sábado, octubre 22, 2022

Noticia criminal

 



Lecturas de papel

 

Noticia criminal

 

Juan Guerrero (*) 

 

No sé en realidad si lo soñé o fue tal vez que entre tanta noticia que uno lee o le comentan, lo supe o mi memoria lo bloqueó para no traerlo a este tiempo del presente de todos los días. –La vejez tiene algo bueno, me digo; uno olvida mucho. Sobre todo, aquellas imágenes que perturban la vida.

 

Lo cierto es que la mujer estaba encaramada en medio de la pasarela (especie de puente peatonal) en la vía principal del sector El Cujíal oeste de Barquisimeto, en la Venezuela de la desesperación y el terror cotidiano. Tenía en su mano derecha un pedazo de vidrio de una botella que recién había partido contra el suelo. Con él comenzaba a desollar al pobre perro que minutos antes había atropellado un irresponsable conductor.

 

El espectáculo es dantesco, pútrido, atroz y doloroso. Ella está de rodillas como si comenzara a rezar antes de iniciar el rito del desmembramiento de ese anónimo ser. Aun se nota al perro con algún signo de vida, mientras por su hocico sale sangre, también por su nariz y por una oreja. Ella lo revisa y busca las partes donde imagina que pueda haber más carne y entonces hace un primer corte. Lo va despellejando poco a poco. No es un jaguar que sube al árbol para comerse a su presa mientras está alejado de los otros predadores. Es la escena moderna de una mujer que se lleva a un perro que acaban de atropellar hasta lo alto de un puente, alejada de las miradas indiscretas.

 

Veo dos jóvenes que, subiendo las escaleras, se percatan del dantesco espectáculo. Gritan. Alertan a otros que están debajo de la pasarela. Otros suben para observar. Ninguno se atreve a detener a la improvisada carnicera. Ella corta un pedazo y prueba. Sacia en algo su hambre. Hay un breve momento donde nadie dice nada. Todos quedan inmóviles viendo semejante rito del más primitivo instinto de supervivencia. 

 

Las personas se miran incrédulas mientras ella sigue de rodillas tasajeando el cadáver. Llamen a la policía! Se escucha de pronto. Casualmente estaban de ronda varios de ellos. Dos policías suben la pasarela y se acercan a la mujer. Conversan con ella. Extrañamente se notan apacibles mientras ella intenta continuar. Los minutos se alargan en una difusa cámara lenta donde las miradas, la languidez del rostro de la mujer y los policías, conforman un cuadro, una escena surrealista. Son tres seres humanos arrodillados que se suplican, junto al cadáver de un perro. Dos que buscan convencer, suplican, ruegan, mientras ella, con el pedazo de vidrio en mano, suavemente corta pequeños pedazos y los ingiere. Detrás, a los lados, los parroquianos solo observan y se miran

 

En la parte baja de la avenida se aglomera más gente. Los comentarios construyen historias diversas. –Es la mujer que anda por el barrio vagando, que no tiene qué comer. No! Ella tiene problemas psiquiátricos. –Yo la vi la otra noche comiéndose un gato. –No está bien de la cabeza.

 

Los policías logran convencerla y al rato bajan con ella. Despejan la vía, retiran el cadáver y quitan los pedazos de vidrio. En mi imaginación la veo de espaldas. Encorvada, sucia, con su cabello hecho jirones, esquelética. 

Entonces todo vuelve a la normalidad en un país de absoluta anormalidad. Un país de suspenso, un espacio donde todo es posible que suceda. Donde lo increíble, lo inesperado puede asomarse en cualquier esquina. 

 

Estos son los signos de la desesperación. El despertar de los instintos de la sobrevivencia. Una población que ya está instalada en el ciclo instintivo, primario. 

 

-¡Es que el hambre tiene cara de perro! Le escucho murmurar a uno que vio eso que ocurrió allá arriba, en la pasarela. Ahora vuelvo a pensar si esto lo soñé, lo imaginé, lo viví o lo leí en una noticia. No lo sé y mejor es que no revise más información por el resto del día.  

 

(*) camilodeasis@hotmail.com  TW @camilodeasis  IG@camilodeasis1  FB @camilodeasis

sábado, octubre 15, 2022

Migrantes




 Lecturas de papel

 

Migrantes

 

Juan Guerrero (*) 

 

Es medianoche. Reviso por las redes sociales algunas informaciones antes de acostarme. De improviso me topo con una serie de imágenes que me llaman la atención. Están referidas a los migrantes venezolanos y su paso por el llamado ‘tapón del Darién’ en la frontera entre Colombia y Panamá.

