viernes, julio 30, 2021

Adiós al mesianismo




 Lecturas de papel

 

Adiós al mesianismo

 

Juan Guerrero (*)

 

  Resulta relativamente fácil recomponer un país, aplicando correctivos económico-financieros y reinstitucionalizandocon políticas públicas su administración. Sin embargo, para perpetuar y garantizar que esos cambios sean trascendentes, efectivos y eficientes, es fundamental desarrollar un proceso educativo que permita formar, no solo los profesionales que necesita el país, también la afirmación de principios y valores que orienten en la formación y fortalecimiento de ciudadanos aptos para vivir y convivir en una sociedad realmente democrática.

 

  Ello involucra también el desarrollo de un lenguaje que afirme la identidad cultural y el destino de quienes se identifican con los ideales de libertad, solidaridad y compasión de su Otro igual y/o diferente.

 

 La sociedad venezolana ha vivido poco más de siglo y medio perdida en la emoción de un glorioso pasado de grandes, medianas y pequeñas batallas, revueltas, asonadas, a las que generalmente le ha dado el nombre de revolución’. Las disputas políticas casi siempre terminaron en revolución,donde los vencedores siempre colocaban una especie de ‘piedra fundacional’ de la nueva república. La revolución azul’, la revolución federal’, la revolución restauradora’, la revolución de la sampablera’, entre un largo etcétera que a la larga terminaron y dieron fin, en el siglo XXI, con la llamada revolución bolivariana’, tanto a la precaria democracia como a la misma república.

 

  El derrumbe de la república en el presente siglo, si bien debe considerarse como una tragedia, y de hecho lo es, también presenta una oportunidad de oro toda vez que habrá que hacerlo todo de nuevo. Es una interesante oportunidad para los nuevos administradores del Estado, para hacer a un lado la mentalidad caudillista, mesiánica y de tantos héroes y heroísmos que intoxicaron la consciencia histórica de la venezolanía. Es tiempo de dejar descansar en el panteón nacional a los prohombres de los tiempos pasados. El culto bolivariano de poco más de 150 años, debemos asumirlo desde una consciencia crítica para ubicarlo históricamente y darle el valor que se merece.

 

  El tiempo de este siglo XXI debe afirmar la civilidad y los aportes de quienes han trascendido, para darnos un rostro como ciudadanos libres, tanto por formación como en el trabajo ejemplar, donde la cotidianidad de una vida normal y sin mayores alteraciones, son la esencia de toda sociedad. Es la oportunidad de las mujeres y hombres de mentalidad civilista, para actuar desde el pensamiento del siglo XXI, en este presente.

 

Es el tiempo de volver a nosotros, afirmarnos en el aquí y el ahora. Ya es tiempo de dejar a un lado tanto pensamiento hacia el pasado, por muy glorioso y esplendoroso que haya sido. La humanidad, las sociedades normales se encuentran ancladas en el siglo XXI del año 2021. Ya el hombre está generando estrategias para llegar a Marte. Ya la luna está siendo colonizada, mientras el liderazgo venezolano, político, militar, económico, financiero, sigue mostrando una actitud, unos principios y valores del siglo XX y hasta del XIX, afianzando las figuras de los caudillos dictadores, como Cipriano Castro o Pérez Jiménez. El ingenuismo de estos liderazgos asombra y lleva hasta la hilaridad. Lo triste de ello es que arrastran gran parte de la población que, por sobrevivencia, muchas veces se ven en la necesidad de seguirles para no morir de inanición.

 

  La dinámica venezolana de estos tiempos, tan cruel y dolorosa en su rutinaria vida, está llevándonos progresivamente, a un estado de total y absoluto abandono, desamparo, desarraigo, con su desenlace de muertos y minusválidos. Quienes sobrevivan, necesariamente tendrán frente a ellos, la oportunidad para diseñar una sociedad, un país, una nación y una república, a su imagen y semejanza. No solo en la construcción de nuevas instituciones, también en el reordenamiento territorial y poblacional. Será esta la posibilidad para darle a esa nueva sociedad un mejor destino con unos principios y valores donde los modelos de la civilidad sean tomados, tanto de ciudadanos que se inmolaron para preservar la cultura venezolana, como de aquellos venezolanos que hicieron de nuestros antepasados hombres aptos para servir como administradores probos y que deben ser imitados por nuestros descendientes.

