jueves, marzo 24, 2022

¿Está mejorando Venezuela?

 



Lecturas de papel

 

¿Está mejorando Venezuela?

 

Juan Guerrero (*) 

 

En los últimos meses se ha estado generalizando la falsa afirmación según la cual el país se encuentra en una situación socioeconómica mejorada. Esto porque se ha visto una proliferación de pequeños emprendimientos en el área de alimentos, básicamente, con los denominados ‘bodegones’ que son pequeños abastos donde se vende gran cantidad de productos importados a precios dolarizados.

 

Esa proliferación se observa en todas las regiones del país al igual que la venta de vehículos importados y de la denominada ‘línea blanca’, así también de locales donde se venden teléfonos celulares de última generación.

 

Este escenario, junto con un despliegue de información y propaganda del régimen (utilizando periodistas ‘palangristas’ e influencer) han creado la falsa imagen de un país que está saliendo de la podredumbre socialista donde se encuentra desde hace poco más de 15 años.

 

Los estudios estadísticos, las investigaciones de campo adelantadas por organizaciones profesionales dedicadas a la observación y progreso de las sociedades, entre ellas la Agencia de las Naciones Unidas para la Alimentación, FAO, la Agencia Internacional para las Migraciones, ACNUR, el Informe Bloomberg de asesoría financiera (indica que Venezuela se ha convertido en una ‘economía de bodegones’)así como el Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Católica ‘Andrés Bello (Encuesta Nacional de Condiciones de Vida), señalan que Venezuela se encuentra entre las últimas naciones del mundo en progreso humano, violación sistemática de los derechos humanos fundamentales, corrupción institucional generalizada, entre otros.

 

Los índices estadísticos de las Naciones Unidas (FAO) indican que Venezuela representa la cuarta crisis alimentaria mundial. Los índices de pobreza acumulada sobrepasan el 94% mientras la pobreza extrema se sitúa en 74%. La pobreza crítica en la población infantil, según datos de la agencia de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF, alerta que poco más de 3 millones de niños de hasta 5 años ‘necesitan con urgencia asistencia alimentaria y humanitaria’. Por otra parte, el 37% de los jóvenes, entre 15 y 17 años, no estudian ni trabajan. La migración venezolana, estimada según las agencias internacionales, sobrepasa los 6 millones de seres humanos, colocando a Venezuela en el segundo país con mayor número de migrantes en el mundo después de Siria.

 

El irrespeto del régimen totalitario de izquierda instalado en Venezuela viola constantemente los derechos de los trabajadores venezolanos, imponiendo en la práctica los denominados ‘salarios de hambre’ en los sectores más emblemáticos, como los de la salud y la educación.

Grave y dramática es la situación de las pensiones de los jubilados a quienes se les hace imposible acceder a la llamada ‘canasta alimentaria’, cuyo costo sobrepasa los 400$ mientras devengan en promedio 10$ al mes. 

 

Por otra parte, los servicios primarios: agua, electricidad, gas doméstico, teléfono, aseo e internet, se encuentran desde hace poco más de 12 años sin capacidad operativa e imposibilitados de atención para mantenimiento preventivo ni correctivo. De ellos el sistema eléctrico nacional se encuentra en las peores condiciones: subestaciones eléctricas sobrecargadas, torres y sistemas de transmisión en precariedad evidente. Todo ello hace que constantemente el suministro eléctrico nacional colapse y sea necesario suspender el servicio en extensas zonas del país, en promedio de 4-6 horas diarias.

 

¡No! Es falso que Venezuela se encuentre mejor y su economía esté recuperándose. ¡No! Es mentira que el régimen totalitario de izquierda radical adelante soluciones reales, tangibles, efectivas y eficaces para mejorar las condiciones de vida de la sociedad venezolana. Ejemplo de ello es el resultado de la evidente violación de los derechos de los profesores, personal administrativo y obrero de las universidades, a quienes se les ha desmejorado en sus condiciones de vida por sueldos y beneficios contractuales notoriamente insuficientes y violatorios de la normativa jurídica establecidos en la Constitución Nacional.

 

¡No! En Venezuela la diaria y sistemática violación de los derechos humanos básicos, por acción u omisión del Estado, las dramáticas condiciones de vida y la evidente censura a los medios de comunicación, han generado un caos generalizado donde el país y la república, de hecho, no existen. Donde se ha impuesto, de hecho, la violencia del régimen para ocultar la verdad de esta tragedia nacional.

