presenta a un personaje encerrado en un tema, para muchos espectadores y críticos de cine, novedoso y poco abordado. Me refiero al tema sobre la sociabilidad o cotidianidad. Esto es interesante en el cine venezolano que intenta desacralizar a Bolívar para presentarlo como un héroe de lo cotidiano, de la trivialidad de la vida, donde son otros los rasgos de heroicidad que se muestran. Por esto es una propuesta riesgosa que en el caso de Lamata, no logra obtener en su totalidad de hechura cinematográfica, densidad ni mayores aportes al tema señalado. Apartando las necedades de una parte de quienes se niegan a verla o acuden en peregrinación roja, por razones ideológico-políticas y partidistas, que me parecen de un alarmante analfabetismo cinematográfico, considero que esta película tiene aciertos y unas cuántas caídas. Veamos. El personaje que encarna Roque Valero posee rasgos físicos que le asemejan mucho al Bolívar histórico. Hace años leí la carta que el médico José Domingo Díaz Argotte –entrañable amigo y después furibundo enemigo de Bolívar- envía al director de un diario madrileño al enterarse de la muerte de este héroe. En esa misiva Díaz realiza una detallada descripción física y psicológica del mantuano caraqueño. Voz chillona, delgado casi hasta lo famélico. Desgarbado y mal hablado. De ojos oscuros, brillantes y penetrantes. Así como de movimientos bruscos, nervioso y altanero, entre otros rasgos. Y esto es cierto, pues el médico fue por años frecuente asistente, junto con Bolívar y otros jóvenes, a las tertulias que se hacían en los amplios espacios de las casas de los patricios, como la llevada a cabo en la de los hermanos Ustáriz. Sin embargo, el guión que a cuatro manos escribieron José L. Varela y José A. Varela entrecruzan una narración floja, dispersa y políticamente sesgada que no aprovecha la notable apariencia física del primer actor. La actuación de Valero se va al extremo de la parodia terminando en una cuasi caricatura del personaje. Quizá sean las caracterizaciones de personajes de telenovelas del protagonista que terminan aflojando el carácter bipolar de Bolívar hasta amansarlo en una orilla de playa, mientras otro personaje, Pepita Machado (Samantha Dagnino) le despoja de sus botas, muy parecidas a las que aparecen en El general en su laberinto, de Gabriel García Márquez. Otro personaje que se desdibuja en su actuación es El Polaco, caracterizado por Jorge Reyes. Tal vez por falta de documentación o porque el guión no logra darle densidad en su tratamiento, se va opacando en su pobreza actoral. Salvan el filme las notables actuaciones de Gilbert Laumord, quien caracteriza a un Alexandre Petion de manera asertiva y convincente en su densa y lúcida interpretación como el primer presidente de una nación libre y democrática en la América hispana. Se aprecia su influencia sobre un Bolívar atrapado en sus emociones, debilidades y mundanidad libertinas. También la experimentada actriz Beatriz Valdez, como María Antonia Bolívar, en una corta y discreta actuación. Los demás personajes, en su conjunto, ofrecen cierta homogeneidad a esta versión de otro Bolívar, quien vive entre Jamaica y Haití una de sus más turbulentas experiencias, hacia mayo de 1815 a 1816, acosado por sus enemigos y despreciado por sus propios oficiales. Lejos de ser una película de aventura es una comedia donde se abusa de episodios que repiten escenas de hilaridad, como la bebedera de agua de coco –una vez es más que suficiente. Sí resalto la buena fotografía que ofrece Andrés Agusti y las gratas, refrescantes, bucólicas y emotivas locaciones, tanto en La Habana como en Puerto Cabello. Escenarios que se enriquecen con un inmejorable maquillaje y exquisito vestuario. No así la música de Francisco Cabrujas que deja vacíos y no aporta mayor lenguaje al filme. También un cierto manejo de cámara en algunos de sus primeros planos que no se encuadran y dejan dudas. Mientras el guión, p. ej., describe la salida del héroe a nuevos puertos y la cámara muestra la nave que se traslada de derecha a izquierda (?). Por otra parte, cansa el arrastre de consonantes en boca de la joven haitiana, Jeanne Bourvil, interpretado por Camila Arteche. Uso de modismos que no ofrecen mayores detalles, a no ser por el sesgo de palabras, como patria, que se nota artificioso por tanta repetidera, en boca de Roque Valero. El final es de lo más rebuscado y predecible en su narración, y por tanto, visiblemente novelero. No es de las mejores películas de Lamata. Prefiero Jericó, (1990). Tal vez Taita Boves, (2010). O quizá la anterior a esta de Bolívar, Azú, (2013). (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

La dieta

A juro y porque sí mi prima Beatriz se impuso rebajar. No se le ocurrió mejor idea para perder “esos kilos de más” que emular al famoso difunto con la cápsula de oxígeno donde lo ponían a hibernar. Pero esta no era una sofisticada máquina ultramoderna con botones y que de manera electrónica medía los niveles de fluidos para estabilizar al paciente. La máquina que inventó mi prima para rebajar era un artesanal pipote, una clásica pipa de esas que se usan en la industria petrolera y la gente utiliza para conservar agua o botar basura. Mando mi prima a cortarla por la mitad y para juntar las dos partes le colocó par de bisagras, mientras que por un extremo le hicieron una abertura por donde dejaba salir solo la cabeza. Después hasta le mandó soldar unas patas con pedazos de cabillas y la pintó de fucsia fosforescente. Finalmente le mandó instalar en su parte interior unos descomunales bombillos, mientras introdujo una colchoneta y listo. Construyó su particular solárium patentado en “Maracaibo city”. Orgullosa por su inusual invento, se dispuso a probarlo. Llamó a su mamá para que estuviera cerca mientras ella yacía acostada en semejante horno. Mientras le cerraban el pipote, Beatriz hablaba por celular. Pasaron los minutos y una que otra hora. Lourdes, aburrida de estar sentada, se fue a la cocina a preparar el almuerzo. Distraída escuchando en la radio los clásicos, como Felipe Pirela, Armando Molero, y su cantante favorito, Pastor López, se olvidó de su hija. Pero Beatriz no aguantaba semejante vaporón y el peso de la improvisada puerta del pipote no le dejaba alzarlo para salir. La garganta ya no daba para más de tanto gritar sin ser escuchada. Al fin apagaron los bombillos y le abrieron la pipa. Mi prima salió cual lechón navideño. La piel abrillantada y medio chamuscada. Las quemaduras fueron de segundo y tercer grados. Hinchazón por todo el cuerpo y después, un solemne juramento de no volverse a meter en la pipa. No sé qué les ha dado a algunas féminas que se la pasan por la vida penando su figura redondeada como si fuera una maldición, y queriendo moldearse para quedar en el puro hueso. No creo que con dietas de fin de semana, por vacaciones playeras, bodas o bautizos, se logren milagros. Siempre he visto en esto de las dietas una falta de educación alimentaria para formar ciudadanos sanos y con un paladar educado. Es obvio que detrás de las dietas se esconde toda una industria del marketing que destruye y construye figuras. Y la figura que desde hace más de 50 años se ha impuesto, consta de medidas (90-60-90) estatura sobre el metro setenticinco y un peso que no supere los 55 kilos, a más de una piel clara y bronceada. Imagen de un ser humano ajeno a la cotidianidad y que poco a poco está siendo desplazada por unos contornos más carnosos, más latinos y por tanto, más reales y sensuales. El rigor y los inventos de dietas alcanzan la hilaridad. Los hay desde los rebuscados, como “la dieta del arroz”. Donde se como solo arroz cual chino que pela los dientes de tanta contentura, sin sal ni aceite, por unos cuantos días. Otras son más sofisticadas y comen solo manzana verde y agua, por una semana. Mientras otras se van “por las ramas” y comen solo hierbas y semillas. O la dieta de las “misses” donde apenas almuerzan media lata de atún y un litro de agua. Las extremas y osadas ensayan drásticos procedimientos de cirugía y hasta hipnosis. Pero ninguna de estas dietas supera la proeza de mi prima. Después de todo, ella sigue viva y conservando su digno y normal volumen corporal, mientras la pipa fue a parar al lugar del olvido, ese donde están los trastos viejos e inútiles. Las rellenitas con figuras de la tradicional latina, que aparecían en las películas mexicanas de los años 50s., están volviendo a transitar por las calles. Son esos contornos con caderas africanas y densas pantorrillas de europeas, que atraen miradas por donde ellas pasan. No son las mórbidas regordetas sino esas entradas en carnes que dieron tanto de qué hablar, como María Antonieta Pons y sus cadenciosos movimientos frente a la gran pantalla. La figura de la mujer latina, de ayer y de hoy, no tiene nada que ver con esa escuálida mujer esquelética que los comerciantes de dietas intentan imponer para seguir controlando su mercado de dietas y cirugías. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

