qué no daría por oler tu vagina infinita
poder sentir en mis labios el roce de
tu clítoris
húmedo y duro como faro marino
no tengo otra memoria para nombrarte
que esta sal de mis palabras
sé que existe otro tiempo
sé que hay otra memoria donde habita
el sentimiento de la primera vez la primera mirada
el primer y único beso la inicial mano que recorre la piel
donde sólo hay estremecimiento y gemido
enamorado de ti
te llevaría hasta el mar de los sargazos
donde duerme la voz de cortázar
elegante sensual y quejumbrosa
esa voz vital que habla en salmos
llena de silencios
aquietada en los bordes de sábanas
de sus mujeres ausentes
qué no daría por una mirada tuya
que me devolviera el hechizo
de tu elegante andar
mientras recorro con mis dedos la imagen
salina de tu sombra
alargada en la tarde de una playa oriental
qué no daría por saber que aún moras
en los espejos de agua que multiplican tu rostro
mientras duermes acunada en los caracoles
donde el rumor de la mar no cesa
y te nombra
poder sentir en mis labios el roce de
tu clítoris
húmedo y duro como faro marino
no tengo otra memoria para nombrarte
que esta sal de mis palabras
sé que existe otro tiempo
sé que hay otra memoria donde habita
el sentimiento de la primera vez la primera mirada
el primer y único beso la inicial mano que recorre la piel
donde sólo hay estremecimiento y gemido
enamorado de ti
te llevaría hasta el mar de los sargazos
donde duerme la voz de cortázar
elegante sensual y quejumbrosa
esa voz vital que habla en salmos
llena de silencios
aquietada en los bordes de sábanas
de sus mujeres ausentes
qué no daría por una mirada tuya
que me devolviera el hechizo
de tu elegante andar
mientras recorro con mis dedos la imagen
salina de tu sombra
alargada en la tarde de una playa oriental
qué no daría por saber que aún moras
en los espejos de agua que multiplican tu rostro
mientras duermes acunada en los caracoles
donde el rumor de la mar no cesa
y te nombra