sábado, julio 02, 2011

Pobrecito


Posiblemente la palabra mágica para una gran cantidad de ciudadanos sea esta que ilustra nuestro título. Con ella se accede a casi todos los espacios de la administración pública y también privada. La imagen asumida por aquel triste espectáculo que trajo como consecuencia la figura del “Juan Bimba”, estructurada en los albores de la era democrática.
Hacerse sentir “pobrecito” es sinónimo de lástima, de una solidaridad mal entendida entre millones de venezolanos quienes hemos tenido en los líderes políticos sus mejores maestros. Así, cuando se accede a una institución gubernamental para realizar algún trámite inevitablemente se desemboca, frente al funcionario que nos atiende, en un intercambio comunicativo impregnado por una absoluta emocionalidad. Siempre se busca el subterfugio para la evasión de la responsabilidad bajo maneras de explicar las situaciones que ofrecen una solución particular, personal, de amiguismo que hace aparecer a la institución, sobre todo las públicas, como las causantes del problema. Tanto usuario como funcionario aparecen como detractores de las instituciones, bien que ellas no prestan el servicio de manera eficiente, bien que exageran las multas, impuestos o solicitud de documentos. En tanto unos y otros aparecen como víctimas de una situación que les es ajena y donde el Otro es el culpable. Semejante concepción de la responsabilidad, bajo una óptica del emocionalismo, ofrece una pobre y lastimosa actitud como adultos pensantes.
La mentalidad del pobrecito está asociada a minusvalía: -Pobrecito, es que no tiene para cancelar; -Pobrecito, es que no tiene casa; -Pobrecito, es que lo aplazaron en el examen; -Pobrecito, es que no tiene trabajo; -Pobrecito, es que no tiene tiempo; -Pobrecito, es que no sabía; -Pobrecita, es que la dejaron sola; -Pobrecito, es que no sabe leer ni escribir; -Pobrecito, es que está enfermo. Y esta enfermedad del presidente se está manejando desde esa óptica. No estamos con esto negando el valor que tiene la emocionalidad como generadora de inteligencia. Es su uso en situaciones donde debe imperar la racionalidad y la obediencia a las leyes, normas y reglamentos, que estructuran las relaciones entre el Estado y los ciudadanos. Más si este es el jefe del gobierno del Estado.
Las sociedades avanzan cuando sus líderes son capaces de sobreponerse a las trivialidades, a las banalidades intrascendentes de quienes esperan que otros les resuelvan sus problemas. Esta actitud del pobrecito, de dar lástima para esperar alguna retribución, impide que los ciudadanos se fortalezcan psicológica e intelectualmente y avancen como sociedades adultas. Un rey, un tirano, un dictador, un presidente nunca han resuelto nada solos. Somos los individuos, en la diaria y constante tarea de la actividad del trabajo eficiente, quienes a lo largo de la historia hemos sabido encontrar las soluciones a nuestros problemas, individuales y colectivos.
En estos años terribles debemos estar atentos y ser objetivos y críticos con nuestros líderes. El presidente aparece ahora con voz baja, de hombros caídos, con poco lenguaje gestual, con pocas inflexiones y semánticamente con un discurso orientado a la paz y la concordia. Tiene un “plomo en el ala”. Políticamente ya es pasado, y sabe que pronto aparecerá quien le sustituya, pero ojo: no olvidemos que actúa las 24 horas como un político. Maneja su enfermedad políticamente! Y lo hace de la manera más ancestral posible: dando lástima para lograr por lo menos solidaridad humana, es decir; neutralizar a quienes están indecisos frente a fijar posición crítica y adversarlo por su actuación frente al gobierno del Estado.
En las sociedades emocionalmente adultas el líder es necesario sólo cuando los anónimos ciudadanos tienen aspiraciones más allá de sus tareas fijadas por la cotidianidad de la vida. El líder es proyección anónima que deja salir su pasión y (se) a-sombra (salir de la sombra) de lo que es capaz de ser y hacer.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

viernes, junio 24, 2011

El sentido ético del lenguaje


Desde hace siglos hemos sabido que todos los textos antiguos han hecho referencia a la palabra como iniciadora de la vida. Desde el Libro de los muertos, egipcio; el Chilam Balam, de la cultura maya, hasta la Biblia, indican al “verbo” como instrumento de creación, iniciador de la corriente de la vida. A través del lenguaje el hombre se hizo tal y se reconoció en su ser. De esta manera afirmamos que los seres humanos existimos esencialmente en el lenguaje. Somos seres lingüísticos. Lo que somos y seremos está circunscrito a la esencia, a la ontología del lenguaje. Lenguaje es certidumbre de ser.
En este sentido se entiende que la realidad del lenguaje es el hombre mismo. De ello se desprende la coherencia entre pensar, hablar y hacer como esencias que determinan el estado ético (ethos). Lenguaje es en esencia acción que determina la existencia del pensamiento y de la realidad misma. Esta existe a través del lenguaje y también en cuanto tal. El devenir del lenguaje está íntimamente vinculado a la naturaleza humana. Por ello podemos entender que los actos de habla son manifestaciones de una misma y única esencia que se encuentra en la intimidad misma del ser. Hablamos porque tenemos necesidad de existir, manifestar nuestro interés de vida. Esa es la intencionalidad que está presente en todo acto comunicativo.
Más allá del desencadenamiento de la secuencia discursiva está presente el sentido subversivo del lenguaje. Este es por naturaleza una realidad cambiante, transformadora y reveladora de estados de existencia múltiples. La sola enunciación de una secuencia grafémica desencadena una riqueza energética que causa una reacción en quien la recibe. De allí que las palabras golpean, estremecen nuestro ser hasta cambiarnos, transformarnos. La posibilidad de perpetuar ese estremecimiento inicial depende del individuo y sus palabras.
Hablar entonces es una experiencia siempre única y cambiante. Previo a su decodificación, a su traducción semántica se encuentra el estado del disfrute, el goce de enunciar, de sentir cómo las palabras emergen del fondo de nuestro ser como incandescencias que nutren y muestran lo que somos: una infinita inaccesibilidad, esencias libres que jamás podrán ser aprisionadas. Puede el hombre en lo individual ser apresado, encerrado; su ser, su esencia primigenia como realidad lingüística serán siempre inaprehensibles. Y esto es mejor que sea así, de lo contrario caeríamos en la fatalidad, en el extravío existencial que preludia la desaparición del ser. No olvidemos que existimos porque fuimos nombrados, categorizados como especie que pudo, a través del lenguaje, traspasar la barrera de la elementalidad y construir, a partir de la ideación, aspiraciones de vida, utopías señaladas por el lenguaje.
En estos tiempos terribles, catastróficamente agramaticales y cuasi apofánticos, sólo el lenguaje nos proporciona la certidumbre de una existencia más allá de lo doméstico donde la sencillez de la vida se comparte entre los escasos seres que aún, después de siglos y edades, continuamos compartiendo entre diálogos y monólogos, ese sabor y saber de pronunciar la realidad de una encantadora palabra.
Finalmente es menester indicar que todo acto comunicativo tiene un interés, una razón político-idealógica y filosófica, razón por la que el hacer discursivo del hombre discurre entre una comunicación estratégica, perlocutiva y una aspiración de comunicación ético-argumentativa.
En ese borde, en ese quiebre ético se encuentran los políticos, los hacedores de la economía, los practicantes de los cultos, y también los uniformados de la milicia y los herederos del “catre” (catedráticos).
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