La ceiba de Alta Vista

Entre las ceibas míticas, históricas, majestuosas y siempre vistosas, creo que la más famosa es sin duda alguna, la que nombra Julio Garmendia en uno de sus más celebrados cuentos, La hoja que no había caído en su otoño (1979). Hace algunos años escribí un ensayo (http://kaleidoscopio.uneg.edu.ve/numeros/k02/k02_art07.pdf) sobre esta joya de la cuentística venezolana. Pero la ceiba de la que deseo comentar en este escrito no tiene otro motivo que su sobrevivencia. En Puerto Ordaz, estado Bolívar, unos supuestos constructores se preparan para cometer un ecocidio en nombre del progreso y el desarrollo. La víctima es una joven ceiba que apenas alcanza los 30 o 40 años. Quizá no es la famosa ceiba de San Francisco, de Caracas, que ha permanecido erguida por casi dos siglos. En su momento, le colocaron a su lado una estatua del Ilustre Americano y cinco años después también presenció cuando la derribaron. Bajo sus ramas hablaron conocidos oradores, como Jóvito Villalba. La joven ceiba de Alta Vista ha presenciado cómo han secado a un árbol vecino. Dicen los parroquianos que le lanzaron agua caliente durante varios días hasta que se secó. Ahora no tiene hojas y sus ramas secas poco a poco van cayendo dejando al desamparo su maltrecho tronco. Los agresores de la flora en Venezuela siempre medran en la oscuridad y el anonimato. Algunas veces hablan a través de terceros, como el caso de los dueños del terreno que pretenden convertir en un moderno centro comercial, de esos llamados mall. Sería tan sencillo, si se respetara a esos seres vivos, diseñar un área donde exista espacio para que la ceiba continúe su larga existencia. Porque las ceibas son árboles majestuosos de larga vida. Su tronco tubular sostiene un ramaje que se extiende en vertical hasta alcanzar en su edad adulta más de 70 metros de altura. Recuerdo a ese pequeño árbol desde los años ‘80s cuando comenzaba a despuntar mientras sus hojas se abrían a la vida en verde intenso. Sus ramas fueron extendiéndose y su follaje comenzó a ofrecer una grata sombra y quizá fue seguro refugio a quienes buscaban resguardarse del sol o la lluvia. Ahora quieren talarla en nombre del progreso. Pero curiosamente los constructores no poseen los permisos, ni para cavar tan profundo hoyo ni para construir un centro comercial, pues es apto solo para viviendas y luego para uso comercial, ni mucho menos el permiso de los entes responsables de autorizar la tala de árboles, pues la ceiba no es peligro para nadie. Ella está en pleno desarrollo. Es un árbol frondoso, y sus raíces están bien cimentadas en tierra fértil. Supongo que un diseñador de áreas verdes, un arquitecto y un ingeniero inteligentes, bien pudieran considerar el rediseño de esa mole de concreto, permitiendo la existencia de la ceiba. Ella, la ceiba de Alta Vista, podría salvarse. Podrían incluso, buscarse maneras inteligentes para preservar ese majestuoso árbol. De linaje ilustre, como todas las ceibas que poseen tanta historia. El señor alcalde podría disponer de una ordenanza municipal donde se declare como monumento natural. Así ocurrió en 2001, cuando se declaró a la ceiba de San Francisco Patrimonio natural de Caracas. Con un sencillo documento se podría proteger la ceiba y el alcalde pasaría a la historia del municipio como el benefactor de la flora en la ciudad. También los constructores pudieran colocarle una plaza, quizá al menos plazoleta, donde instalaran bancos para que los ciudadanos acudan a tertuliar bajo su sombra. Supongo que una luz de inteligencia le vendría bien al señor alcalde y a la directora de planificación, para que orienten a las arquitectas que pretenden construir, por instrucciones de “otros”, tan osado centro comercial. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

El título

En cualquier país que se precie de sus instituciones, registrar un título académico o solicitar una partida de nacimiento sencilla o certificada, debería ser un asunto normal y hasta trivial. Pero en la Venezuela de la marginalidad no es así. Para registrar un título académico debes madrugar. Levantarte a las 4 para llegar antes de las 5. A esa hora te encuentras sorprendido porque ya tienes mínimo 8 personas que llegaron antes. Quienes se atrevieron a pernoctar arriesgando la vida. Otros cuentan que a su amigo, al sobrino, al vecino le robaron su título y después, sorprendido, recibió una llamada donde le pedían rescate por "el cuero e' chivo". Pero el joven que está delante de mi esposa fue precavido. Salió a las 4am. En la Intercomunal, muy asustado, esperó un taxi para hacer la cola mientras su mamá, más tardecita, venía a traerle su título. Nosotros usamos otra estrategia. Liliana se fue a hacer la cola mientras yo permanecía dentro del vehículo cuidando su título de doctora, colocado debajo del asiento. Quienes se encargan de registrar documentos advierten a los incautos graduados que resguarden su documento. Frente al Registro principal siempre hay una fauna de individuos particulares. Son los gestores que subrepticiamente se cuelan entre los lagañosos mañaneros, pregoneros, vendedores de guayoyo y marrón, y empanaderos. Toda esa gente proveen de información, estampillas y fotocopias a los desinformados. Estos personajes, como William, que tiene su gestoría ambulante frente al Registro principal en el edificio Nacional, de Barquisimeto, suelen destacar por su labia. Pero este señor, a quien llaman licenciado, es además un ser de medio metro, patuleco, pecho ‘e paloma y quien toma nota en papelitos que guarda en un corroído maletín negro. La mujer que le sirve de asistente menciona que la "cosa" está dura. -Es que el Registrador les prohibió a los empleados hasta que nos saludaran. -!Pues eso no puede ser! Claro! que no, sentencia William. -La convención de la ONU y los tratados internacionales suscritos por el Estado venezolano, le dan derecho a uno a hablar con quien quiera. La mujer queda en silencio y balbucea. -Al menos en Juan de Villegas y aquí mismo, en Concepción, lo tratan a uno mejor. -Pues tenemos que movernos para que quiten a este hombre que no deja a los trabajadores hablar con nosotros. Masculla el gestor, mientras se arregla su bigotico que casi es un chaplin guaro. En la esquina de la plaza un acérrimo defensor del gobierno vocifera con su megáfono loas al comandante supremo. Mientras una voz anónima contesta: "-Chávez vive, la ruina sigue", y todos nos reímos burlonamente. El gestor patuleco asienta: -Te das cuenta, Pablo. Llevo mi propia encuesta desde hace meses. De diez personas a las que les pregunto por quién votarán pa'la Alcaldía de Irribarren, nueve dicen que por Ramos. Mientras que la mujer que hace de asistente, con su acento bien guaro, riposta: -Es que si aquí ponen preso a Falcón la gente se va a alzar. A todas estas ya clarea y comienzan a llegar los que atienden: un flaco con pinta de pitcher desaliñado abre la puerta y el gentío se coloca en una larga y casi infinita fila. Pero los madrugadores titulados siguen escribiendo su nombre en un arrugado papel que después nadie toma en cuenta. Llegan oficinistas y secretarias, custodios, alguaciles y escribientes. Ellos como el resto de quienes llevan en su pecho la identificación oficial, pasan a un lado de los gestores y apenas guiñan un ojo con picardía. A las ocho y media, puntual, el portero oficial (-el anterior apenas era el abridor y acomodador de las mesas y los pines de seguridad) da las indicaciones: -No se permite entrar con comida ni bebidas. Pasan primero los abogados. William y su ayudante se cuelan entre los primeros de la fila. Pasan y nadie dice nada. Le toca ir a retirar unos documentos que sus "enlaces" dentro del registro, le tienen. Pasada la hora oficial de entrada, siguen llegando titulados y la mayor cantidad de retrasados oficinistas. Arriba, en el piso 3, deben hacer más colas, más esperas. Mientras los ayudantes de William se despliegan buscando clientes y vendiendo estampillas, como también lo hace el empanadero. camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

