sábado, noviembre 12, 2011
Piche política
Es lastimoso el escenario institucional venezolano referido a los liderazgos y la dirigencia de los partidos políticos y la organización militar. Lo han invadido todo. No queda ningún resquicio donde el venezolano normal se pueda resguardar de semejante afrenta a su dignidad y trascendencia como ser individual y social. Las relaciones de pareja, de amistad, de trabajo se han visto asaltadas por estas hordas de simios practicantes de un arte degenerado y devenido asunto de pandilleros. Lo hemos escrito en artículos anteriores: la civilidad venezolana está desde hace varios años muy por encima de estos charlatanes de oficio, quienes estructuran mensajes demagogos, unos, y de violencia, otros, para personas minusválidas de pensamiento.
Esto que presenciamos es la descomunal lucha de todo un pueblo, que de manera inteligente y sabia, busca maneras de zafarse de esos gestores políticos y gorilas militares, que desde hace años nos han atrapado y que ahora se muestran en su fase más lamentable, ruinosa y perniciosa: la mentalidad marginal del político y del militar.
Es la lucha de la sociedad civil venezolana inteligente, ingeniosa, trabajadora, contra los manganzones de oficio quienes toda la vida la han pasado viviendo de las rentas del erario público, agazapados en partidos políticos y centros militares. Muy pocos de estos mal llamados líderes políticos y militares pueden salvarse de esta categorización. Sobran dedos para contar los dignos, los cultos, los educados, los virtuosos, los cívicos, los prohombres y mujeres, aquellos que asumen la actividad política y militar como servicio público que se ejerce con humildad, con mística de trabajo y vocación comunitaria.
Cierto que la sociedad civil venezolana participará en los procesos electorales previstos para el próximo año. Y esto no debe verse en modo alguno como un fenómeno ni un milagro ni un regalo de este o algún otro gobierno anterior. Es la consecuencia de una práctica de la libertad que desde hace poco más de dos siglos se ha venido practicando en nuestra sociedad.
Considero que el aporte más significativo que se observa en estos años en nuestra sociedad es el ejercicio de la libertad individual y colectiva reflejados en el ejercicio de vivir y convivir en democracia. Y ese ejercicio de la libertad y de la democracia está instalado en la piel política del venezolano de estos tiempos y es parte de su esencia como pueblo y nación.
Cierto que nuestra práctica de la libertad y de ejercer la democracia no es de tipo suizo, y tanto mejor así. Ella se construye y reconstruye día a día en la cotidianidad de la vida. La democracia venezolana se parece cada vez más a nosotros. Es altanera, irreverente, a veces respetuosa, a veces simple o compleja, en otras de una ingenuidad que parece angelical o terriblemente cruel y odiosa, pero son nuestra democracia y nuestra libertad.
Ese aporte ofrecido por todos y cada uno de los ciudadanos de este pueblo, en las relaciones solidarias vistas en la cotidianidad, siempre ha sido mal interpretado y poco valorado por esos energúmenos y trogloditas, esa especie en extinción llamada líderes políticos y militares. La verdadera democracia y práctica de la libertad existen sólo en aquellas sociedades que se han podido librar de esas gentuzas y en consecuencia, el mismo Estado se ha reducido y delimitado su influencia para permitirle a los ciudadanos hacer la vida a partir de la atención a los temas fundamentales de su existencia: el trabajo, la educación, la familia, los amigos y los placeres básicos que despierta el eros (la vida).
El día cuando los medios de comunicación comiencen a presentar el verdadero rostro de nuestra sociedad, de su gente laboriosa, con sus hijos en actos trascendentes, como los juegos deportivos comunales, los encuentros culturales, los inventos tecnológicos, los premios a nuestros científicos, como noticias de primer orden, sabremos felizmente que esos seres se han afantasmado hasta reducirse a una nota mortuoria. Paz a sus restos.
(*) camilodeasis@hotmail.com / twuitter@camilodeasis
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