miércoles, noviembre 24, 2021

Conservadoramente optimista




 Lecturas de papel

 

Conservadoramente optimista

 

Juan Guerrero (*) 

 

 

  Votar o abstenerse son actos políticos y democráticos. En las circunstancias anormales en las que se encuentra la sociedad venezolana, tenemos que afirmar: ¡Qué bien que existan esas posibilidades! Sea que estén encubiertas, manipuladas por un ente rector (Consejo Nacional Electoral,poco creíble)coaccionadas, razón por la que gran parte del electorado (sobre el 58,2% ‘oficialmente’) se abstuvo de participar. La otra parte, lo hizo de la manera que ya todos conocemos: decididos y libres; otros arreados, obligados y bozaleados. 

 

  La abstención no es, de ninguna manera, un grupo compacto ni homogéneo. Todo lo contrario; lo conforman los tradicionales apáticos (llamados ‘ni/ni’), como por quienes desde hace años se han vuelto militantes de la causa contra el poder totalitario constituido, otros, tal vez más conscientes políticamente, lo han hecho por las circunstancias objetivas al ver la desunión del liderazgo opositor y las dudas sobre un ente rector electoral poco creíble. Otro grupo, incorporado de manera circunstancial (sobre una población que alcanza el 20% de la llamada diáspora) se encuentra privada de participar. El resto, por razones ‘técnicas’, pues fueron desmovilizados, cambiados de centro de votación o simplemente no aparecieron.

 

  La actividad electoral hay que verla desde varios ángulos para poderla entender. Quizás el más significativo sea la madurez política del elector venezolano y el humillante tratamiento ejercido por el liderazgo político contra su derecho a participar o no en la actividad. Tanto las estrategias oficialistas como aquellas de las variantes opositoras construyeron (lo siguen haciendo), una narrativa para alentar, de manera humillante, a un supuesto ‘votante descerebrado políticamente’ que hace lo que el dirigente le pida. Sin comprender que dicha concepción de semejante votante, semi analfabeta, existió en las décadas del siglo pasado (por eso se inventaron los colores de los tradicionales partidos políticos venezolanos). 

 

 Esa constante identificación del derrumbe político, de la ruina y el caos generalizado señalando por ello como responsable a la ‘masa electoral, ha traído estos resultados que ahora se muestran. Desde hace años hemos indicado que el ciudadano venezolano está políticamente mejor formado que sus líderes y dirigentes. Esto porque vive la realidad de la cotidianidad y ha podido desarrollar experiencias significativas que le están permitiendo salir de este laberinto por propio esfuerzo, poco o mucho, pero muy personal y con la ayuda de quienes tiene a su lado. 

 

  La acelerada desarticulación, desmovilización de las estructuras políticas tradicionales para hacer que el elector pueda acudir a votar solo interesaron a un grupo etario por encima de los 40-45 años. ¿Qué muestra esto? Simplemente que el votante venezolano envejeció y que, al nuevo votante, no le interesa hacerlo, votar, mientras las condiciones para ejercer su derecho le sean adversas, esto es; credibilidad, autonomía, respeto, resguardo y claridad en la actividad comicial.

  Este nuevo elector prefirió quedarse en casa resolviendo su problemática socioeconómica del día a día, porque votar, objetivamente, no le resuelve sus problemas inmediatos. Esto es verdaderamente interesante y a la vez, delicado, porque ese potencial y cada vez mayoritario votante, percibeque, tanto el poder del Estado como aquellos que lo adversan, le resuelvan nada. Sobre esto, pueden darse varias lecturas. Una de ellas, que este joven votante está (de hecho,lo está haciendo) construyendo (resolviendo) una realidad socioeconómica para sobrevivir en medio del caos que otros (políticos) generaron.

 

  Este cambio está ocurriendo en las propias narices del envejecido liderazgo (oficialista/opositor) mientras siguen entretenidos en el espectáculo del zoológico político que cada vez se degrada más

 

  La abstención ha dejado en evidencia la poca credibilidad que el elector tiene en la institución política (partidos, grupos y ente electoral), sea como posibilidad para generar cambios reales, sea en el manejo y respeto del voto.

 

  Es interesante lo ocurrido en las zonas rurales y pequeñas ciudades venezolanas, donde las alcandías, candidaturas de concejales, entre otros, fueron ganadas por dirigentes locales, agrupados en Ongs/grupos vecinales, personas con un dilatado trabajo comunitario. De ello, el resultado que se evidencia. ¿Qué indica esto? Una vez más: los ciudadanos creen en las evidencias, en quienes trabajan cotidianamente en la resolución de los problemas sociosanitarios, educativos, seguridad, en sus comunidades. Esos liderazgos locales, regionales están dando luces verdaderas para reorientar la actividad política nacional. 