domingo, septiembre 22, 2013

Crueldad y sadismo

Hace unos cuantos años al hermano de un conocido empresario de la prensa escrita venezolana le dio por eliminar unos frondosos árboles que impedían a los camiones del periódico depositar las enormes bobinas de papel. Intentó derribarlos pero la comunidad lo denunció y en la prefectura le impidieron perpetrar el crimen ecológico. No desistió. Optó por envenenar los cedros. Les fue regando día a día kerosene hasta que las ramas se fueron secando y no quedaron sino los vestigios de unos enormes y hermosos árboles. Así pudo talarlos y encementar el paso de las máquinas para que entraran a la imprenta del prestigioso diario guayanés. Esa crueldad que he comentado ha sido una soterrada práctica en la Venezuela decadente de una minoría de mujeres y hombres que olvidaron valores, principios, ética y moral. Esta práctica se extendió a los animales. Perros y gatos han sucumbido a la crueldad de personas e incluso, instituciones del Estado que poco o nada hacen para proteger la vida de estos seres vivos. Ocurrió hace 2 años en Porlamar, donde la Alcaldía patrocinó el envenenamiento de perros y gatos callejeros por, supuestamente, existir una sobrepoblación de estos mamíferos. Estos hechos tan crueles, despiadados e inhumanos, pasan ahora a un segundo plano, frente a la perversidad que se hace presente en nuestra sociedad, y donde son los niños, ancianos y minusválidos, los más indefensos frente a la depravada, cobarde y sádica manera como ocurren los crímenes que casi semanalmente nos enteramos por los medios de comunicación y en la instantánea información de las redes sociales. Apenas hace un par de días ocurrió un cruento asesinato. Un joven minusválido murió como consecuencia de las quemaduras que le ocasionó su hermano, quien le roció gasolina y luego le prendió fuego. Estas y otras tantas atrocidades nos están alertando que en la mente del venezolano existe una perversa, una esquizoide actitud que le está llevando a cometer crímenes que sobrepasan el asombro y la humillación a la condición humana. En Quíbor ocurrió otro espeluznante atropello a la dignidad humana. Un joven de apenas 22 años asesinó a su mujer. Una muchacha que no llegaba a los 21 años. La asesinó frente a su hijo de apenas 2 años. Al paso de los días y ante la alarma de sus familiares por la ausencia de la joven, sus padres comenzaron a buscarla. Fueron hasta la vivienda de su hija y allí encontraron al niño, quien sin hablar apenas señalaba con sus dedos hacia la nevera. Cuando la abrieron, encontraron metida entre potes plásticos algunas partes de la malograda mujer. Días después, cerca de la destartalada vivienda, unos niños jugaban en un terreno donde improvisaban una cancha de fútbol. Uno de los niños que jugaban fue a buscar el balón que por una patada fue a dar hasta un basurero. Cuando el niño dio con el balón vio a su lado unas bolsas plásticas negras. Al hurgar en su interior vio una cabeza y restos humanos. Eran los de la joven madre. El marido la había tasajeado cual res, pues había trabajado en una carnicería. No creo que se pueda seguir ofreciendo más detalles de este y tantos otros crímenes que rozan la crueldad y el sadismo. Lo que sí es pertinente indicar es la peligrosa tendencia en el venezolano de mal acostumbrarse a estas aberraciones como si fueran actos aislados que no son parte de nuestras experiencias. Todos estamos inmersos dentro de una sociedad violenta y por tanto, la estamos padeciendo o porque lo ejercemos diariamente en la cotidianidad de la verbalización de gestos, ademanes y expresiones que muestran la violencia contenida de una forma de ser que se hace cada día más real. O porque en el silencio de nuestra aparente pasividad cedemos y nos convertimos en cómplices, por omisión, por no querer alzar la voz y denunciar al agresor, pues este posee poder, influencia en la esfera económica, política o militar, o simplemente tiene bienes materiales que impiden al agredido actuar. No creo sirva de mucho indicar la protección del Estado a través de sus instituciones que en este momento representan para el ciudadano, un riesgo para la denuncia. Pero debo recalcar una vez más, la responsabilidad individual de ese venezolano que se sabe protegido por un régimen que le permite transgredir y cometer crímenes con alevosía, crueldad y sadismo. No existe en ese venezolano ningún rasgo que le asemeje a aquel ciudadano de antaño: solidario, respetuoso, formal, virtuoso, de actuación recta y comprometido con su destino individual y colectivo. La banalización de la vida hace de estas dantescas historias motivo para la burla y el humor negro entre algunos ciudadanos. Si quisiéramos buscar a ese venezolano ético y moral tendremos que ir a los libros de historia o a los museos, como exploradores que buscan ciertas especies extintas. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

La computadora

Armando es un señor bonachón y en su negocio es muy servicial y atento. Pero de nada han servido estos dones para ahuyentar a los malamañosos amigos de lo ajeno. En días pasados, y mientras se preparaba para cerrar su local de artículos de repostería, por los lados de La Piedad, los malandros le pusieron una pistola en la cabeza a su ayudante mientras le quitaban la computadora, una laptop de última generación. Armando pudo ocultarse y vio que los dos antisociales abordaban un "rapidito" (taxi) de un rojo descolorido y todo destartalado. Como pudo salió y buscó su carro. Mientras iba detrás del rapidito tomó su celular y llamó a la policía. Por respuesta obtuvo una negativa: -Es que no tenemos vehículo. Discó al 171 y allí tomaron nota y colgaron. A todas estas los delincuentes, con su laptop encima, se habían detenido a media cuadra de una estación policial. Ya caía la tarde mientras los cielos se cerraban presagiando un vendaval de agua. Buscó ayuda pero los policías le dijeron que ya estaban cerrando y además, no tenían ni vehículo ni armamento. –¡Cóntrale¡ Pero en las alcabalas móviles que montan en Barquisimeto sí tienen vehículos y bastante armamento para matraquear. Pensó y estuvo a punto de espetarles su rabia e impotencia. Por casualidad llegó un policía con su moto propia, quien tenía un viejo revólver que al menos asustaba. Pero tenía temor de enfrentarse a tres delincuentes Armando lo convenció y se presentó una persecución. Los delincuentes enfilaron a los cerros cercanos a la montaña de Terepaima. Ya era de noche y medio garuaba. En la carrera dieron con otras comisiones policiales quienes cercaron a los delincuentes. Uno estaba debajo de un carro y otro, por los matorrales, mientras el chofer del rapidito declaró que los malandros lo habían secuestrado. En la Comisaría le presentaron a los malandros. No querían confesar su fechoría. Armando solo quería recuperar su computadora por los tantos pedidos y despachos sin cancelar, con deudas y más deudas. Hasta ofreció contribuir con los policías con "algo pa' los frescos". Ahí sí que cantaron de bonito los desdichados. Cuando se los presentaron para el reconocimiento, Armando casi no pudo reconocerlos de la golpiza que habían recibido. Pero dijeron dónde habían dejado su computadora. Ya era de noche cuando comenzaban a redactar la denuncia...pero apenas había una sola hoja para escribir. La esposa de Armando debió ir a su casa y traer una resma de colaboración. Finalmente cuando iban a recuperar su valioso objeto, los rayos, truenos y centellas hicieron imposible ir hasta los matorrales. Además, ya eran pasadas las 2 de la madrugada. Apenas cantaron los gallos Armando se despabiló. Encendió su vehículo y se fue hasta donde los malandros dijeron que habían ocultado su computadora. Entre el lodazal por el aguacero de la noche anterior, yacía su laptop que había comprado a crédito hacía cuatro meses. Debió apartar piedras, ramas, sapos y lagartijas. Al abrirla, una densa mancha de aceite y aguas negras le empañaron la pantalla. Miró a su alrededor. Apenas un borrachito, quien lo había visto llegar y hurgar entre los motorrales, sonreía pícaramente. Se le acercó y mientras danzaba su resaca, exclamó: ¡-Pero tenemos Patria, compay! (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

Maldad y violencia

Pareciera un lugar común hablar sobre la cordialidad del venezolano, su alegría desbordada, su zalamería y su ya trillada manera para hacerse de amigos en un dos por tres. Pero poco se dice sobre ese otro rostro donde anidan las bajas pasiones, las emociones que desde un tiempo para acá salen y se materializan en escalofriantes realidades y se traducen en cifras rojas, donde heridos, mutilados y muertos se cuentan por decenas, por cientos y miles. Quedamos también los sobrevivientes. Nosotros los mutilados, los ciegos, los sordos y mudos de tanta pasión desbordada. De tanta maldad que desnuda la piel y la expone a la intemperie, donde solo hay llanto de quienes viven la experiencia del familiar asesinado, del amigo que sobrevivió al asalto, al robo, pero quedó mutilado, minusválido para transitar en una sociedad de lobos, de “sálvese quien pueda”. Y también el llanto contenido de tanta impotencia, de ver cómo se van aquellos niños inocentes, jóvenes promesas y ancianos desvalidos, todos indefensos frente a la barbarie de una sociedad sangrienta, dura, irreverente y mal acostumbrada a la violencia y la maldad: material y espiritual, física y verbal. Esa violencia y maldad ocultas por años. Solo subrayo la primera responsabilidad que recae, una vez más, en el régimen que por estos años administra el Estado: su incapacidad e ineptitud para controlar la violencia a través del sistema judicial y educativo. Y por la otra, la familia venezolana: mal estructurada y en la actualidad, absolutamente banalizada y escandalosamente viviendo en una doble moral, que todo busca justificarlo por una modernidad mal entendida, permisiva y mediatizada. Hace algún tiempo publiqué un escrito sobre estos asuntos (http://papelesagua.blogspot.com/search?q=la+maldad+del+venezolano) Por mis afirmaciones recibí múltiples críticas, al igual que al hablar sobre las cárceles en Venezuela (http://www.prensaescrita.com/adiario.php?codigo=AME&pagina=http://www.eluniversal.com ) Pareciera que existe una sustancial parte de la sociedad que se niega a creer que estas escalofriantes, dantescas historias se vivan en la Venezuela actual. Apenas mencionaré lo ocurrido años atrás, como la masacre del barrio Kennedy, en 2005, la de los hermanos Fadhoul, o el dantesco caso del “niño de Guanare”, o la masacre de la hija del cónsul de Chile, en 2012. O apenas unos días atrás, la masacre de Las Calderas, donde más de 10 guardias nacionales masacraron a una indefensa familia, con cerca de 60 disparos, matando a la madre, su hija, mientras dos niñas quedaban en precarias condiciones físicas y psicológicas. O en San Félix, donde una joven debió presenciar cómo unos desalmados le arrancaban la cabeza a su hermano, de apenas 17 años. O la masacre de Mauroa, donde unos matones degollaron a dos niños y los enterraron en unas bolsas plásticas. O en Guacarapa, donde un menor de edad asesinó a dos niños y dejó herida a otra menor. O en Guarenas, donde otro menor recibió 14 disparos. Parte de este mal, este síndrome espiritual y psicológico tiene sus aristas, sus detalles. Sugiero lean en cualquier medio cibernético cómo se expresa la gran mayoría de quienes opinan, sobre cualquier tema, y se sorprenderán, además del descuido ortográfico (?) de la estructuración en su manifestación argumentativa. Se darán cuenta que existe una incapacidad para expresar ideas, para hilvanar un discurso escrito, por lo cual consideramos a esta, una sociedad lastimosamente descuidada en su desenvolvimiento psicolingüístico. Ahí mora (que vive, principia, vale) parte de esta violencia donde todos, absolutamente todos hemos encallado. Unos más otros menos, pero todos salpicados de esta maldad que es la violencia y sus múltiples manifestaciones. La maldad del venezolano hace ya varios años se desató y será muy difícil desterrar ese fantasma tenebroso de las calles. Ese mal anida en cada uno de nosotros, bien porque vivimos de él o bien por vivir en él, y nos acecha a cada momento. Unos duermen con ese monstruo, como el caso de Sinamaica, donde un joven mató a su cuñada a tubazos porque no le caía bien y se vengó porque lo botó de su casa. Muchas mujeres duermen con el enemigo, su propia pareja, bien porque las golpean, les violan a sus hijas, o porque llegan borrachos y les viene en gana violarlas porque simplemente es su mujer. O ella ejerce su violencia en los gritos, insultos y maldiciones. Y es también la educación, cuando el docente le exige una calculadora al bachiller si quiere pasar la materia. O la joven que calla mientras el profesor la extorsiona y disimuladamente le ofrece la tristemente “operación colchón” para que apruebe el año. La maldad y la violencia ocurren cuando la sociedad se hace permisiva e insensible, y el gobierno deviene régimen autoritario, inepto, corrupto y corruptor. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