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domingo, junio 19, 2011

Educación marginal


Por los años ’80 escuché una información que venía de Italia. Era sobre un asesinato en una universidad del sur, creo que en la Universidad de Messina. Un estudiante había sido inculpado por la muerte de un profesor. El joven confesó que lo había matado porque el docente se negó a colocarle una nota aprobatoria. Fue todo un escándalo y movió la raíz de la decencia de la sociedad italiana hasta lograr que el Estado, a través del sistema judicial, bajo la consigna de “Mani Pulite” (manos limpias), controlara las mafias y saneara el sistema educativo universitario.
Indicamos esto por unos comentarios escuchados en estos días a varias docentes universitarias quienes me han confesado sus vivencias en la universidad. Una de ellas tiene en su sección a un estudiante, que al decir de sus compañeros, está siendo buscado por la policía. Esto es; un malandro que se le ocurrió inscribirse en la universidad. Pero la particularidad de esto es que quiere pasar todas las materias sin ir a clases. Le comentó a la profesora que estaba repitiendo esa materia y estaba molesto con la anterior profesora quien, como prueba para ver si lo aprobaba, lo puso a leer en voz alta una página de un libro…y no pudo hacerlo. La policía lo va a buscar pero como no pueden entrar, lo esperan a ver si sale. Él se queda hasta bien entrada la noche, esperando que los policías se cansen y se vayan. Las cosas andan así por casi todos los centros universitarios del país. A otro docente lo tienen amenazado de muerte. Estos dos casos se presentan en la sede de la Universidad Nacional Experimental de Guayana, en Ciudad Bolívar. Los estudiantes malandros introducen armas de fuego en morrales. De esto han sido testigos, no sólo docentes, también estudiantes y personal administrativo. Hace meses asesinaron a la hermana de una jueza en esa ciudad, por error. Debían matar a la jueza. Varios indicios indican que uno de los involucrados estudiaba en la Uneg. También está el triste caso de una docente del núcleo de la Universidad de Oriente, en San Félix, quien se negó a aprobar a un estudiante. Por venganza varios individuos, entre ellos el mismo estudiante, se introdujeron en su casa, amordazaron a sus hijos y cuando ésta entró, la golpearon y violaron frente a sus hijos, y después, se llevaron todo su mobiliario. La profesora debió renunciar y se fue de la ciudad. Otro caso fue la destrucción de la casa del profesor universitario, de la Universidad Nacional Experimental Antonio José de Sucre, sede Barquisimeto, donde unos supuestos estudiantes, a mandarriazo limpio, acabaron con esa edificación. A la fecha no hay detenidos ni inculpados ni menos procesados por este delito. En otras universidades, como son: Universidad Pedagógica Libertador, sede Maturín; Universidad de Oriente, núcleos Sucre, Puerto La Cruz y Maturín; Universidad Francisco de Miranda, entre un largo etcétera, se está haciendo “normal” los asaltos a las aulas, laboratorios, canchas deportivas y espacios culturales, donde los malandros se introducen y roban, tanto a los estudiantes como al docente. Igual ocurre en los estacionamientos, donde se roban y desvalijan vehículos.
No estaríamos en contra de la educación del malandro que quiera adjurar de su condición y dedicarse a la vida universitaria. Es que quieren, a lo mero macho, y por la violencia, de palabra y de hecho, su título académico. Alertamos además, sobre esto: usando una estrategia de violencia verbal, en varias universidades ciertos estudiantes han accedido al liderazgo político. Se está observando que en estos escenarios algunos de ellos caen inmediatamente en los hechos de violencia física. Se agrede ahora no tanto con golpes sino con el uso de armas de fuego, cabillas y otros objetos contundentes.
El lenguaje absolutamente informal y callejero se introdujo en el aula universitaria, en los pasillos de la Academia y se está instalando en las oficinas, cubículos y casi está tocando la puerta de las máximas autoridades universitarias y hasta de los consejos universitarios. Se observa en el lenguaje kinésico y verbal cuando algunos de estos dirigentes son entrevistados por los medios de comunicación. Casi no se diferencian de aquel lenguaje en boca de ciertos y escasos, aún, miembros de la comunidad universitaria corrompidos.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