 

  Preservar la identidad nacional, la trascendencia cultural en quienes han sido los verdaderos héroes de la nacionalidad: educadores, científicos, artistas, intelectuales quienes afirman el valor y el principio de ciudadanía en la cotidianidad de una vida normal, sin mayor trascendencia que vivir en libertad la alegría de un destino común, amoroso y solidario.

 

(*)   camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

viernes, julio 23, 2021

La gran mentira




 Lecturas de papel

 

La gran mentira

 

Juan Guerrero (*) 

 

  Conocí a Oswaldo Trejo (1924-1996) en 1981. El autor de Metástasis del verbo (1990) gustaba ir cada tarde al Gran Café de Sabana Grande, y pasar hasta entrada la noche, conversando con sus amigos y conocidos. Era un rostro infaltable en la Venezuela de la euforia decadente en la Caracas de finales del siglo XX.

 

  Precisamente sobre ello recuerdo cierta vez que le increpé indicándole que la decadencia no dejaba nada bueno. –Por el contrario, mi apreciado Juan. Los tiempos decadentes como estos que vivimos, han dado buenos escritores y artistas. También han dejado al descubierto tanto político de pacotilla y reforzado la hipocresía y la banalidad.

 

Era sarcástico y se burlaba de esa sociedad de tanta pacatería que era la Caracas de siempre. –Porque desde los tiempos de los mantuanos esta ciudad fue un enjambre de miseria humana, mentirosa, hipócrita y chismosa, -sentenciaba, Oswaldo. Era puntilloso, directo y brutalmente sentencioso. –La historia de Venezuela nos la fueron contando los mantuanos vencedores, de a mentiritas, deletreada para no olvidarnos de sus abuelos. Era su manera de hablar de una historia oficial, esa de la que siempre he dudado.

 

Ahora, después de tantos años de esas conversaciones, sigo dudando de tantos momentos, discursos, estrategias y declaraciones que aparecen registradas por oficiosos historiadores y montadas, con bastante rojo visceral, como en las escenas de Eduardo Blanco y su Venezuela heroica.

 

Es que, para comenzar, hablar de una Latinoamérica unida, ya estaba dada por la práctica de tres siglos, sobre la base de una misma lengua, una misma historia y una misma religión. Basado en esa fuerza cultural hispánica, la aparición de una nueva concepción de la sociedad, transformada a partir del siglo XIX (1810) en sociedad republicana, no creo que se pudo dar, como hecho cultural, inmediatamente. Además de ello, la vida en las provincias hispánicas (no colonias) fue en gran medida, un florecimiento cultural, social y económico registrado y demostrado por la riqueza de una clase social, culta y adinerada y que competía con aquella capitalina (madrileña), previo a los acontecimientos de inicio de los movimientos insurreccionales de emancipación.

 

  Creo que la marca cultural de tres siglos (XVI-XIX) conforman un verdadero progreso que ha sido silenciado por quienes quisieron implantar la causa de una supuesta libertad, sobre la base del republicanismo, que no fue alcanzado definitivamente en la Capitanía General de Venezuela, de la cual hablamos. Porque los mantuanos lo que buscaron fue hacerse con el poder político para administrar ellos, directamente, el inmenso territorio y sus riquezas.

 

Nunca fue implantado un proceso cultural y menos educativo, para formar ciudadanos libres capaces de vivir y convivir en una república. Los anhelos de los ideales republicanos quedaron en quienes, teóricamente, vislumbraban una vida republicana a imitación de los países europeos o de los Estados Unidos de Norteamérica. La nueva realidad política que se dibujó a comienzos del siglo XIX, en el territorio que fue Capitanía General del imperio español, era un departamento que después, ya entrado el siglo XIX, se convirtió en República de Venezuela y su padre fundador fue, José Antonio Páez.

 

El concepto de país, nación y república fue gradualmente fusionándose en la mentalidad del pisatario de este territorio, después de 1830. Este concepto de estado autónomounificado solo fue asimilado y después, usado, ya entrado el siglo XX, con Juan Vicente Gómez, cuando se logra anexar la región de la Guayana (Angostura) a la república. Región esta, perteneciente desde hacía varios siglos al virreinato de la Nueva Granada. Definitivamente se logra, de hecho, su anexión, al construir, a comienzos de 1967el puente de Angostura, con lo cual se logra que esa región se incorpore al resto del país de manera directa.