Régimen fascista

Desde 1827, cuando Simón Bolívar decretó la autonomía universitaria, las instituciones de educación superior venezolanas se han visto amenazadas por los diferentes gobiernos y regímenes que se han apoderado del Estado, bien por elecciones o por la fuerza. Pero el Alma Mater siempre ha sabido enfrentarse y resistir con su más preciado bien: el conocimiento. Esa trascendental herramienta que dignifica y es muro de contención contra la barbarie y el atropello de quienes se saben incapaces de ejercer autoridad por la capacidad para argumentar y conciliar. De nuevo la universidad se encuentra amenazada por un régimen que ya pasó del autoritarismo a mostrarse con su rostro de fascismo, arremetiendo contra la comunidad universitaria usando sus bandas armadas y su descomunal aparato comunicacional, de prensa, radio y televisión, además de las redes sociales. Después de casi 3 meses de paro indefinido, convocado por los gremios legal y legítimamente constituidos, y soportadas sus acciones por el derecho a huelga y manifestación, los universitario estamos siendo acosados por el régimen fascista, inepto, cobarde, corrupto y corrupto, a través de esquiroles que se han disfrazado de gremialistas, con agencias de maletín, para discutir un contrato colectivo írrito, que no solo vulnera y lesiona los sueldos y salarios de los obreros, personal administrativo y docentes universitario, sino también a los estudiantes y a la misma institución universitaria. En ese contrato se intenta puntualizar sobre la visión de un solo pensamiento en el hacer académico: el socialismo. Pero para imponer esta concepción de pensamiento único el régimen ha intentado acabar con la protesta, usando sus bandas de choque, en las universidades que mantienen el conflicto. Terrible, doloroso y dantesco lo ocurrido en la Universidad Nacional Experimental de Guayana, donde fue incendiada la sede de la Asociación de Profesores, varias docentes fueron vejadas y golpeadas, entre ellas la profesora Yolanda Camejo, a quien se intentó introducir por la fuerza en la sede gremial, para luego quererla quemar viva, junto con otros docentes. Al frente de estas acciones estaba un bachiller minusválido, miembro del denominado Movimiento Estudiantil por la Renovación Universitaria. Triste saber que detrás de estos jóvenes que ejecutaron tan bárbaros actos, muy posiblemente se encuentren los actores intelectuales quienes han trazado e indicado una línea política para amedrentar a los docentes universitario y acabar con sus justas reclamaciones. El mismo día y también por la mañana, en la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre, sede Puerto Ordaz, el movimiento oficialista Alí Primera, secuestró a los docentes que estaban en asamblea para discutir la continuación o suspensión del paro. Por cuatro horas se les impidió entrar o salir del recinto académico, violando sus derechos ciudadanos. Pero si esto pareciera un hecho aislado, en el núcleo de la Universidad de Oriente, San Félix, estudiantes oficialistas impidieron la entrada al recinto universitario. Grave también ha sido el ataque con presuntos morteros y objetos metálicos, a 17 docentes y estudiantes en huelga de hambre, en la sede rectoral de la Universidad de Los Andes. Es de cobardes, de seres con pequeñez humana, disociados y de resentidos sociales los hechos que de manera sucinta reseñamos. El régimen ha confundido los términos que utilizamos los universitarios. Afirmar que asumimos la protesta académica de manera pacífica no es sinónimo de pasivo. Por el contrario, ahora con mucha más valentía, convicción y fortalecimiento de principios democráticos y de solidaridad, declaramos que la lucha por la vigencia de una universidad republicana, democrática, autónoma y pública, comprometida con la tradición cultural venezolana, debe continuar. Sin miedo, sin temor, porque nos asiste la razón y nos soportan las leyes y la legitimidad de nuestros gremios. Lamentamos saber que quienes ayer defendían la autonomía universitaria y a sus docentes, investigadores, estudiantes, obreros y personal administrativo, hoy estén transformados en burócratas, defendiendo lo indefendible: un régimen ilegítimamente constituido y soportado por enchufados que desprecian a su pueblo. Mantenerse en silencio ante semejante atrocidad de las bandas armadas de este régimen fascista, autoritario y militarista, es poco menos que cobardía y sumisión. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

El idioma y la productividad

Cuando un hombre habla expresa su humanidad, la intensidad de un deseo que busca realizarse. Es que el idioma no es solo semántica y forma, también es contenido y sustancia espiritual. El lenguaje, en tanto sistema codificado, hay que verlo inmerso en un macro sistema que es la sociedad y, con ella, toda la carga de contradicciones que presenta. Por eso el idioma es como la sociedad, continua contradicción. En el desarrollo industrial el lenguaje es una de las herramientas que le permite al hombre generar objetos con altos índices de productividad. Sin embargo, estos índices en una industria no pueden estar circunscritos solo a las relaciones de productividad en sí. Gran cantidad de factores no solo condicionan al trabajador, también determinan su participación en la producción. El idioma es, en este orden de ideas, una herramienta de trabajo indispensable que determina y fija los índices de productividad. Si hablamos de una problemática en torno del idioma hemos de entender que su causa posiblemente esté en el hombre, y la de éste encontrarse en un régimen de Estado que le es hostil y lo niega como ser humano. Si hay un deterioro en nuestro idioma es que el espíritu del hombre está vacío. Vacío por el abandono a que ha sido sometido el lenguaje. Y si el idioma, como sinónimo de progreso, está deteriorado ¿cómo exigirle a este trabajador calidad en el producto que elabora? ¿cómo puede este desposeído del idioma entender su realidad si le falta la herramienta del lenguaje? El idioma es, fundamentalmente, la representación de ideas y sueños de una pasión, un anhelo, y es, por esencia, un cuerpo transformador. De ahí que los objetos fabricados por el hombre sean materialización del lenguaje. Su calidad, la del producto, viene dada por el correcto uso y aplicación del idioma. Por eso no se puede hablar de productividad apartando al idioma pues éste es la herramienta que da sentido lógico a las relaciones de producción. El idioma se genera por una necesidad objetiva en el hombre: el trabajo. Posteriormente y en reciprocidad, ambos se enriquecen. La calidad de ellos viene dada por el uso óptimo del esfuerzo y las herramientas que usa el hombre. Optimar los procesos de producción significa valorar el desarrollo de un vocabulario acorde con la actividad industrial. Esto es, ser consciente con el idioma que se utiliza. El desarrollo tecnológico debe desterrar la visión utilitarista del lenguaje, que niega la condición humana de la actividad laboral, condenando al hombre a convertirse en una tarjeta adherida a la rueda industrial. En 1771 Robert Owen, quien aplicó los fundamentos de la Utopía de Tomás Moro, organizó una comunidad que denominó New Lanark. En esta comunidad edificó una fábrica y a la vez construyó escuelas, viviendas, comedores, campos recreacionales, centros culturales y sitios de lectura para los trabajadores y sus familiares. Gracias a estas mínimas condiciones de bienestar que consiguió para sus trabajadores, Owen logró de ellos un índice más alto de productividad. En su opinión no eran solo las condiciones socioeconómicas ni las reivindicaciones salariales que lograron alcanzar índices óptimos de productividad. También fue el desarrollo educativo y cultural, y con ello el empleo de un adecuado vocabulario lo que permitió al trabajador ser consciente de su realidad e incidir sobre ella para transformarla. Por todo esto es de afirmar que de una hermosa utopía, que no es más que el sueño vuelto idioma, nacerá la nueva visión del hombre y el trabajo. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