 

No dejo de observar los rostros de mujeres, hombres y niños. Están como saliendo de un inmenso barrial, de una película apocalíptica. El entorno es selvático, húmedo, resbaloso. Una de las fotografías muestra a una niña que en su inocente mirada observa a un hombre, sin camisa y sus botas de hule saturadas de barro, sentado sobre un madero y pegando su frente a un árbol. Se nota exhausto, agotado. La niña lo mira, sentada a su lado con sus botas también cubiertas por el lodo y parte de sus pantalones. Es una escena surrealista. En otra imagen, una joven duerme sobre una roca mientras sus pantalones, cubiertos por el barro, muestran sus zapatos deportivos embarrados. Ella se nota agotada. Como puede (-está ladeada y tiene de almohada un morral) encuentra lugar para un improvisado reposo.

 

Otras imágenes captan grupos de migrantes caminando por la selva espesa, inhóspita. Se ayudan unos con otros. Unos con otros se sostienen, se agolpan en medio del barro. Soportan su extremo cansancio. Estas son las imágenes del fotógrafo, Federico Ríos ( @historiassencillas ) que realizó para un reportaje del diario norteamericano, @nytimes y aparecidas en días recientes.

 

Bien podríamos afirmar que este grupo de fotografías tienen un perfil que calificarían para un premio Pulitzer. Tanto por la calidad técnica, como por la conceptualización que remite a resumir en imágenes una tragedia humana, apocalíptica, que coloca a Venezuela como el primer país en el mundo con una población migrantes que supera los 7 millones 100 mil venezolanos. Muy por encima de Ucrania, con 6, 8 millones, producto de una guerra. Detrás siguen, Siria, Afganistán y Sudán del sur. Todos con dolorosas y crueles cifras millonarias.

 

Es ahora cuando la migración venezolana se ha vuelto una realidad tangible, una verdadera amenaza para la seguridad nacional de países, como México o Estados Unidos de Norteamérica, y que las organizaciones humanitarias, como la Acnur, Cáritas, entre otras, se han cansado de advertir el riesgo de esta explosión humano.

 

Los migrantes venezolanos, el mayor grupo humano conformado casi exclusivamente por los denominados sectores de los estratos más bajos socialmente, D-E (la marginalidad), están recorriendo el trayecto, entre Venezuela y la frontera sur de EE.UU., en gran parte a pie. Son poco más de 3.500 kilómetros, parte de ese trayecto corresponde a uno de los espacios más impenetrables e inhóspitos del mundo: los 130 kilómetros de la selva del Darién, frontera entre Colombia y Panamá.

 

Los testimonios de quienes han logrado sobrevivir manifiestan que nunca más volverían a ese lugar. El trayecto se realiza, en promedio, en cerca de 8 días. Las cifras que llevan los organismos de atención humanitaria indican que poco más del 71% de los migrantes que la atraviesan son venezolanos. De agosto a septiembre del 2022, ya sobrepasa las 80 mil personas. El tránsito hasta ‘el sueño americano’ se realiza a pie, por vía fluvial y marítima, y por carretera. En gran parte de las fronteras (se atraviesan casi todos los países centroamericanos), deben pagarles a las autoridades para que los dejen pasar. Se exponen a los sobornos, amenazas, ultrajes, humillaciones, robos, violaciones, y a convivir conlos peligros constantes, tanto de las autoridades como de las bandas de paramilitares, guerrilleros y narcotraficantes, y los ‘coyotes’ que los extorsionan y muchas veces les abandonan en medio de la selva.

 

Como lo afirmé en otros escritos, (ver en: https://astorgaredaccion.com/art/23031/aporofobia ), a los pobres y, sobre todo, a los marginales nadie los quiereporque solo aportan atraso, violencia, dolor, sufrimiento y problemas de todo tipo a los países donde llegan. Esa es la visión que se tiene de ellos. Sabíamos que esta ‘bomba nuclear’ humana iba a explotar, tarde o temprano, y ahora cuando comienza a estallar el escándalo mundial apenas si se escucha a lo interno del país donde se ha generado, Venezuela, donde su régimen mantiene una férrea censura para que no se sepa de semejante apocalipsis migratorio. Los últimos estratos que siempre escapan de los estragos de países en conflicto, son quienes ya nada tienen que ofrecer, salvo su propia humanidad. Es lo que está pasando con estos venezolanos que se atreven a transitar un espacio tan semejante al infierno, como es la selva del Darién.