sábado, junio 11, 2011

Una nueva actitud


Hace tiempo recibí por correo electrónico un escrito sobre el por qué algunos países son ricos y otros pobres. Japón, por ejemplo, no tiene mayores riquezas naturales, su suelo es muy pobre. Sin embargo, es una de las diez economías más ricas y prósperas del mundo. Su sociedad mantiene una expectativa de vida que supera en promedio los 85 años. Australia es un país relativamente nuevo. Su sociedad se estableció en esa inmensa isla, inicialmente una gigantesca cárcel del imperio británico, con los convictos y la escoria inglesas. Sin embargo, en poco más de doscientos años se presenta como una fuerte economía, de las más desarrolladas, al igual que Nueva Zelanda, cuya base de sustentación es la cría de ovejas. Suiza no cultiva cacao ni tiene puertos. Sin embargo, es el país que exporta la materia trabajada del cacao en miles de formas y modelos de presentación de su ya centenaria industria del chocolate y con una de las mayores flotas mercantes del mundo. Pero ¿qué hace de estos y otros países ser lo que son: sociedades altamente desarrolladas económicamente y con un nivel de vida que es la envidia de muchas naciones? Sucede igual con Italia, Alemania, Canadá, Corea del Sur, Suecia, Finlandia, entre otras. La respuesta parece estar en la ACTITUD PROACTIVA que muestran las mujeres y hombres, y no tanto en los altísimos niveles de escolaridad y de protección social a sus comunidades.
La actitud proactiva que un individuo mantenga frente a situaciones que en un momento de su vida le sean adversas, parece ser la diferencia entre ser pobre o ser rico. Por eso, no es tanto la abundancia de poseer bienes materiales y altos estándares de riqueza social para sentirnos satisfechos y seguros, individual y colectivamente, como la actitud proactiva que se tenga frente a la vida.
Algunas veces nos sorprendemos gratamente cuando nos enteramos de las victorias de alguno de nuestros compatriotas quienes obtienen triunfos fuera de nuestro país. Deportistas galardonados, profesionales de las ciencias y la tecnología quienes reciben distinciones por sus logros en investigaciones de altísimo nivel académico, artistas que reciben reconocimientos por sus creaciones. Pero ¿por qué no pudieron hacerlo en nuestro propio país?, nos preguntamos. Son sencillos venezolanos, comunes ciudadanos que estudiaron en escuelas, liceos y universidades públicas. Entonces, ¿por qué triunfan cuando salen fuera de nuestro país y son siempre los más destacados? La respuesta es casi siempre la misma: porque han mostrado una actitud proactiva, positiva, de superación constante de su propia condición intelectual, psicológica y espiritual, junto con un entorno social que le permite desarrollar a plenitud sus potencialidades y habilidades.
Los nuevos paradigmas que se están construyendo en nuestro entorno cada vez prestan mayor atención al desarrollo de la persona, tanto como ser individual y sobre manera, como sujeto comunitario. En ello la actitud que se mantenga establece la diferencia entre ser pobre o ser rico.
La experiencia que vive en la actualidad la sociedad venezolana en su conjunto, no es tanto de orden político ni mucho menos económico. Es la actitud que cada uno de nosotros presenta frente a la cada vez más conflictiva realidad nacional. Por ello los conflictos (realmente delicados) no se superan quejándonos ni lamentándonos por nuestra “mala fortuna”, ni en discusiones estériles ni en denigrar del Otro-diferente a mí tratándole de “enemigo”, sino manteniendo una actitud proactiva de comprensión y reflexión lógica que permita superar positivamente esos conflictos, mostrando una actitud que pueda enriquecernos intelectual, psicológica y espiritualmente a todos por igual. Quizá esos errores, esos quiebres y esa manera de proceder en los liderazgos políticos, que nos parecen grotescos y que rechazamos, son un espejo que presenta nuestra imagen que nos negamos a reconocer. Mientras eso ocurra no podremos superar nuestra cuota parte de responsabilidad social.
Sólo una nueva actitud, que sea proactiva, integradora y que permita establecer acuerdos dentro de la diversidad de pensamientos, podrá construir ese venezolano nuevo, pleno, consciente de su destino y sobre manera, intelectualmente adulto y estable emocionalmente.

jueves, junio 09, 2011

Nanorrelatos




Pesadillas

Los sueños me eligen esta noche: se hizo presidente.

Nanorrelatos




Felicidad

Estaba escondida detrás de mis cicatrices, con lentes oscuros.

Nanorrelatos



Putas

-¿El amor? -Invento de hombres tacaños para cogerte gratis.

Nanorrelatos




Dios

Jugaba a los dados. Ahora prefiere la ruleta rusa.

Nanorrelatos




Perdido

El niño pintó un bosque y entró. Salió envejecido.

sábado, junio 04, 2011

Ladrar


Por estos tiempos en Venezuela se viven días difíciles. Tanto por la inseguridad como por los bajos sueldos, escasez de alimentos y pare usted de contar. Frente a esto también se ven por las calles de las ciudades y en cuanto semáforo y esquina y acera de este país exista, personajes que hacen cualquier cosa para obtener dinero.
Uno de ellos aparece en los centros comerciales de Puerto Ordaz ladrando. Le llaman El Jimmy. Joven de no más de 35 años. Ladra cual perro cuidador de supermercado chino. Visita los cafés de los centros comerciales pasando raqueta por las mesas mientras los parroquianos celebran y le piden un ladrido adicional. Entre ladrido y ladrido Jimmy se embolsilla diariamente cerca de 400 BsF. como mínimo. Si se suma esa cantidad por 20 días (pues les restamos los fines de semana de cada mes y uno que otro feriado) el perro…digo, Jimmy obtiene 8000 BsF cada mes. Prácticamente el doble del sueldo de un profesor universitario promedio. Que debe tener su título de pregrado, una especialización, maestría y estar en estudios doctorales, además de tener una experiencia mínima de 10 años como docente-investigador.
Pero anoche cuando ladró en el café donde estaba, en menos de 2 minutos, Jimmy recabó en una mesa 30 BsF.
Otro personaje de las calles de Puerto Ordaz es uno que se disloca el hombro para dar lástima. Tiene ya varios años apoderado de uno de los tantos semáforos del pueblo. Dar lástima es su profesión. Después, ya cayendo la noche, se va a la panadería más cercana a cambiar las monedas por billetes de alta denominación y quizá por la mañana entra al banco, como otros de su especie, para depositar. A una de las tantas panaderías también entra otro personaje, quien tiene una camioneta medio destartalada, pero vehículo al fin, que muchos quisieran tener, con bolsas de monedas para cambiar por billetes.
También hay otro personaje en San Felipe, capital de la tierra de María Lionza, quien tiene años paseándose por las calles del pueblo vestido de burriquita. Entre baile y baile ha levantado familia y vive de la gente. O los modernos maromeros que han copado los semáforos en todas las ciudades del país, echando fuego por la boca, lanzando pelotas al cielo o jugando con cuerdas y pines. Uno de ellos estudia ingeniería en la UCLA de Barquisimeto. Tiene su buen celular, usa zapatos y ropa de marca y está cerca de graduarse. También un ex-boxeador que con cuerda y todo, se ejercita mientras la luz roja detiene a los conductores. Estos y otros cientos de miles de personajes se han vivido la vida a costa de las sobras de quienes creen que darles una moneda de 1 BsF (-pues darles menos es casi una ofensa) es poca cosa.
El perro Jimmy quien recabó en una mesa, apenas en dos minutos, 30 bolívares se fue feliz con sus ladridos. Ya podía descansar por más de dos o tres horas, pues ese dinero, promediado en tiempo, le facilita descansar su pierna fracturada y su garganta. No tiene supervisor que lo amoneste. Ni tiene que levantar informes ni corregir exámenes, ni asistir a reuniones latosas, ni marcar tarjeta, ni pagar impuestos, ni buscar los cestatickets mensuales en la cola de la taquilla, ni pedir permisos, ni tampoco reposo médico firmado después de tener que madrugar haciendo las interminables colas del Seguro Social. Jimmy es un buen hombre que apenas ladra y la gente cuajada de la risa le extiende su hueso metálico. Son las sobritas de los incautos parroquianos venezolanos quienes, además de creer que están ayudando a un desamparado, expían sus pecadillos para subir al cielo.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