Lo que vendrá

Los nuevos tiempos se cubrirán con largos períodos de absoluta negación de todo aquello que signifique revolución, izquierda y socialismo. Dolorosamente se impondrá un extremismo conservador y riesgosamente sacramental. Todo el avance que se pudo lograr en la formación de un venezolano apto para vivir y convivir en una sociedad democrática, justa y libre, en las décadas pasadas, se ha dejado a un lado por la imposición de un pensamiento único que el actual régimen busca implantar, de manera autoritaria, con leyes, normativos y disposiciones que se contradicen con la Constitución Nacional. En los comentarios que hacen los ciudadanos en sus sitios de confluencia tradicional: el mercado, supermercado, abasto, sitios de recreación, entre otros, se percibe cansancio, agotamiento y desgaste entre quienes defienden o se oponen a este régimen. Paulatinamente se sienten las coincidencias de una sociedad harta de tanta hablachentería de líderes y dirigentes, de ambos bandos, quienes parecen estar más concentrados en defender sus puestos de primera línea en la pantalla y el micrófono, que en la defensa real, verdadera y concreta, de las brutales realidades que hora a hora debemos enfrentar los venezolanos. Ya se olvidaron los reclamos de las últimas elecciones y la gravedad de lo escuchado en boca de Mario Silva, por un nuevo llamado a organizarse para las elecciones de diciembre. -¡Demasiada precaución y cordura muestran los dirigentes opositores frente al régimen! dicen quienes esperan cambios y decisiones a las promesas de defender y esclarecer lo que sucedió en las elecciones del 14-A; mientras que por el lado oficialista los defensores del régimen esperan que sus dirigentes cumplan las cientos de promesas, como la construcción de viviendas, la reapertura de la mayoría de sus centros de salud integrales, y mejoras en la red Mercal, entre otros. En las penurias que sufre la sociedad venezolana va encontrando solidaridad, como en la aberrante criminalidad, la espeluznante violencia que encuentra por igual a opositores y oficialistas en los destartalados hospitales, morgues y cementerios. Desde esas realidades se ha estado forjando una nueva solidaridad entre uno y otro bando, que ha ido progresivamente fortaleciéndose y tiene en la actualidad un mismo rostro: el venezolano de siempre que no termina de encontrar líderes que de manera concreta, real y verdadera, demuestren que tienen agallas y capacidad política y gerencial para enfrentar esta ola gigantesca de podredumbre, con sabor a narcotráfico, donde está la totalidad del Estado y sus instituciones. Con absoluta seguridad debo afirmar que no existe una sociedad polarizada. Por el contrario, los ciudadanos cada vez estamos solidariamente más cohesionados frente a las penurias que cada día debemos enfrentar: escasez alimentaria, robo, criminalidad, inseguridad personal, sanitaria, educativa, financiera. En esas realidades los venezolanos nos vemos las caras y nos sabemos hermanados y acompañados. A estas alturas de las circunstancias políticas y deterioro del Estado, no nos interesa saber si será en revolución, en socialismo, en democracia, en fascismo, en monarquía o cualquier otro “ismo” donde alcanzaremos esa tan anhelada felicidad y seguridad personal y colectiva. Tan solo deseamos dormir en paz, en tranquilidad, sabiendo que contamos con nuestro sueldo de la quincena que nos alcanza para comprar lo que necesitamos. Ahorrar, y saber que el compadre y los demás vecinos y amigos estén bien. Acaso es mucho pedir a los políticos ese esfuerzo. Acaso los políticos no son funcionarios, comenzando por el presidente de la república, a quienes les financiamos sus puestos y sueldos, para que nos protejan y cumplan sus funciones. Será acaso demasiada exigencia solicitarle al señor alcalde que cumpla con sus funciones y mantenga el aseo urbano, el ornato y la seguridad policial en su municipio, como se pauta en las ordenanzas municipales. Intento llegar al mínimo pensamiento, a lo más elemental y ponerme en las neuronas de estos señores políticos para conocer si es demasiado esfuerzo cumplir con actividades, como las indicadas anteriormente. Pero no alcanzo a saber qué hacen en verdad los políticos en nuestro país, qué tanto hablan o tiempo emplean en reuniones o comisiones. Por eso, entre otras situaciones incomprensibles, la tendencia en la sociedad venezolana parece estar desplazándose hacia un pensamiento pragmático, concreto, básico de sobrevivencia y solidaridad. En consecuencia, también una manera franca, directa y realista de apostar por quien o quienes le presenten ofertas creíbles frente a sus justos reclamos que les ampare y proteja. Que permita conservarles sus tradiciones, su familia y sus creencias. Marx y sus trasnochados profetas pueden esperar. Es tiempo de replegarse y conservar lo primario: la vida. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

lunes, junio 17, 2013

Maratón por la dignidad académica

Al momento de escribir esta nota las comunidades universitarias de Lara: Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”, Universidad Politécnica Experimental “Antonio José de Sucre” y Universidad Pedagógica Experimental Libertador mantienen una logística para apoyar a sus valientes compañeros, quienes iniciaron este lunes 10 de junio una caminata de 400 kilómetros (Barquisimeto-Caracas) para exigir salarios dignos y presupuesto justo para sus casas de estudios. Son docentes, estudiantes, personal administrativo y obreros quienes este pasado lunes por la tarde arribaron a la población de Yaritagua. La mañana del martes, muy temprano, reiniciaron su andar hasta San Felipe, allí se les unirán docentes de la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy, institución que, a pesar de estar controlada por el régimen, cuenta con docentes quienes en su inmensa mayoría apoyan el paro universitario, al igual que los estudiantes, personal administrativo y de servicio. En pocos días arribarán a Valencia donde les espera la comunidad universitaria de la insigne Universidad de Carabobo. Allí tendrán el apoyo de docentes, estudiantes, personal administrativo y obreros. Redactar este artículo no es tanto por solidaridad con mi Alma Mater sino para denunciar la evidente injerencia del régimen fascista en las universidades. Valiéndose de estratagemas leguleyas este régimen creó sindicatos paralelos a la Federación de Profesores (Fapuv), asociaciones y gremios de obreros, estudiantes, administrativos y docentes, legal y legítimamente constituidos, para formar “mesas de discusión” donde se debate un supuesto documento que tiene como principio y base de funcionamiento, la “educación socialista” como fundamento de la formación universitaria. Esto contraviene y desnaturaliza uno de los principios que soportan la tradición de lo “universitas” como es la pluralidad del pensamiento. Además, es una clara contradicción con el principio que soporta la universidad venezolana: republicana, democrática, autónoma y popular. Detrás de ese parapeto montado por el ministro Pedro Calzadilla, con docentes, estudiantes y demás personal de algunas instituciones universitarias, quienes se prestaron para conformar esas mesas de discusión, está el proyecto diseñado desde hace varios años, para apoderarse de las universidades. La lucha de los universitarios contra estos intentos de este régimen fascista, inepto, corrupto y corruptor tiene varios años. Durante más de siete años la comunidad universitaria venezolana, desde sus gremios legítimos y legalmente constituidos, ha venido denunciando el cerco presupuestario impuesto por el régimen. Desde hace cuatro años las carencias por insuficiencias presupuestarias, sueldos y salarios, planta física, transporte, comedor y becas estudiantiles han evidenciado la desidia e ineptitud de una camarilla de potenciales “delincuentes de la educación” quienes, encabezados por ministros y asesores, acentúan el cerco de mendicidad sobre la dignidad de la educación y particularmente, de la universidad venezolana. Resulta insólito que dirigentes oficialistas universitarios estén en contra del paro en las casas de estudios superiores. Sin embargo, declaran a viva voz que apoyan el aumento de sueldo. Contradictorio, hipócrita y cínico. Por el contrario, la población docente, estudiantes, empleados y obreros chavistas, solidarios y a “sotto voce” comentan y declaran su apoyo a las justas reivindicaciones que adelantan sus asociaciones y gremios. Muchos de ellos pertenecen a universidades intervenidas por este régimen clasista y manipulador. Mientras más se acentúe el cerco contra las universidades republicanas, democráticas, autónomas y populares mayor será el apoyo y solidaridad de los ciudadanos. Y sobre todo, encontrará más adhesiones en la población de la comunidad universitaria chavista, hartos de tanto chantaje y “bozal de arepa” contra estos profesionales a quienes se les niegan sus mínimos derechos laborales, como son su estabilidad académica y contratación colectiva. Todo miembro de la comunidad universitaria tiene como principio y deber moral denunciar las injusticias y vejaciones de un régimen fascista que pretende imponer un pensamiento único de sumisión a un Estado autoritario y militarista. Mantenerse en silencio es poco menos que cobardía y traición a sus principios académicos. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