 

  Por el contrario, las gobernaciones que los grupos opositores/oficialistas obtuvieron fueron usando las estrategias y tácticas tradicionales, donde las imposiciones de candidaturas, usos y costumbres de pactos con el poder, han quedado en evidencia. Estas, obviamente, son manerasde hacer política frente a un poder hegemónico que ensaya formas maquiavélicas para perpetuarse. En este caso, no se debe ejercer la actividad política usando métodos infantiles,ni menos ‘jugando carritos’, cuando el poder es totalitario y completamente amoral.

 

  Aun ganando y con el control absoluto de la actividad electoral el régimen totalitario evidenció su mayor debilidad; su militancia está desgastada, cansada, por lo tanto, cada vez el porcentaje de su voto controlado, es menor. Tanto por quienes fueron movilizados en la campaña como aquellos llevados a votar. Del lado opositor; el voto consciente si bien se siente disperso, un porcentaje lo hizo con un ‘pañuelo’ en la nariz. Sin embargo, este hecho corrobora lo que hemos indicado: el elector venezolano está políticamente mejor formado que sus propios líderes y dirigentes. 

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

miércoles, noviembre 17, 2021

Votar es fácil, abstenerse es algo serio




 Lecturas de papel

 

Votar es fácil, abstenerse es algo serio

 

Juan Guerrero (*) 

 

  Había dejado de escribir sobre política y sobre Venezuela y sus desgracias. Esta farsa electoral que contempla una puesta en escena, de la manera más primaria, primitiva y burda, le sirve al régimen totalitario venezolano para simular un ‘proceso de elecciones’ y para aparentar que existe una democracia.

 

  Lo mismo realizó en Nicaragua, Daniel Ortega y su mujer, mientras sus esbirros secuestraban a los líderes opositorespara que no le hicieran sombra. Lo mismo tiene realizando larevolución castrista en Cuba, desde hace poco más de 60 años. 

 

  Una de las principales estrategias del chavizmo ha sido el invento maquiavélico, tanto de ‘partidos y grupos políticos’como de ‘candidatos opositores’ que se presentan a esta parafernalia electoral. 

 

  No. No puede ser lógico afirmar que en Venezuela existe gobierno alguno, tampoco que este sea de tendencia dictatorial o acaso autoritario. Porque si esto fuera cierto, al menos se pensaría que es posible participar dentro de un esquema tradicional de ‘gobierno dictatorial’ establecido dentro de un Estado autoritario, pero Estado, al fin y al cabo. No. En Venezuela desde hace varios años la estructura de Estado republicano fue desmantelada. El Estado de Derecho, junto con sus instituciones, fue desplazado y en su lugar existen pequeñas facciones de grupos paramilitares,narcotráfico, guerrilla y grupos del terrorismo internacional que se han apoderado de esos espacios, mientras usan la fachada democrática para seguir en el poder de un territorio que alguna vez fue república, Estado y nación.

 

  No. No puede afirmarse que dentro de este esquema de actuación bizarra del hecho político, real, evidente y practicado en la cotidianidad con una población sometida al empobrecimiento extremo (cerca del 92% de la población se encuentra en pobreza), se pueda afirmar que existen unas elecciones democráticas, libres y universales.

 

  Ha sido relativamente fácil para el régimen totalitario del ‘carnicero de Miraflores’ organizar un simulacro electoral, fraccionando el universo político opositor, sea ilegalizando a los verdaderos líderes y partidos, encarcelando, persiguiendo o pactando con quienes se han prestado para semejante farsa circense.

 

  Mientras una población acentúa su pobreza absoluta, el régimen avanza en su planificada estrategia totalitaria para ocupar todos los espacios de la vida ciudadana. Esto lo hemos venido indicando desde hace poco más de diez años: la ocupación del territorio venezolano, sean militares-policiales, sea por el paramilitarismo-narcotráfico-guerrilla-terrorismo internacional, es, hoy, un hecho cierto.

 

  La actividad electoral cumplirá su cometidopolítico/militarSe usará, tanto para mostrar al mundo que existe pluralidad ‘democrática’ y se apaciguará la moral política occidental, mientras que se dejarán ciertos espacios internos para colocar figuras ‘opositoras’ que jugarán con el poder real, pintando fachadas de estructuras derruidas, taparán ‘huecos’ de calles y avenidas, y el resto del tiempo, se diluirá entre forcejeos políticos de quienes serán impuestos como ‘protectores’ del régimen para fiscalizar a los supuestos opositores. (Acá debería escribir, ‘fin del comunicado’).

 

  No nos engañemos. Votar en un régimen totalitario de izquierda, populista y terriblemente marginal, es cosa sencilla, fácil y donde no se asumen riesgos de ningún tipo. Difícil es abstenerse, por estos u otros principios, sobre todo ético/morales. Porque el discurso no parte de un hecho inusual, como, por ejemplo, votar en dictadura. No, en Venezuela se vive en un territorio ocupado militarmente, como ya lo hemos escrito, por fuerzas internas y externas. Es un territorio anarquizado, no es un Estado de Derecho. La propaganda del hampa organizada, del narcotráfico y demás grupos militares y paramilitares, ha diseñado muy bien sus discursos y tienen operadores políticos en los escenarios internacionales (Foro de Sao Paulo/Grupo de Puebla), que les replican, narran una y otra vez, los discursos sempiternos de ‘liberación de los pueblos’ o ‘contra el imperialismo’, para perpetuarse en el poder y acentuar la pobreza y el terror en países, como Nicaragua, Cuba o Venezuela.