sábado, mayo 28, 2011

Haberes


Hace cerca de 30 años, mientras conversaba sobre el destino político de Europa y los Estados Unidos de Norteamérica, en un bar en Perugia, pueblo italiano del Pinturicchio y del Arco Etrusco, mi amiga Billy, la maestra de música anglocanadiense, hizo una afirmación que aún hoy, después de tantos años recuerdo con absoluta claridad: -Los EE.UU., son una gran nación, muy poderosa en su economía soportada en la tecnología militar, pero no son un imperio. Llegaron tarde al reparto del mundo por los imperios inglés, español y portugués, básicamente.
Y esto parece cierto porque, los imperios se caracterizan por tres condiciones básicas: imponen una historia, una lengua y una religión. Esto es, afirman su cultura en un suelo extraño donde eliminan todo vestigio de cultura anterior. El poder norteamericano, como tal, no se basa en una fuerza cultural. No posee una religión ni una lengua propia ni una historia mítico-simbólica que le permita perpetuarse en el dominio del mundo. Ese ha sido el gran trauma del Estado norteamericano. En dos ocasiones han intentado crear una religión propia que no han podido imponer: los mormones y la cienciología. Ambas han fracasado. Su lengua, el inglés, no ha podido separarse para crear un nuevo lenguaje de aquel generado en Inglaterra, y su historia no pasa de ser la gloria de los aventados por el imperio inglés a las costas del Nuevo Mundo, reformadores hijos de Lutero y Calvino.
Puede decirse que es un gran país, ciertamente. Más aún, conforma un país-continente, como China, India, Rusia, Brasil, Canadá, Australia y quizá México.
Pero llamar a los EE.UU., imperio parece más una grotesca ignorancia de quienes en la década de los años ´60, en Cuba, inventaron esa estrategia para lograr adhesiones sobre el país más pequeño e indefenso. Una clara alegoría bíblica, a lo David contra Goliat, donde claramente todos se solidarizan con el más pequeño.
Eso hizo triunfar a los barbudos caimanes cubanos internacionalmente pero al mismo tiempo despertó la estrategia del Estado norteamericano para erigirse en la práctica, no como imperio sino como guardián y policía del mundo.
El Estado norteamericano se fue apoderando de muchos símbolos a lo largo de su pequeña historia como nación y república. Uno de ellos ha sido el nombre de “América”. Americanos somos todos quienes nacimos en este continente. Lo otro ha sido el concepto y la práctica de la “libertad” con estatua incluida. Una libertad basada en el silencio de quienes a sangre y fuego impusieron creencias y normaron tradiciones, segregando por siglos al Otro diferente. Y otro importante símbolo ha sido la imagen de “democracia”. La democracia del Estado norteamericano se soporta sobre la base de la fuerza bruta, pura y simple. Cuando no hay ya más nada que hablar ni que negociar, el Estado norteamericano desenfunda su colt 45 y como vaqueros del medio oeste, solucionan todo a balazo limpio. Ejemplos de ello han sido las bombas atómicas en Japón, las de napalm en Vietnam y las decenas de invasiones en casi todos los continentes.
Pero, por qué ahora este inmenso país ha estado metiéndose en Medio oriente y amenazando a otros más? Creo que la respuesta está en algo negro y aceitoso. Las reservas de petróleo están llegando a niveles rojos y los estudios e indagaciones están diciendo que no pasarán más de 20 años antes que se declare una emergencia mundial en países súper industrializados, por falta de petróleo.
Créase o no, lo que parece ser una realidad es la advertencia que ya se ha generalizado en la opinión pública internacional sobre los países a los que les quedan escasas reservas de combustible. Con Japón a la cabeza, con apenas 0,91 años de reservas petroleras le siguen Israel, con 1,40 años; Francia, con 3,91; Reino Unido, con 5,62; EE.UU., con 5,78; después China, con 13,96; España, con 15,08, hasta ir alejándose la lista y presentar a Canadá, con reservas por 145,84, y Venezuela, con 328,94 años.
Lo triste de todo esto y quizá, de ser cierta la información que indica una indagación difundida por un tal Humberto de Jesús Pérez Lanz, quien a su vez dice haberla obtenido de la página oficial de C.I.A., del gobierno norteamericano, de nada nos valdrá a los venezolanos tener reservas por tantos siglos. Si llegamos allá, y eso lo dudo viendo esta realidad, será en cuatro patas y con un garrote entre las manos.
(*) camilodeasis@hotmail.com tweeter@camilodeasis