lunes, junio 10, 2013

Ida Gramcko: La infinita noche

Uno de los primeros libros de poesía que llegó a mis manos fue Lo máximo murmura. Un libro editado por la Universidad del Zulia, en 1965. En el Maracaibo de finales de los ‘60s esos textos fueron reveladores y a la vez extraños. Una rara exuberancia verbal se percibía en esas páginas que no llegaba a entender del todo. Sin embargo, sentía un ritmo, una oculta sensación de plenitud y magia mientras los leía. Por años me acompañó esa magia cargada de musicalidad y esplendores que se entregan a la noche y solo el silencio nombra. Disfruté buscando términos en mi viejo diccionario. Era una fuente de nuevas palabras que disfrutaba pronunciarlas, juntarlas con otras para sentir su sonoridad y cadencia. No me interesaba su autor ni tampoco su historia. Como joven lector me apasioné por esas imágenes recargadas de símbolos referidos a lo oculto, a la sombra que se yergue en la noche. Esa noche del alma donde Ida Gramcko (Puerto Cabello, 1924 – Caracas, 1994) supo refugiarse para construir su universo verbal y su propia existencia. Después, ya estudiante de bachillerato en el Liceo Andrés Bello, en Caracas, me volví a encontrar con ese nombre, pero ahora con otro libro, Tonta de capirote, 1972. Era una narrativa donde se colaba la autora, pero quizá como personaje. Leí el libro más por el título que por su contenido. Confieso que mis primeros poemas y narraciones los construí imitando su cadencia poética, así como también las temáticas que años antes había descubierto, en las lecturas de Ramos Sucre. Disfruté escribiendo en esos estilos mientras me hacía, sin percatarme, asiduo lector de esa distante y desconocida escritora. Por ese tiempo la encontré también entre los articulistas de El Nacional, con su columna Cero a la derecha. En esas crónicas y reseñas encontré un ser más cercano, compenetrado con su responsabilidad social mientras escribía sobre la niñez abandonada, entre otros temas. A mediados de 1972 me matriculé en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Mi sorpresa fue grande cuando debí inscribirme en una asignatura sobre Poesía y Poetas y la docente era la profesora Ida Gramcko. Silenciosa, con su mirada absorta y un tanto haciéndole honor a su nombre, subió pausadamente la rampa hasta llegar al salón. Le acompañaba una enfermera quien, cada tanto, le suministraba unas pastillas mientras ella las tomaba con un vaso de leche. Todos en el salón nos acostumbramos a escuchar a nuestra profesora en esa situación. Fue un semestre accidentado. Ella nos introdujo en la obra de Rimbaud, de Mallarmé y demás “poetas malditos”. Hablaba con voz calma y sonora. Casi de memoria recitaba a los poetas mientras su mirada seguía perdida entre el misterio de sonoros versos de sus cercanos poetas. Cierta noche llegó su enfermera y nos colocó encima del escritorio una grabadora. Nos dijo que seguía instrucciones de la profesora. Que escucháramos lo que nos iba a decir. Fue una extraña despedida. Nos pidió disculpas mientras nos dejaba instrucciones para la entrega de trabajos e indicaciones sobre la persona que la sustituía: Alfredo Silva Estrada. Años después tuve el privilegio de visitarla en su apartamento. Mientras recorría el corredor desde la puerta de entrada al salón de su biblioteca, pasé al lado de su esposo, José Domínguez Benavides, el querido “Bena” quien permanecía absorto en una butaca mientras escuchaba a todo volumen al exquisito Albinoni y su adagio. Estaba absolutamente metido en esos acordes y ni se dio cuenta cuando pasé a su lado. Mi profesora me esperaba con una amplia sonrisa mientras me enseñaba parte de su trabajo, unos textos que después darían lugar a uno de sus últimos libros, Salto Ángel, 1985. Se refugió en esa telúrica naturaleza para ampararse de la soledad del mundo y lo mundano. Fue, como Hanni Ossott, un ser de la noche larga, de intensas madrugadas e hizo de ello su práctica de vida. Dormía casi todo el día y cerca de la tarde, iniciaba su ronda, su tránsito, su destino a un Ángel que la contemplaba mientras se abandonaba en su silencio. Acá una muestra de su hacer poético. De Poemas, 1952. Recuérdate, palabra, como eres, como estás, pulcra y redonda, no el agua mas en agua y tras el agua y con el agua sin más pie ni alfombra. Padecer de soledad, de silencio y tiempo fue su destino. Acaso son estos los rasgos que marcan su poética. Además de un acentuado misticismo merced a la contemplación de la vida y la natura, plena y primigenia. Un preguntarle y no obtener respuesta a eso dejado a un lado de la vida: nosotros. De su libro inicial, Umbral, 1941 a su última obra, Treno, 1993, discurre la plenitud de una obra densa, soportada en la arquitectura de un lenguaje sobrio, esplendoroso y luminoso, que espera ser abordado por similares estudios en beneficio de la literatura y cultura venezolana. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

viernes, mayo 31, 2013

Opinión pública

El venezolano de este siglo XXI es un ciudadano profundamente politizado. Es su marca más visible, junto con una manera absolutamente informal de comportarse. Esto orienta a una práctica de argumentaciones donde se intenta pasar toda conversación por el tamiz del maniqueo y trillado oficialismo/oposición. La reflexión cotidiana del venezolano, cargada de informalidad, asume una postura individual, con una carga de emotividad que impide visualizar los grises, esos puntos neurálgicos de la problemática general y sus particularidades que nos afecta a todos, seamos rojos o azules. Políticamente hablando, en la Venezuela actual nadie es imparcial y menos en el ámbito de la opinión pública. Mantenerse en silencio es poco menos que cobardía y sumisión frente a la devastadora realidad, cargada de violencia, sea intrafamiliar, laboral o del Estado. Bueno que el ciudadano sepa desenvolverse en aguas turbulentas y aprenda a discernir y tomar decisiones sin verse forzado a decidir por imposiciones de terceros ni menos, por mordazas, tipo línea editorial de algún dueño de medio audiovisual o impreso, ni mucho menos por un “bozal de arepa”. Difícil la situación actual para opinar sobre asuntos vinculados con el régimen que se mantiene en el poder del Estado venezolano. Difícil entender también la manera cómo este régimen acelera el entierro del chavismo para imponer un nuevo esquema de relaciones con sus adeptos. Mientras se soporta en una débil, sesgada y fracturada militancia, busca fortalecerse en los esquemas autoritarios del militarismo. Además, al asumir el control sobre los medios audiovisuales en casi su absoluta totalidad, bajo el pretexto de controlar la violencia sobre programaciones abusivas a niños y jóvenes, establece un cerco comunicacional en todo el ámbito nacional donde será prácticamente imposible mencionar una sola frase, sin el temor de ser escuchada o leída por el censor, y tomarla como excusa para prohibirla. La lucha será a partir de ahora un enfrentamiento directo entre el régimen, a través de sus instituciones, y los ciudadanos, pues los comunicadores sociales, llamados comúnmente periodistas, también forman parte de la sociedad. Ya no será una censura contra las plantas televisoras y radiodifusoras, tanto nacionales como regionales. A ellos se les unirán los medios impresos y los medios modernos, como Twitter y FaceBook. En estos dos últimos es donde se encuentra el grueso de una población que está directamente vinculada con la información que se genera segundo a segundo. Esa que se conoce, lee y observa sin editarse. Por años muchos países se vanagloriaban de mantener a sus ciudadanos controlados a través de la censura a los medios tradicionales. Pero en años recientes ocurrieron hechos que pusieron a temblar gobiernos y muchos de ellos se tambalearon y cedieron. Caso concreto de varios países árabes, como Egipto, Marruecos y Túnez. Gracias a los medios cibernéticos los ciudadanos se mantuvieron informados y en su momento, pernoctaron en las plazas hasta que su presión en las calles hizo desaparecer esos regímenes escandalosamente infames. Sabemos que el régimen autoritario y militarista entronizado en el Estado venezolano pronto comenzará una dura penetración para controlar los medios cibernéticos y con ello, censurar a los usuarios quienes constantemente criticamos a este inepto e inescrupuloso sistema que maltrata y ofende la dignidad del venezolano. No es cierto que el ciudadano venezolano esté ajeno de sus responsabilidades como integrante de la sociedad y su participación en la vida del Estado. Por el contrario, está absolutamente involucrado, sea del bando político que sea, en todas y cada una de las actuaciones del régimen y sus opositores. Solo que se le impide su decisiva participación, se le aparta y ahora, se le cercena su derecho a estar informado al momento, viendo y escuchando, sobre las noticias que este régimen no desea que se sepan. El ciudadano venezolano es una persona perceptiva, comunicativa, que genera y comparte información. Sabe por experiencia que los regímenes cuando comienzan a establecer controles sobre la vida cotidiana, sobre el hacer del día a día, se debilitan y corrompen. Entonces sabe que debe acelerar su participación para que cambie su maltrecha y vulnerable realidad, cargada de injusticia, ultraje y vejaciones a su condición humana. Una de sus estrategias es el chiste, la burla, la chanza y el humor a quienes representan el régimen. Ahora viene la carga más potente, el reclamo puntual, serio, objetivo y el rechazo que día a día aumenta y se generaliza. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

¡Croac, croac!