 

  En la práctica, debemos más a la vida imperial monárquica hispánica, su ser y hacer culturales, que a una ilusoria vida republicana que nunca ha terminado de construirse como tal. Apenas llevamos poco más de un siglo en esos vaivenes frente a una segura, firme, trascendente y constante cultura hispánica, que nos otorgó lengua, historia y religión; una práctica cultural de la cual sentirnos orgullosos, tanto por nuestros ancestros como por nuestro mismo destino cultural.

 

Es falso que los 300 años de vida cotidiana imperial monárquica sean considerados como atraso y menos fracaso cultural. Todo lo contrario. Más bien, hemos de hurgar, someter a duda y verificar tanta historia y episodios de ella, tratados de manera truculenta, interesada y mal comentada por quienes han querido escribir la mal llamada ‘leyenda negra’ contra España y la cultura hispánica.

 

  Falsear la historia de Venezuela ha sido cruel, y ha traído esta miseria de vida decadente, con sus miserables protagonistas.

 

(*)  camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1

martes, julio 13, 2021

Cuando vuelvas de Israel




 cuando vuelvas de israel 


cuando vuelvas de israel 

trae en tu mirada

el esplendor de dios 

pide al arcángel gabriel 

que te acerque a la ruta del maestro)

llega cansada al muro de los lamentos)

en las ranuras de las piedras

entenderás la letanía del rabino)

las sonrisas de quienes esperan en lo amoroso)

la suave ternura de un beso que hable)

del encuentro y la partida

después de vagar por las calles del centro)

entre iglesias   sinagogas   mezquitas y conventos)

sabrás que el tuyo está en tu cuerpo)

y entenderás por qué salomón 

erigió el suyo

mira el atardecer

la epifanía que acerca la oscura tarde)

entre las sombras reconocerás a los tuyos)

tan parecidos

tan iguales a nuestra mirada

que te sabrás acompañada 


cuando vuelvas de israel 

regresa con la centellante palabra del desierto)

telúrica   reveladora de mitos

de sueños 

entrelazada a tu hermosa sonrisa)

por las dunas y arenisca

está el relámpago de eternidad)

escucha la voz del ángel que anuncia)

a maría 


vuelve con el sabor del vino de resina)

entre los labios

el aroma de olivares en las manos)

regresa llena de esperanza y silencios)

escucha siempre la antigua melodía) 

que viene del este   del paraíso de eva y su adán 

ya no están abraham ni david 

tampoco noé ni juan el bautista)

hace tiempo se fueron los amantes)

jesús y maría de majdala 

y ruth y rebeca 

antes también boaz 

y nos llaman hijos de la viuda

sabrás de ellos cuando alcances)

las esquinas 

en alguna taberna olvidada

escucharás sus nombres

cuando pases veloz una calle

y después 

cuando descalza busques sal

en la orilla del mar muerto 

verás las huellas de tus amados ancestros)

y en el río verás tu bautismo

y pedirás la bendición humildemente)


cuando vuelvas de israel

trae el mar en tu cuerpo

danza entre olas

vuélvete espuma y dulzura)

suave brisa

sol de la mañana 


cuando vuelvas de israel 

otro amanecer de cielos claros aguarda)

el amor que buscas

queda en lo hondo

revoloteando como pájaro de agua)

tiernamente queda adherido

en nuestra carne

y nuestra sangre


  @ juan guerrero 

 Fotografía: Atardecer. Bahía de Juan Griego, isla de Margarita.

jueves, julio 08, 2021

La incertidumbre

 



Lecturas de papel

 

La incertidumbre

 

Juan Guerrero (*) 

 

  Mi esposa me comenta con cierta preocupación, la angustia que le causa saber las condiciones en que se encuentra el país. -¿Cómo sigue funcionando este país con tantas restricciones? ¿Cómo no termina de colapsar?, me pregunta.

  Le indico que, según las últimas informaciones de especialistas, poco más del 75% del transporte está detenido por falta de combustible. Eso implica el transporte de alimentos, medicinas y materias primas.

 

  -Fijate que en la carretera que va de Maturín a Carúpano y viceversa, esperan que se haga una fila de cien camiones, gandolas y demás vehículos de transporte de víveres, colocan una tanqueta militar a la cabeza, otra en el medio y otra en la retaguardia y así trasladan hasta la otra ciudad a los transportistas. –Es que las bandas de delincuentes y hasta comunidades enteras se han dado a la tarea de asaltar los vehículos de alimentos, sobre todo, porque esa gente no tiene qué comer.