sábado, mayo 21, 2011

Morir en carretera


En los años ´80 Puerto Ordaz estaba llena de profesionales extranjeros que prestaban asesoría en las empresas básicas. Los fines de semana se veían por la ciudad paseándose entre los parroquianos, con sus rostros tostados por el sol. También confundidos en las tiendas, supermercados y cervecerías. De estos últimos sitios traían las cajas de cerveza y ron para beber en los vehículos que les asignaba la empresa. Se les podía detectar a partir del viernes a las 4 de la tarde, todo el sábado y parte del domingo por la mañana. Bebían como cosacos y después manejaban a exceso de velocidad por las noches en esos amplios espacios de la ciudad y sus entornos. Los lunes era el comentario, generalizado en quienes trabajábamos en la siderúrgica, para preguntar cuál vehículo habían estrellado. Fue tanta la siniestralidad de las unidades que se decidió sólo asignar vehículos a los ejecutivos y sus supervisores.
Una vez le pregunté a un asesor alemán por qué manejaban ebrios y la respuesta me dejó sorprendido: -Acá no hay nadie que nos vigile, nos multe, nos quite la licencia y nos ponga presos.
Esa verdad dicha por una persona que en su ciclo educativo, desde la primaria, haya sido formado en vialidad, es absolutamente válida todavía. La falta de vigilancia del Estado venezolano con su correspondiente aplicación de las leyes acentúan los accidentes en las carreteras. Al mal estado de las vías en absolutamente todo el territorio nacional, por la proliferación de huecos, falta de demarcación y señalización, fallas de borde, se agrega la negligencia de las autoridades por la vigilancia en las carreteras y vías, urbanas y extraurbanas.
Países como Costa Rica, Chile, México, por no indicar los europeos, poseen constante vigilancia y hasta han incorporado sistemas electrónicos y cibernéticos en la vigilancia vehicular. Es posible que el mal estado de las vías y las fallas mecánicas de los vehículos contribuyan en los constantes accidentes viales. Pero lo que acentúa el riesgo real de accidentes de tránsito es que el conductor en Venezuela sabe que puede transgredir las leyes de tránsito y tiene pocas probabilidades de ser sancionado. Y esto es así porque el sólo hecho de detener su vehículo sobre el rayado peatonal, en un semáforo, no lo considera un delito ni menos un riesgo de crimen para el peatón. Menos todavía el saltarse la luz roja. No hay un fiscal de tránsito, ni a pie ni en motocicleta que lo persiga como un delincuente para sancionarlo. Esa es la brutal realidad en nuestra sociedad. Sólo estamos mal acostumbrados a ser precavidos al manejar en los llamados operativos: de navidad, de carnaval y de Semana Santa. Son actos espasmódicos de un Estado que no vigila ni sanciona al ciudadano al transgredir la ley de tránsito. Aunado a ello, tampoco existe un sistema que vigile al vigilante o fiscal de tránsito para que no caiga en la práctica del soborno. En los países antes mencionados y en otros más avanzados en la educación vial, las autoridades tienen ciudadanos, previamente registrados en sus sistemas de codificación, para intentar sobornar a los agentes de tránsito. Así, ellos no saben quién pueda estar detrás del dinero que le intenta entregar el supuesto transgresor. La sanción para el agente es muy fuerte, pues éste representa al Estado frente al ciudadano criminal que intenta burlar la ley y el orden.
El Estado venezolano en la vigilancia y aplicación de la ley de tránsito es sumamente permisivo e irresponsable. Deja que el ciudadano actúe impunemente cuando transgrede la ley y comete una infracción de tránsito. Sabe que puede manejar a la velocidad que le venga en ganas sin que ningún fiscal de tránsito lo detenga, además porque “casi” no se les ve por las carreteras.
Mantener las carreteras en óptimas condiciones, establecer en el sistema educativo venezolano la educación vial como materia obligatoria, desde la primaria, son parte de una estrategia del Estado para prevenir accidentes de tránsito. Pero la vigilancia, control y aplicación de severas sanciones al conductor, como retirarle su licencia para conducir, harán posible que en Venezuela la mortalidad por accidentes entre vehículos no siga siendo una de las primeras causas de muerte e incapacitación.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

sábado, mayo 14, 2011

Ayuno académico


Triste y muy lamentable para el común de los ciudadanos la vida en la sociedad venezolana por estos días. Sobremanera cuando son los sectores sociales más respetados quienes deben manifestarse públicamente para exigir del gobierno del Estado el respeto al cumplimiento de aquello que por Ley les corresponde y es amparado por convenios entre las partes. No son ya las mejoras socioeconómicas asociadas a un contrato firmado entre el Estado y los gremios profesionales, como el de enfermeros, maestros, médicos o docentes universitarios. Es que el actual gobierno del Estado ha irrespetado a todos los gremios, sindicatos y asociaciones de trabajadores que esperan el cumplimiento de las mejoras a sus contratos colectivos firmados con el Estado venezolano.
A tal extremo ha llegado la situación que varios grupos organizados han debido acudir a la huelga de hambre para que el gobierno atienda sus justas peticiones. Esta extrema medida ya ha cobrado dos vidas en los últimos dos años.
Esta radical medida ha sido usada por los presos comunes en las cárceles, que más cabría nombrar como mazmorras por las condiciones tan inhumanas en las que estos seres se encuentran, independientemente de los delitos que hayan cometido. Huelgas de hambre, huelgas de sangre así como coserse los labios buscando ser escuchados y atendidos por el gobierno y la sociedad en general.
Esto ha sido emulado por los estudiantes universitarios así como por las enfermeras y ahora por los docentes universitarios. Los actos van desde el ayuno voluntario por horas o días, hasta los extremos de privación de todo líquido, sacarse la sangre y coserse los labios. Tan extrema medida está siendo utilizada por los grupos sociales como última solución, hasta ahora, para llamar la atención a un gobierno que, de un tiempo para acá, ha ido comportándose en sus actos institucionales, con una clara e inequívoca condición autoritaria y militarista. Estas dos condiciones son quizá los rasgos más evidentes de un gobierno que no tiene propósito alguno de rectificar pues la formación de individuos con estos rasgos, les endurece el alma y predispone psicológicamente para entender que el Otro-diferente es su enemigo y por tanto, debe aniquilarlo, bien políticamente bien físicamente. Toda la actual propaganda del gobierno del Estado está orientada a construir modelos ideológicos bélicos donde todo acto contrario y contestatario es visto como provocación y debe ser respondido para eliminar al enemigo.
La única manera donde los ciudadanos puedan tener éxito para lograr que sus justos reclamos sean atendidos, es la organización social desde las bases mismas de la sociedad. Los gremios universitarios, por ejemplo, que mantienen una justa, legal y legítima exigencia de sus derechos socioeconómicos, deben entender que están enfrentándose a una maquinaria militarista autoritaria que sabe usar los medios audiovisuales para hacer propaganda y neutralizar a las bases sociales. En este orden de ideas, los reclamos deben pasar de ser luchas focales en sitios aislados, a convertirse en manifestaciones colectivas, donde se integren los gremios, asociaciones, sindicatos y sobre todo, cuenten con la participación de las comunidades organizadas, que también están padeciendo las penurias de un gobierno del Estado que les maltrata y se burla de su buena fe. Falta de electricidad, agua potable, inseguridad, son razones más que suficientes para una común solidaridad donde el liderazgo universitario oriente unos reclamos que justifican una lucha que integre a todos.
Los universitarios no deben abandonar los sitios académicos naturales y dejarlos para que sean ocupados por un gobierno pícaro, mentiroso y oportunista. Desde las aulas, desde los campos deportivos, desde los laboratorios, desde los escenarios culturales, desde las oficinas se deben trazar líneas estratégicas que ofrezcan nuevas formas de lucha, que no sean sólo las tradicionales manifestaciones esporádicas de asambleas y reparto de volantines y pancartas. Los nuevos tiempos son de acciones comunes, colectivas, donde los ciudadanos se reconocen como tales, sean obreros, estudiantes, amas de casa, ejecutivos, agricultores o docentes universitarios frente a un gobierno del Estado que intenta frenar el avance hacia el progreso integral de una sociedad que no se dejará imponer la bota autoritaria militarista, sea de derecha o de izquierda.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