Por estos tiempos tener dignidad, principios y virtudes es poseer una veta de oro entre las manos. La grabación escuchada donde se aprecia la aparente voz de Mario Silva, presentador de televisión y connotado defensor del régimen, no nos sorprende más allá del agregado que trae saber que para sus oyentes de medianoche, era una creíble voz por donde hablaba, de vez en cuando, Hugo Chávez. En su momento hubo otras denuncias, las que hicieron Aponte Aponte y Velásquez Alvaray. Tristemente no pasó nada! Esta puesta en escena de Mario Silva trae un agregado que sí debe estar haciendo ruido, y mucho, entre la dirigencia del Psuv y el gobierno. Lo decimos porque este operador político tiene credibilidad entre la denominada “tropa” chavista. Por años ha sido la voz oficial del difunto presidente, a quien las bases obedecían rodilla en tierra. Comienza a causar un terremoto emocional entre quienes seguían a pie juntillas las reflexiones sesgadas de este personaje que, por lo afirmado en la grabación, responde más a un gobierno extranjero que a sus pares en el gobierno. Triste por quienes desde hace años creían que lo dicho en su programa respondía a lineamientos directos del comandante supremo. Ahora se percibe un silencio sepulcral, un lloriqueo íntimo y una rabia contenida en los cientos, millones de convencidos chavistas, que desde la soledad de las casas del Psuv en todo el país, no saben a quién seguir. Eso ocurrió cuando la debacle de Acción Democrática y Copei, y después con el llamado “chiripero”. Gente que quería creer y seguir a un líder y de la noche a la mañana se vieron en la total horfandad., desilusión, desprecio y soledad. Esta gente, la misma gente que por años militó en los viejos partidos son estos venezolanos defraudados quienes cargan ahora con su cruz a cuestas. Un pesado fardo donde están las deudas por cancelar, los préstamos, la escasez de alimentos, y una inmensa, descomunal inseguridad, tanto personal como financiera, sociosanitaria y educativa. La realidad de estos venezolanos, los más humildes, los siempre desamparados, junto con sus leales dirigentes de base, es que andan sin saber qué hacer. Sus flamantes líderes del gobierno y del Psuv se han desdibujado y otros comienzan a diluirse, camuflajearse. Incluso algunos tienen a sus familiares fuera del país a buen resguardo. Habría que anotar además, no sé a favor o en contra de quién, que mientras se escuchaba la grabación –por casi una hora- el gobierno no interrumpió el programa y además, Conatel ni se inmutó cuando el denunciante dejaba salir su ejercicio coprolálico en horario “todo usuario”. Para más conmoción, al descalificar a sus propias camaradas, -como Cilia Flores- deja entrever un desprecio por la inteligencia de la mujer venezolana, en una clara muestra de su misoginia, trasmutada quizá por el otro senil barbudo comandante y mentor ideológico. De este ejercicio de un hacer político, donde ambos bandos tienen mucho que perder, queda un sabor amargo entre los ciudadanos moralmente sanos, formados en la tradición de la cultura del respeto al semejante, quienes no podemos aceptar ni ser partícipes de un río de lodo y estiércol, donde unos pocos quieren arrastrar a la mayoría de ciudadanos decentes de este maltrecho país. Es odioso, denigrante y una manipulación tener a gran parte de la opinión pública nacional por casi dos días esperando una declaración, para después venir a presentar una grabación de voz, para usar la información cual “show” cargado de sensacionalismo. Eso es políticamente una irresponsabilidad para con los venezolanos serios y moralmente formados. Es tiempo de insistir, insistir y volver a insistir –hasta más allá de la saciedad- que es urgente diseñar un sistema educativo que forme a venezolanos en valores, principios y prácticas de vida, que incluyan a todos. Hemos afirmado –desde mediados de los años ‘80s- sobre la gravedad de deslizarnos en una convivencia social signada por la marginalidad. Eso ocurrió y ahora todas las instituciones del Estado son parte de esa aberrante práctica. Y me refiero no a la marginalidad alimentaria, sí a la más grave: la mental, esa de la consciencia. Quizá las universidades sean todavía los pocos, escasos reductos donde la dignidad y pasión por la búsqueda de la verdad, sean horizontes que muchos buscan alcanzar. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

Entre togas y birretes

Los académicos, junto con los intelectuales y los creadores somos la consciencia crítica de una sociedad. Si bien pueden existir algunos de ellos que en momentos se adhieren al gobierno para argumentar falsedades, que no pueden ser soportadas por la razón y la lógica, la consciencia cultural de un pueblo se fortalece siempre por el aporte de quienes sí ejercemos con dignidad este oficio. Los falsos académicos, los intelectuales colaboracionistas y los comisarios de la creación quedan al descubierto cuando ya no pueden seguir defendiendo lo indefendible y recurren a la mentira y el engaño. El país decente los conoce y sabe de sus andanzas. Desde hace 14 años a la universidad republicana, democrática, autónoma y popular se la ha querido intervenir para silenciarla. Otros gobiernos optaron por soluciones drásticas y bárbaras, allanando sus aulas y centros de investigaciones. Desde hace unos años este gobierno mal llamado socialista ha querido intervenirla utilizando una estrategia miserable y del más primitivo fascismo: cercarla presupuestariamente. La restricción presupuestaria no solo alcanza a los precarios sueldos del personal universitario –servicio, administrativo y docentes- también a la misma esencia del Alma Mater: la investigación, la extensión y la docencia. Las proyecciones de las universidades más avanzadas en esta materia (ULA, USB, UCV, UDO y UC) indican que de seguir esta restricción presupuestaria, dentro de 5 años ya no será posible hacer investigación de primerísimo orden en Venezuela. Para 2012 Venezuela descendió del puesto 6 al 7 por debajo de Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia y Cuba, en el área de investigación aplicada. En nuestro país, de los centros de investigaciones ubicados en las universidades, se genera el 98,7% de la investigación como aporte a la construcción de la sociedad del conocimiento, traducido en proyectos y estudios que se aplican en provecho de la producción nacional. Por su parte, los aportes para el desarrollo de actividades extensionistas –vinculación universidad con la comunidad- se han reducido a menos del 1% del presupuesto universitario. Eso hace prácticamente imposible generar actividades de acompañamiento con las comunidades, en las áreas socioculturales (deporte, cultura popular, asesorías académicas). Mientras las áreas de investigación y extensión ven reducidos los aportes del gobierno nacional, la docencia universitaria –de aula, laboratorio y escenarios deportivos y artísticos- apenas sobrevive con el mínimo aporte. Los docentes en la generalidad de las situaciones, tienen que proveerse –ellos mismos o pidiendo colaboración a los estudiantes- para comprar marcadores, borradores y otros insumos pedagógicos. Estas son, de una manera muy general, las urgencias que en la actualidad atraviesa la academia venezolana. Mencionando además, los riesgos que deben asumir, tanto docentes, estudiantes y el personal administrativo y de servicios, frente a la pavorosa inseguridad que mantiene en zozobra a la comunidad universitaria venezolana. Mencionar ejemplos es rayar en la trivialidad. El acoso presupuestario del gobierno, acentuado desde hace 5 años, responde a una calculada estrategia para intervenir las universidades sin usar la fuerza bruta del allanamiento militar-policial. Utilizando el cerco presupuestario está jugando al cansancio y abandono de los docentes, por los miserables sueldos que en la actualidad les mantiene. Es una vergüenza, una vulgaridad y una afrenta a la misma condición humana, como este gobierno fascista, marginal, inepto, corrupto y corruptor, utiliza a miembros de la misma comunidad universitaria, quienes, designados como ministros para el área universitaria, se prestan para servir de ejecutores de una solapada intervención. Tristemente la mayoría de estos ministros han salido de las aulas de la más prestigiosa y tradicional universidad, la Universidad Central de Venezuela. Duele decirlo, pero es la realidad. Sus mismos compañeros de aula, más de una vez casi les han tenido que suplicar para que atiendan los urgentes requerimientos y evitar las decenas de cierres técnicos que han debido enfrentar la casi totalidad de las universidades republicanas, democráticas, autónomas y populares. Nada justifica los miserables sueldos y salarios que devengan los universitarios en la Venezuela “bonita” del eslogan socialista del siglo XXI. Los universitarios también somos pueblo que hemos accedido, por sacrificio y empeño, a decantar nuestros saberes. Tenemos derecho a un trato digno, justo en nuestros salarios, así como en el presupuesto para el funcionamiento de nuestras casas de estudio. Universitario que se mantenga en silencio frente a esta amenaza de intervención, se hace cómplice de este gobierno neoliberal, clasista y fascista. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