 

(*)  camilodeasis@hotmail.com TW @camilodeasis  IG@camilodeasis1  FB @camilodeasis

domingo, octubre 09, 2022

La amenaza ancestral

 



Lecturas de papel

 

La amenaza ancestral

 

Juan Guerrero (*) 

 

Los verdaderos y trascendentales cambios en la humanidad no lo hacen los hombres sino las mujeres. Los hombres lo que hacemos es desangrar el mundo, crear conflictos, revoluciones y guerras, establecer diferencias de todo tipo, sojuzgar y martirizar al semejante y lanzarlo al barranco del odio, del hambre y el olvido. Creamos sufrimiento, dolor y muerte.

 

Son las mujeres quienes aportan la secuencia lógica para transitar la vida. Luchan con la razón y la sensatez, el sentido común y la pasión por lo que es justo y vale la pena sacrificarse. El derecho al trabajo, el derecho al voto universal, los derechos humanos, por ejemplo. En esto último, la reina Magnífica Isabel La Católica, la más grande reina que ha tenido la humanidad y madre de la Hispanidad, animó a sus asesores para que reflexionaran sobre esto último, lo que hoy conocemos como los derechos humanos.

 

La cultura occidental comienza a girar para encontrar sus propios pasos. Más allá de las experimentaciones político-económicas de las democracias liberales, que han permitido cubrir parte de Europa con rostros ajenos a su historia y cultura, y a la América hispana con lo más perverso del progresismo/populismo, podrido y fosilizado. Lo cierto es que las sociedades occidentales vuelven sus pasos para asirse a sus tradiciones, a su idioma, a su religión, a la vida civilizada, y su esplendor.

 

Es la única y última defensa ante la barbarie que significan las grandes migraciones de grupos humanos que buscan imponer por la fuerza, sus propias tradiciones, lengua, credos religiosos y costumbres primitivas ya superadas, ajenas a la idiosincrasia de las sociedades occidentales.

 

Lo ocurrido en Italia con la victoria de Giorgia Meloni, no es algo secundario o al margen. Si vemos en sus propuestas, el acento recae en la defensa de la tradición, los valores y principios de la cultura italiana. “-Sí a la defensa de la lengua. Sí a la defensa de la religión cristiana. Sí a la defensa de los valores y de la cultura”. Sea esto cierto o no en su cumplimiento posterior, lo que sí es un hecho real es que logró sumar gran parte del electorado, cansado de tantas promesas incumplidas y la insatisfacción de las nuevas generaciones de electores quienes permanecen invisibilizados por un Estado que los ignora.

 

Pero si esto ocurre en Italia y en la Europa del siglo XXI, en la América hispana las diferentes sociedades aun parecen estar ancladas en las postrimerías del siglo XIX-XX. El populismo más perverso, cínico y aterrador cubre gran parte de las naciones que apenas comienzan a vivir y convivir en sociedades republicanas. El poder patriarcal hecho Estado todo lo controla, todo lo cubre. 

 

Las historias de los pueblos hispanoamericanos aun se cuentan, comienzan y terminan en la época de las guerras de independencia. Toda gira alrededor de las figuras totémicas de los prohombres, como San Martín, Sucre, Bolívar, entre cientos de rostros que a estas nuevas generaciones poco les interesa como sustento ideológico y espiritual para comprender su dramática realidad. Lo diré de manera tajante: ¡Basta de tanto heroísmo populista trasnochado! Dejemos que los muertos descansen en paz.

 

Los nuevos tiempos piden otro tipo de héroe: cívico, ajeno al protagonismo de falsa pantalla, que establezca acuerdos entre comunidades, que encuentre su fortaleza en la educación y tradición cultural, principios y valores. Ético-estético, que se afirme en la razón y el sentido común de la realidad y las cosas. Que permita construir riqueza material y espiritual. Porque todo mesianismo, toda imagen que roce el populismo, hoy, es una enfermedad que encuentra su propagación en las fuerzas ideológico-políticas que solo construyen miseria, hambre y marginalidad. El populismo banaliza las comunicaciones e implanta la barbarie en bruto, el primitivismo más atroz.

 

Hay mucho héroe de utilería, fabricado por las tecnologías de la telecomunicación para alimentar tanta ‘masa inculta y bárbara’, tanto fanatismo perverso, ortodoxo y radical. Las sociedades republicanas, democráticas y liberales no son para todo el mundo. La vida cívica no es para todos. Las mentalidades radicales, totalitarias, arbitrarias y fanáticas, sean religiosas o ideológico-políticas, son contrarias a la vida civilizada, de principios, valores y respeto al semejante.

 

Este tiempo abre el camino que marcará la huella de la mujer y la visión/acción de lo femenino en todo aquello que signifique progreso, adelanto y felicidad para la humanidad. Tiempo que dejará atrás tanta falsa división en el pensamiento/acción humanos. 

 

(*) camilodeasis@hotmail.com TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1  FB @camilodeasis