sábado, mayo 07, 2011

Contra el Estado Inmoral


Los últimos años en nuestro país han sido indudablemente difíciles. Sobre manera cuando no se tiene una visión amplia del destino histórico de nuestra sociedad. Ciertamente que han existido, tanto en la Colonia como en la posterior etapa de independencia y luego republicana, prohombres que han visualizado nuevos destinos para la sociedad en su conjunto. Existe sin embargo, una suerte de destino común que nos hermana a todos. Ese destino común está soportado en la serie de desventuras, alegrías, traumas, éxitos y fracasos que expresamos a través de una misma historia, una misma religión y fundamentalmente, un mismo idioma. A ese destino común, que es la base de nuestra cultura nacional, deseo referirme. Afirmaba una investigadora que la presencia de lo militar y los militares en la vida civil de nuestra nación es particularmente interesante porque ellos han representado, inicialmente, los civiles que en su momento debieron utilizar las armas para establecer la República. De ahí que la presencia de los militares y de lo que representa la vida militar en el colectivo venezolano, sea visto desde una perspectiva bastante “normal” y hasta necesaria en la medida que ellos han representado la seguridad, la sobrevivencia del Estado frente a los poderes externos, y en amplitud a ello, indicaríamos que hasta de protección y arbitraje.
Es ciertamente difícil y hasta arriesgado atreverse a afirmar que los militares resolverán la problemática socioeconómica y política de nuestra sociedad, siendo que los civiles, líderes en todos los órdenes de la vida nacional, se han comportado como unos déspotas en la generalidad de sus actuaciones.
Pero diremos con toda la fuerza de nuestra consciencia y nuestra formación intelectual y de absoluto compromiso con el destino común de nuestra sociedad, que en las circunstancias actuales no podemos esperar que los militares solucionen nada, salvo aquellas contradicciones donde su jerarquía, que en su proceder deviene casi siempre en arbitrariedad, pueda resolver algo, generalmente por la fuerza, bien de palabra bien de hecho. Ningún proceso social orientado hacia la libertad del hombre y que sea verdaderamente moral, ético y estético, podrá darse en una sociedad donde los militares ejerzan liderazgo. Peor todavía, ninguna sociedad moderna ha podido desarrollarse de manera amplia en regímenes militares. La dictadura siempre es contraria al progreso socioeconómico, político y educativo de los pueblos. Sólo las sociedades que logran educarse, capacitarse y alcanzar niveles ético-estéticos integrales y que se basan en sus tradiciones y se orientan en una vocación de servicio social, como consecuencia de una visión cultural en sus estados, podrá acceder a estadios superiores de florecimiento integrales y armónicos.
Al referirnos a procesos democráticos debemos indicar que existen individuos que de civiles sólo tienen su ropaje. Esto nos lleva a afirmar que en nuestra sociedad hemos asistido a la experiencia de haber vivido bajo una aparente democracia (de aspecto representativa/seudoparticipativa) que en la práctica devino inmensa letrina política, donde los llamados padres de la democracia, hijos, parientes y demás sujetos bípedos, otorgaron a esa experiencia una connotación negativa que hizo del destino democrático de la sociedad en su conjunto, una oportunidad de enriquecimiento para quienes tenían y ahora tienen posibilidades económicas y de compadrazgo político. Por ello afirmamos que así como existe una inmensa cantidad de venezolanos que han obtenido con su esfuerzo una posición socioeconómica fuerte y digna, también existen otros que lo han logrado bajo la sombra de un Estado paternalista y corrupto, que los elevó desde las pulperías que regentaban en su pueblo o cantinas de cuarteles, hasta posiciones institucionales que les han permitido lograr dinero fácil e instantáneo.
Mientras unos se han aprovechado del Estado aprendiendo prácticas pícaras de legalidad inmorales, muchos de los inquilinos del actual gobierno del Estado son absolutamente torpes, resentidos sociales y políticos y fuertemente “talibanizados”, esto es; ignorancia rasa en teorías sobre procesos de filosofía política e incapacidad gerencial para administrar la Cosa pública.
De estos enfrentamientos entre un gobierno signado por la torpeza administrativa y una oposición donde se agrupan oportunistas de oficio con soluciones improvisadas, sólo nos queda esperar y estar siempre del lado de quienes padecen el drama de la desventura y la desesperanza.
La vida de los pueblos son largos corredores, tortuosos, caminos sinuosos, gelatinosos, donde posiblemente quienes hoy se enfrentan en sus liderazgos sociopolíticos y económicomilitares, mañana se den de abrazos, mientras las comunidades continúan padeciendo la misma violencia de un Estado inmoralmente dirigido por una mentalidad militarista marginal, sea de oposición sea oficialista.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis www.juanguerrero.com.ve

martes, mayo 03, 2011

NanoRelatos


Mahoma

-Si la montaña venir a ti, corre! Es un derrumbe.

NanoRelatos


Desilusión

-Hubo fuego. Quedaron cenizas que el barrendero se llevó.

NanoRelatos


Reprobado

El libro de matemática se suicidó. Tenía demasiados problemas.

NanoRelatos


La Mancha

-Sancho, ladran perros. -Corre, pendejo! que nos alcanzan.

NanoRelatos


El distraído

...agonizaba. Entonces supo que la vida había comenzado.

NanoRelatos


Soledad

-Esta noche tengo un naufragio en mi cama.

NanoRelatos


Resurrección

-No podría vivir sin ti. Y aún sigue viva.

NanoRelatos


Caos

Era demasiado tarde. El candidato había ganado las elecciones.

NanoRelatos


Tía solterona

Ya era de noche cuando decidió su destino.

sábado, abril 30, 2011

Gramática del autoritarismo


Las almas de oración son almas silenciosas. Teresa de Calcuta.