 

 -Pasa también en la vía que va de El Tigre a Puerto Ordaz, al sur del territorio. También por la zona de la costa, entre Barlovento y El Guapo, en el estado Miranda. –Y, sin embargo, continúa comentando mi esposa. –Esto no termina de colapsar.

 

 Sigo pensando en los comentarios de mi esposa. La incertidumbre ante la inestabilidad económica y la posibilidad real de seguir mal viviendo y acostumbrarnos a una permanente vida en el desasosiego: Cortes de electricidad sin previo aviso, cortes de agua los fines de semana, hacer interminables colas de días para surtir gasolina, buscar en el mercado negro una bombona de gas doméstico. Nuestras rutinarias salidas turísticas para adquirir alimentos, medicinas o ir excepcionalmente casa de algún vecino para intercambiar alguna comida, una medicina o una donación. Esa es la recreación, esa es la normalidad, la cotidianidad de un venezolano en Venezuela. 

 

No. Venezuela, hoy, es otra cosa. Es un territorio devastado por los cuatro costados. Con una población enferma, mal nutrida y desnutrida, física y emocionalmente. Propensa a la depresión y al suicidio. Es la pura y cruel realidad. Todo, absolutamente todo, tanto material como inmaterial, ha sido arrasado. La Venezuela de siempre quedó como referencia en la memoria de quienes nacimos y crecimos en el siglo pasado. La historia oficial de estos tiempos es un registro construido desde la mentalidad marginal para adiestrar a otros marginales. 

 

Con ese tipo de seres humanos es imposible pensar en cambio significativo, real y verdadero. Leo y escucho a miembros de la oposición política hablar de unidad para el cambio. De elecciones en condiciones aceptables. Pero es que esta población que queda en este territorio difícilmente participaría en elecciones, porque simple y llanamente sobrevive buscando (asaltando) qué comer. Hasta el agua potable lo debe mendigar.

 

  Difícilmente una población sometida a la humillación, desnuda de todo, pueda sobreponerse mágicamente a su condición de marginalidad mental, para acudir masivamente contra quienes le están adiestrando para permanecer en la marginalidad mental: pérdida de su tradición republicana, principios y valores democráticos, ética y moral como ciudadanos de un país/nación que no existe, porque lo ve, lo siente, lo palpa en su propia piel.

 

  La Alemania nacional socialista de Hitler fue vencida por la conformación de fuerzas externas que se unieron para ayudar a su liberación y el resto de países europeos. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y sus países satélites se derrumbaron por efectos de una economía inviable. El mejor producto que ha podido generar el socialismo es la mortandad acumulada, que ya sobrepasa los 150 millones de seres humanos desde que se tiene memoria. Ningún jerarca reconocido ha emigrado y se ha quedado a vivir en esos ‘paraísos del horror’, sea Cuba, Corea del Norte o China. Los nuestros se han refugiado en París, Londres, Madrid, o en las ciudades más emblemáticas de Estados Unidos de Norteamérica.

 

Desde esas ciudades construidas por el capitalismo, unos viven sus vidas de padres y abuelos, otros se dedican a abultar sus fortunas mal habidas, y otros a fungir de financistas, tanto de sus adeptos oficialistas como a ciertos dirigentes de la oposición. Total, ven la política gansteril venezolana, como un negocio y apuestan, generalmente a las dos opciones. 

 

Siempre lo he afirmado. Salir/superar esta condición de marginalidad política y optar por cambios reales, pasa por el ‘peaje’ del tutelaje militar quienes son, en definitiva, los que posibilitarían la transición a unas elecciones verdaderas. Lo otro son dos posibilidades: un acuerdo de países que intervengan militarmente y desalojen a ‘todos’ los actores políticos y hagan ‘borrón y nueva cuenta’, o esperar, como en los países satélites de la URSS, que todo termine derrumbándose por obsolescencia y oxidación mental. Allí pasaríamos parasitando varias generaciones. La solución no está en mí, pero sí sé que la historia es implacable, como la memoria.

 

(*)  camilodeasis@hotmail.com   TW @camilodeasis   IG @camilodeasis1