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

viernes, marzo 11, 2022

Perugia




 Lecturas de papel

 

Perugia

 

Juan Guerrero (*) 

 

Perugia, capital de la Umbría, es una ciudad situada en el cuore verde’ de Italia. Su casco central lo conforman la antigua catedral, el palacio ducal y la circular fuente, construida hacia el siglo X, en la plaza IV de noviembre. Sinuosas y angostas, todas sus calles están empedradas. De hermosos nombres, como calle del sol, calle de los poetas, vía de la luna, calle del manzano. Las edificaciones son antiguas, algunos monumentos mantienen todavía los rasgosde sus primeros fundadores, como el Arco Etrusco, a un costado de la Universidad y cerca de la plaza FortebraccioEn esa universidad, de tan gratos recuerdos, estudió el insigne poeta venezolano, Alfredo Silva Estrada, entrañable amigo y quien fue mi profesor.

 

Los parroquianos, peruginos, hacen su vida entre el trabajo y los encuentros en las tabernas y bares, donde el ‘calcio’ (fútbol) es el tema preferido. Más abajo del centro está el mercado. De exquisitos olores. Allí se vende el vino crudo al detal, también los dulces y las frutas de verano.

 

Perugia es la ciudad del chocolate. De los paseos al atardecer, de las largas conversaciones hasta el amanecer. Del Pinturicchio (Bernardino di Betto), y del Perugino(Pietro di Cristoforo Vannucci), astistas que colorearon el paisaje de la ciudad en frescos que se aprecian en las iglesias, la pinacoteca y el Colegio del Cambio. 

 

La ciudad silenciosa y taciturna a ratos se despierta a golpes de campanas, de las tantas iglesias que existen en tan reducido perímetro. Este pueblo, que me albergó por un tiempo, ha sabido coexistir con los rostros de cientos de miles de jóvenes de todo el mundo, quienes año tras año han transitado por sus laberínticas calles y espacios de esta singular ciudad medieval. 

 

Viví en una buhardilla donde las paredes guardaban las historias de alcoholes, risas y ardorosos gemidos de antiguos amantes. De noche la ciudad es una inmensa sombra. Las viejas edificaciones, altas, con cientos de ventanales, son ojos que observan silenciosos en la penumbra de las calles. Cada cual camina la ciudad buscando su propia historia. Cada ángulo de ella, cada esquina y cada borde traza una imagen que la mirada encuentra mientras la semi luz que cae entre los resquicios de sus calles, devela el rostro de un ser semejante a la noche.

 

Perugia es un lugar para el encuentro del alma, para el abrazo consigo mismo, para la quietud y el reposo. Para el ensimismamiento y el cultivo del ser. Perugia es uno de esos lugares en el mundo donde los hombres pueden encontrar las huellas de los ángeles mientras hurgan en el horizonte de la ciudad, en sus lejanos montes, como el Subasio, tan cercano a Asís y a Francisco Bernardino, monje amoroso y santo de los poetas. Ángel caído que habló al lobo y lo aquietó. Lejanos horizontes donde el verdor de sus campos descansa el ojo y lo deleita en sus tonalidades.

 

Perugia es una de las escasas ciudades donde el hombre ya no es el centro. Por lo contrario, ella es siempre la gran protagonista. Las disputas de amor, los odios, rencores y contradicciones tienen como inicio y fin a la ciudad. Todas las lenguas se encuentran en el ‘Corso Vannucci’. A cada instante alguien te mira y te saluda desde su lejanía, venida de quién sabe dónde. Ese largo corredor central encierra acaso, miles de historias de millones de transeúntes que a diario la acarician con sus pisadas.

 

Por esas mismas calles transitaron, en 1786, los poetas Heiney Goethe. También el barón von Humboldt, en 1802. Bajando a un costado del corso, y detrás de la catedral, se llega a la librería Ulises. Allí encontré la poesía de Leopardi, leí a Sciascia y a D’Annunzio. Encontré hojas artesanales y una amada me obsequió un sello con mis iniciales. 

 

Por las esquinas puede uno encontrarse de repente, con los servidores de agua. Líquido fresco que viene de los montes y es fría y siempre bien cuidada. Por las mañanas la ciudad es un jolgorio de felicidad y emoción, de cualquier ventana se deja escuchar un aire de ópera a capella, como también una ruidosa discusión, así también un claro lamento y quizás una voz maternal que llama a un niño.

 

Todo eso y más es Perugia. Habría que afirmar su vocación humana, esa donde perviven todos los sentimientos, todos los contrastes, todas las diferencias. Pero vividas desde una tolerancia ganada luego de tantas disputas. La ciudad es el lugar de la coexistencia, donde se transitan los miedos e incertidumbres, los dolores y sufrimientos, pero también los rostros siempre abiertos, amplios y llenos de amor para la aventura humana: afirmar la vida y saber vivirla con la intensa emoción de la primera vez.

 

(*)  camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1