Entre los dones y aprendizajes fascinantes de la vida, el lenguaje es quizá la capacidad más trascendental que ha podido desarrollar el hombre para elevarse a la categoría de lo humano. Y esto es así porque las palabras no son sólo estructuras que pueden pronunciarse y escribirse, sino que también poseen esencia para visualizarse en realizaciones concretas, materializarse y por tanto, generar creación. Además, el lenguaje se modela y sigue patrones que otros copian. Por eso existen las sociedades, los grupos humanos que se integran más allá de realidades espacio-temporales, en gestos, expresiones, modales y otras manifestaciones del lenguaje verbal y no verbal, que a la larga cohesiona y da sentido de pertenencia a un lugar, a un territorio.
Por eso es tan delicado el lenguaje. Por eso uno de los vehículos que posibilita este acto transformador, la lengua, está tan escondida y protegida: tapada por los labios y encerrada entre los dientes. Y sin embargo, cuando abrimos la boca generamos actos de habla que, más allá de la secuencia oracional para hacernos entender, están los reforzadores corporales que fijan las palabras y las hacen permanecer más allá de los instantes que duraron nuestras secuencias acústicas, nuestro sonido, nuestro timbre y nuestras cadencias.
La vida ciudadana posee unos códigos mesurados en el discurso. Es generalmente de corte melódico razonado, por tanto tiende a ser más reposado. Los individuos que ejercen su ciudadanía tienden a ser personas que respetan al Otro diferente. La palabra del Otro es para él motivo de interés, de reflexión, aunque no esté necesariamente de acuerdo en sus afirmaciones. La práctica de la ciudadanía exige por lo tanto un lenguaje, una estructura gramatical sobre un discurso que sea coherente con aquello que se práctica: el ejercicio de la libertad. Porque ejercer la ciudadanía es sinónimo de libertad. Y la libertad se practica en espacios donde la paz activa es un acto cotidiano que se ejerce en el uso de un lenguaje acorde con esa práctica. Por lo tanto, el lenguaje de la libertad es inclusivo y fomenta en la cotidianidad el ejercicio de la búsqueda constante de verdades que sean consensuadas y sometidas constantemente a la reflexión entre todos los individuos. La palabra entonces, permanentemente es renovada y brillan las verdades en acuerdos que llevan al ejercicio del poder-compartido y el trabajo grupal, donde se construye el protagonismo colectivo, como paradigma de los nuevos tiempos.
Y el tiempo actual es de una voz colectiva. Es el protagonismo del colectivo que señala al individuo lo que debe hacer y le da la responsabilidad de ejercer un cargo, por tiempo definido, específico. El lenguaje por tanto, tiene la impronta de un grupo, de seres humanos que poseen cadencias, ritmos, tonos y timbres de una sonoridad ética que orienta la dinámica social desde las coordenadas de un lenguaje dialógico, compartido y hermanado en la búsqueda permanente de la amplitud discursiva.
Resulta extraño, raro y obsceno que en pleno nuevo siglo aún se continúe escuchando un lenguaje militarista, cargado de ruidos que construye una terminología obsoleta donde palabras, tales como “batalla”, “campaña”, “comando”, “batallones”, “milicias”, “brigadas”, “escuadrones”, se combinen para aplicarse en la vida ciudadana y den la sensación de algo normal y corriente. Así las cosas, podemos encontrar programas, proyectos, empresas que poseen como principio alguno de estos términos: “La batalla de las ideas”, “Comando eléctrico”, “Milicias socialistas”, “Campaña electoral”.
Este lenguaje remite indudablemente al ejercicio de actos autoritarios en quienes ejercen el poder del Estado, presidente, ministros, gobernadores, alcaldes, entre otros, en la práctica de una ciudadanía que la convierte en manera autoritaria de vida. En actos de lenguaje y modos de vida caracterizados por una voz y unos modales cargados de fuerza corporal que en nada ennoblecen la razón de ser de una ciudadanía.
La práctica de la ciudadanía es contraria a la práctica del autoritarismo. No es posible ejercer actos ciudadanos cuando el liderazgo sociopolítico en el gobierno del Estado está marcado por actos autoritarios trazados por la vida militar.
En las sociedades nuevas cada vez es más raro encontrar militares ejerciendo oficios, labores ciudadanas. Ellos están cada vez más centrados en sus espacios y son vistos como seres de segunda categoría. Sólo necesarios para ejercer la fuerza bruta que ahora se disfraza con la tecnología y la robótica. Ellos son muestra de una antigua vida donde el maltrato al semejante era manera de ser cotidiana y por tanto, daba sensación de seguridad. Ahora la seguridad está en la razón, la verdad compartida y la palabra ejercida con serenidad y en paz.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

jueves, abril 28, 2011

MicroRelato


El doble

Finalmente descubrí quién era mi enemigo. Me vi al espejo y lo maté.

MicroRelato


Sobran las palabras

-Pero tu silencio me ha estremecido de murmullos la memoria, le confesó lacónicamente. Después supo que era muda.

MicroRelato


Zona de tolerancia

-Siga derecho, a media cuadra doble a la izquierda, después otra vez a la izquierda y al final, justo al lado del zanjón, un poquito más a la izquierda, está el palacio de gobierno.

MicroRelato


Panadería La Marquesa

La mujer que desayuna mira de reojo las piernas a la chica de la minifalda. Ella las abre y la mujer saborea. Lame. Penetra su húmeda lengua en el espumoso capuccino.

MicroRelato


De repente

-El caso es que no hubo tiempo. Todo sucedió tan rápido. No me lo esperaba. Fue tan, pero tan ardiente que olvidé todo detalle. Sólo recuerdo el intenso olor a Chanel n.5.

MicroRelato


Fin de mundo

-Mi dios, de tener sexo, sería femenina. Dijo con apacible voz. Al amanecer las iglesias, mezquitas, templos y sinagogas se habían resquebrajado. Todos los fieles fueron liberados.

miércoles, abril 27, 2011

Plitvice


acaso he soñado contigo
mientras mi alma detiene su vuelo
en el parque plitvice
y brota la flor en su desamparo
y el pulviscolo asoma y moja el rostro
mientras el sol traspasa el rocío
y la salamandra humedecida
detiene su andar sobre una hoja

acaso he pensado en ti
mientras desando y miro las huellas
sobre los estrechos puentes de madera
que recorren la extensión acuosa del parque

dónde siempre dónde
ir sobre el borde del agua
verte en el umbral de la cueva allá
en lo alto en lo más nunca
continuar el parque lo otoñal
la caída de hojas su amarillez
subir mientras la soledad eslava
oculta el diálogo
bajar traer las manos de aquellos
que siempre he amado
apretujarte el rostro el hombro
fluye el agua y el suave viento croato
mece ramas mariposas pájaros

acaso he sentido tu voz
tu labio
la humedad de tu cuerpo
plitvice tiene largos corredores de agua
líquenes manantiales cascadas
la quietud inmensa de un bosque