 

  Abstenerse de votar, en estas circunstancias, es una muestra de solidaridad con la causa de la libertad y la democraciavenezolana, y un hecho político concreto de rechazo a la miseria política y los políticos de pacotilla que sirven de comparsa en este circo electoral.

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

jueves, noviembre 04, 2021

La bicicleta de Corín Tellado




 Lecturas de papel

 

La bicicleta de Corín Tellado

 

Juan Guerrero (*) 

 

  Hace ya unos cuantos años le escuché comentar a un médico psiquiatra que la alegría, la felicidad y la comodidad no prosperan demasiado ni dan frutos, en la poesía y menos, en la creación.

 

  Por estos días leo que ciertos empresarios de multinacionales indican que los ciclistas y sus bicicletas no representan mayor aporte al PIB de sus países. Esto, porque además de no pagar impuestos por el vehículo al fisco, tampoco lo hacen por mantenimiento, servicio y estacionamiento de sus vehículos. Los ciclistas, como también los afiebrados practicantes de la vida ecológica, no se enferman demasiado, viven más, no gastan en medicinas y se alimentan como los pajaritos. Los ciclistas, así parecen, andan felices como las lombrices.

 

  En fin, que un poco de sufrimiento y de vida al borde del abismo parece que dispara ciertas enzimas en las neuronas que nos ponen a pensar, y, obviamente, a desarrollar la creatividad. Por eso el dicho popular, ‘amar duele’ que algunos rocoleros tienen entre ceja y ceja. En esto nuestra eterna, Corín Tellado tenía razón y por eso se dispuso a presentar en sus cuatro mil novelas que escribió, historias de amor con una atmósfera truculenta, de sufrimiento y despecho, pero siempre con un final feliz. Curiosa la obra de esta talentosa escritora que ha vendido más de 400 millones de ejemplares y es, después de Cervantes, la novelista más leída en lengua española.

 

  La felicidad parece cosa cercana a la banalidad, a la trivialidad de la vida. Por eso creo que la complejidad de la existencia, y con ello involucro su lenguaje, es cosa rara y escasa, como la genialidad y la locura. Esto es cierto, por eso nos pasamos la vida en la simplicidad de las cosas vanas, triviales, intrascendentes de la cotidianidad. Eso lo indican los neurólogos quienes afirman que usamos un 10% del tiempo y lenguaje para acentuar la complejidad de nuestro entorno, usando palabras, digamos, ‘académicas’ para reflexionar, pensar y sentenciar. El resto, 90% de nuestro tiempo y lenguaje, lo dedicamos a la más absoluta banalidad de nuestra existencia, de lo contrario, enloqueceríamos de tanta amargura y tristeza.

 

  A los ciclistas se les ve alegres, como esos perros que sacan la cabeza por la ventana de los automóviles, felices mientras el viento les acaricia el rostro. Así también los finales felices en las novelas de Tellado. Es que ese 10% de los seres humanos buscamos el rincón de la felicidad, de la alegría de vivir en los hechos complejos de la amargura, de los autos de fe de la emoción religiosa, de la creencia ideológica, de la ortodoxia partidista y en el amor truculento que nos lleve al sufrimiento para sentir en el cuerpo, el desenfreno enloquecedor de sentirnos poseídos por la mirada de una divinidad que nos haga eternos.

 

  Nada de eso. Mientras vamos por la vida ‘bicicleteando’ nuestro entorno, maravillándonos del más puro sentimiento de amor filial, de amistad o erotizándonos con la pareja, de vez en cuando nuestra mente y nuestras neuronas se ‘sinapsian’ y tenemos ese instante, que es apenas infinitésimo momento de contemplación, donde adviene la lucidez que nos conmueve, nos poetiza y nos suspende de lo cotidiano. Somos protagonistas, nos enseriamos, nostransformamos, sea en religiosos de la fe, sea en seguidores a pie juntillas de una ideología o cretinos de una parcela política. Nos enamoramos locamente, nos disfrazamos en nuestra esquizofrenia y por ese instante, toda nuestra simple historia cambia.

 

  Algunos jamás regresan a su cotidianidad, es que su locura les llevó a los extremos, su frenesí terminó en los bordes de la vida. Por eso la creación, la poesía y el arte en general, son pasiones extremas. Vivir poéticamente siempre será riesgoso, tal vez hasta tenebroso, porque siempre se está al borde, en la incertidumbre, en la hondura del dolor, aunque esa lucidez sea esplendorosa y de plenitud amorosa. Tal vez sea mejor vivir bicicleteando la vida y olvidado, como las novelas de Corín Tellado.

 

(*)  camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1