Universidad y dignidad

La universidad venezolana, republicana, autónoma, democrática y popular siempre ha sido una institución al servicio de toda la sociedad. Sus aportes representan lo que en la actualidad somos como Estado y nación. Desde su creación, a mediados del siglo XVIII (1721) se caracterizó por su visión amplia y crítica en la formación de hombres libres al servicio del pueblo. La universidad venezolana ha contribuido con la construcción del pensamiento científico y tecnológico en cerca del 98% del acervo intelectual del país. Sin embargo, precisamente por construir un pensamiento crítico, contestatario y pedagógico ha sido vista, por la casi totalidad de los gobiernos que han estado al frente del Estado, como riesgosa a los intereses mezquinos de grupos políticos, militares, religiosos, generalmente autoritarios, ortodoxos y fanáticos. De esta manera, la universidad republicana, autónoma, democrática y popular ha visto sus aulas ocupadas por sectores militares que allanaron su Alma Mater, bien en la dictadura de Pérez Jiménez o en el gobierno de Rafael Caldera. De igual manera, la creación del Consejo Nacional de Universidades y la llamada Oficina de Planificación del Sector Universitario, fueron estructuras impuestas para restarle autonomía presupuestaria y académica a la universidad venezolana. Ahora se pretende allanar a las universidades al otorgar el mínimo presupuesto para su funcionamiento. Presupuesto que apenas sirve para cancelar nómina de personal y servicios, como electricidad, telefonía, agua, transporte y comedor para estudiantes. Las áreas de extensión universitaria (trabajo en comunidades) e investigación se han reducido a lo mínimo. Las estadísticas del último Núcleo de directores de los Consejos de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológicos (CDCHT), indican que el presupuesto asignado a la investigación no alcanza el 1% del presupuesto total del sector universitario. Siendo que en 30 años (1982 – 2012) la investigación de primerísimo orden en Venezuela, lo han venido realizando instituciones públicas, como el IVIC, UCV, ULA, USB y UC, mientras publicaciones de investigación educativa de prestigio académico, como Kaleidoscopio, en la UNEG, registrada en el LatinIndex, como una de las más prestigiosas de América Latina, han tenido que detener su proceso de edición por falta de presupuesto. Los miembros del CDCHT han advertido que la producción de conocimiento científico y humanístico, de excelencia académica, se ha reducido en un 37,5% en los últimos 4 años. Esta cifra es alarmante en un país que posee las mayores reservas de petróleo del mundo y sin embargo, el actual gobierno, al restarle presupuesto a las universidades, evidentemente desprecia el conocimiento académico del docente venezolano. No es posible mantener un cuerpo académico de primer orden, dictando cátedras en las distintas universidades y centros de investigación, con unos sueldos que no alcanzan el salario mínimo nacional. Las asociaciones universitarias, junto con su federación (FAPUV) han advertido que los sueldos y salarios no compensan el ejercicio para el cual han sido formados los profesionales que se desempeñan en la academia universitaria venezolana. Cada año el registro académico internacional observa a Venezuela como uno de los países en Latinoamérica que mantiene un descenso permanente en sus estándares académicos. Para finales de 2012 Venezuela ha descendido del puesto 6, detrás de Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia; al puesto 7, ahora detrás de Cuba, con universidades claramente vistas como de segunda y tercera categorías. Mientras países, como Brasil ubican a sus universidades como las primeras en Latinoamérica y entre las primeras 100 a escala mundial, Venezuela apenas puede mantenerse en los registros del Consejo de Investigaciones de España, el Instituto de Investigaciones de la Universidad de Shanghai, o la Webmétrica, con poca visibilidad en los registros cibernéticos y mucho menos, entre los centros académicos de excelencia a escala mundial. La restricción presupuestaria que mantiene el gobierno contra la universidad republicana, autónoma, democrática y popular, se debe a una bien planificada estrategia desarrollada desde hace varios años para ocupar las universidades y centros de investigaciones. De hecho, ya existen universidades pequeñas que han sido intervenidas e incluso, han destruido sus Consejos Universitarios. Tal parece el caso de la Universidad Experimental del Yaracuy, donde solo existe un rector quien ordena y decide. La garantía de una victoria de los universitarios sobre este gobierno inepto, interventor y autoritario es mantener un conflicto donde la comunidad universitaria esté unida: estudiantes, personal de servicio, administrativo, y docentes. Esa es la única forma de enfrentar la solapada intervención contra nuestras universidades. (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

Eleazar León: esplendor de palabra

Estamos en el país del dolor. Eleazar León Siempre admiré la capacidad de Eleazar León (1946 – 2009) para memorizar sus poemas y la de sus más entrañables cercanías, como Li Po, Ezra Pound, Ramos Sucre, Walt Whitman, San Juan de La Cruz, entre tantas voces universales similares a su impecable registro vocálico. Voz recia, cadenciosa, rítmica y de áurea nitidez. Fue, además de amigo, mi profesor en la Escuela de Letras en la Universidad Central de Venezuela, asesoró mi tesis de grado, y fue mi compañero de bares y caminos. En el verano de 1978 vivía en la etrusca ciudad de Perugia, al centro de Italia. Estudiaba lengua, literatura y cultura italianas. Cierta tarde de finales de julio, estaba frente a la universidad con unas amigas practicando el bella ciao, la emblemática canción de los partisanos italianos, sentados justo diagonal al célebre Arco etrusco. De repente vi detenerse un autobús de la ruta comunal. Entre parroquianos y turistas vi descender a Eleazar, quien risueñamente se unió al grupo para terminar nuestro canto. Después de los abrazos y las formales presentaciones nos fuimos a un bar y terminamos en la madrugada leyendo poesía, frente a una empedrada chimenea, en una vieja casa de campo que nuestras amorosas amigas alemanas habían alquilado. Esa vez Eleazar escribió dos poemas donde los pájaros, los antiguos muros y las estrechas calles del pueblo, llamado Colombina, giran y son alegrías vespertinas en esos días calurosos. Con Eleazar también recorrí el pueblo del poeta seráfico Francisco de Asís. Conocimos la iglesia antigua, disfrutamos los frescos del Giotto y descendimos a ver las tumbas de los hermanos del poveretto. Caminamos hasta la iglesia donde reposan los restos de Clara Favorino, la enamorada de Francisco. Allí nos extasiamos con las diligentes y hermosas monjas de azules ojos que nos obsequiaron estampitas con el legendario poema Canto del Hermano Sol. Mi amigo era todo alegría y celebración. Escucharlo siempre fue para mí un estremecimiento y amor reverencial por la palabra. Fueron días intensos de gozo y plenitud, donde la palabra poética, la figura femenina y el vino tinto eran el centro de todo discurso. Conservo como un talismán sus primeros textos poéticos, agrupados en una plaquette Precipicio de pájaros, (1971) donde se despliegan versos luminosos sobre el fondo de unos azules pájaros llenos de agua dulce, entre el canto de aves y esa marca poética donde la cuadratura de su versificación habla de ritos, de antiguos cantos y ese verdor que pueblan sus poemas. Esencialmente poeta también fue ensayista, crítico literario y pedagogo de la palabra en la Universidad Central de Venezuela, donde dirigió por varios años el taller de poesía. Sus libros son de obligada lectura para comprender la voz de la poesía y la cultura venezolana: Por lo que tienes de ceniza, (1975); Estación durable, (1976); Cruce de caminos, (1977); Palabras del actor en el café de la noche, (1982); A la orilla de los días, (1982); Reverencial, (1991); Hechura de palabras, (1992); Cuartetas, (1993); Descampado, (1999); Papeles para un adiós, (2004); Sonetos peregrinos, (2005); Rubayyats, (2009). Apreciemos uno de sus poemas: Cénit Una chicharra teje a mediodía el único deseo de su tonada. Es un violín de una sola cuerda: árbol y canto. Por lo extremado de su número fijo debe ser un gran deseo. No se sabe qué dice ni qué procura: vibra nada más en delirio monótono de lluvia. No demasiado, no se le pida mucho al canto sonámbulo ni al deseo de la chicharra: repite en el cénit la sola claridad que conoce su sueño sin variaciones ni riquezas, fija y hermosamente fatal. A la vuelta de un día será hojarasca pero habrá conocido bajo la cúpula de un cielo de inclemencias ebriedad, consagración, fiesta, destino. La poesía de Eleazar León inaugura un universo de esplendores, de lucidez, de imágenes en permanente movimiento, como agua y barro que construyen el poema. Se nutren mientras al fondo, como un eco, la voz del poeta va iluminando el paisaje donde pájaros, brisa y alegría conviven con la historia que permanece en la piedra que el río desplaza en su dulcísima ola hasta llegar a la mar. Es una poética basada en la oralidad, en la pura esencia de la palabra que celebra el nacimiento y la muerte. En su poesía no hay destino, solo un constante, permanente fluir de la poesía. Esa es su verdad, la lucidez de su existencia. Fue ese su devenir, fiel defensor de esa libertad. Maestro y místico de la poesía. Sencillo, silencioso y amoroso, todo en ti fue pasión mientras construías tu artesanía de la palabra, cultivada en verso libre, en soneto o cuartetas. Ahora existes en ese precipicio donde los antiguos pájaros reconocen tu voz y tu brillo. P.S. Para quien desee escuchar la voz del poeta, puede ir a este enlace: http://migueleguedez.wordpress.com/2008/06/07/eleazar-leon/ camilodeasis@hotmail.com @camilodeasis