(Trieste-Puerto Ordaz, 1980-1984)

sábado, abril 16, 2011

Warao witu



La primera vez que tuve conocimiento de la cultura warao fue en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela. Habíamos generado un cambio curricular y logrado introducir algunas modificaciones, como la inclusión de los estudios sobre lengua y literaturas indígenas venezolanas. Nuestro primer acercamiento fue con los grupos étnicos Wüayú, en la Goajira venezolana. Después fuimos al Delta del Amacuro para conocer la realidad cultural de esta otra etnia. Practicamos el idioma warao en la zona de Pedernales mientras remontábamos el caño Manamo. Los warao witu o verdaderos waraos fueron nuestros compañeros y orientadores para iniciarnos en el conocimiento de esa ancestral cultura. Hubo una hermosa integración con esas comunidades y nosotros, bisoños estudiantes y enamorados de nuestra realidad cultural, habíamos logrado interesar al claustro académico sobre la importancia de esta realidad cultural tan olvidada y mal comprendida, para aquellos tiempos. Era la década de los años ’70, cuando la llamada Renovación universitaria aún se vivía en nuestra escuela. Agrupados en un Frente en Defensa de las Culturas Indígenas, teníamos nuestros mentores teóricos: Miguel Acosta Saignes, los hermanos Jorge y Esteban Emilio Mosonyi, entre un nutrido grupo de otros amigos quienes aportaban sus experiencias sobre una realidad, la indígena, sólo abordada como objeto de estudio para museos e investigación antropológica.
Para esos años las diferentes comunidades indígenas en Venezuela estaban en un olvido total. Sólo los frailes capuchinos, como misioneros y herederos de los aventureros del siglo XVI, asumían su labor que era digna de respeto, aunque vista por nosotros con cierto recelo en cuanto a la recolección de las fuentes de la tradición oral: poesía, fábula y cuento. Casi todas reescritas y pasadas por el tamiz de la visión religiosa cristiana que suponía una censura de su cosmovisión.
Ahora cuando leo en la prensa sobre la muerte de seis niños de la cultura warao en el basurero de Cambalache, en Puerto Ordaz, me vienen a la mente las imágenes de esos seres que aún, después de casi cuarenta años de aquellos encuentros, siguen padeciendo el rechazo de una sociedad y unos gobiernos que nada le han solucionado, salvo la incorporación de un cuerpo de leyes, donde se les reconoce y da existencia y protección, pero sólo de manera teórica.
La muerte de esos niños por desnutrición, enfermedades respiratorias, disentería, entre otras afecciones propias de una interacción en un medioambiente notoriamente insalubre, como el botadero de basura de la ciudad, es prueba fehaciente de la inmoralidad de un gobierno y una sociedad que siguen discriminando a parte de su población, la más desvalida y desprotegida. Más allá de los estratos socioalimentarios, económicos y educativos en que se ha clasificado la sociedad moderna, los llamados estratos A, B, C, D y E… están las comunidades indígenas. No tienen clasificación alguna. Son los más pobres dentro de los pobres y miserables de este país. Además, al salir de sus sitios de origen para mejorar su calidad de vida, intentan integrarse a la sociedad pero son rechazados. Conclusión: terminan sintiéndose de ninguna parte y pierden su identidad cultural. Esto es lo más terrible que pueda sucederle a un ser humano.
La muerte de estos niños por hambre muestra el rostro dantesco y terrible del drama nacional de un gobierno que no atiende y menos protege a sus ciudadanos. Con esto, se demuestra que existe una fea, hipócrita, desleal y cínica clasificación de ciudadanos de primera, segunda y más categorías. Los indígenas están más allá. Son vistos con desprecio o con lástima por parte de sus mismos hermanos venezolanos. Son objeto de burla o desagrado. En los hospitales nadie les atiende o cuando lo hacen, no les entienden porque no conocen su idioma. La ignorancia ha llevado, por una parte, a dejarlos como depósitos humanos en espacios tan despreciables como el basurero de la ciudad de Puerto Ordaz, o se los devuelve a sus espacios naturales y ancestrales, donde no hay absolutamente nada para que puedan sobrevivir. Los montan en autobuses y los abandonan en lugares apartados, porque para esos políticos de turno, “afean las avenidas, calles, plazas y otros sitios de esparcimiento”.
No ser indiferente ante este drama es muestra de una consciencia social y justo es denunciar y generar una actitud proactiva para permitir que estos venezolanos sean atendidos con dignidad y se les respete y garantice su integridad física y espiritual como seres humanos.
(*) camilodeasis@hotmail.com / twitter@camilodeasis

jueves, abril 14, 2011

La clase media va al paraíso


De Luis Buñuel recuerdo sus películas donde el sarcasmo entre claroscuros e imágenes en cámara lenta, movían a personajes fastidiados que holgazaneaban mientras transcurrían sus hastiadas vidas de pequeños seres que lo tenían casi todo, menos la gracia para vivir. Desgraciados personajes de una clase media aburrida, abúlica y de anorexias intelectuales parece ser la nuestra que vive en la inopia de una existencia al borde de los días. Fracasados y holgazanes personajes que se quejan hasta del peso de sus sombras.
La nuestra ha sido una clase media signada por la vanidad, la grosera apariencia de creerse dueña de un país fragmentado y cuya extensión psicológica e intelectual no va más allá de las rutas turísticas trazadas por los mapas de Miro Popip o Valentina Quintero.
Una clase media con personajes maleducados e increíblemente analfabetas funcionales para la política. Malcriados y despreciativos, furibundos defensores de un territorio que no sube cerros ni llega a las zonas urbanas. Esta ha sido nuestra santa clase media venezolana.
Agrupada entre perfumes y cantos, ligera de pensamientos y proclive a la debilidad de la carne y del bolsillo. Su doble moral oscila políticamente entre una iglesia católica, apostólica y romana quebradiza, y de tiempos para acá pedófila, con villancicos incluidos, y una actividad social que confundió al Estado con el gobierno y partidos políticos, para transformarlo en agencia de gestores.
La clase media de pensamiento decadente e insoportablemente altanera. Seres egoístas y de formación secular mantuana. Deseosos de parecer europeos, españoles o franceses, con Antonio Guzmán Blanco a la cabeza, para luego cobijarse al amparo mayamero, con Betancourt y acólitos. Ahora continúan bajo el amparo de una protección un poco más latina, cubana azucarada y habanera, con un desclasado Hugo Chávez, formado en el más puro ambiente reaccionario de la derecha nacional: cuarteles y cantinas.
El ser de clase media en Venezuela es de pensamiento pequeñoburgués y absolutamente ignorante de su entorno intelectual. Él es un claro representante de una clase media que holgazaneó durante años al amparo del Estado. Su pensamiento cotidiano, del día a día, es del torturador de la vida: abusivo, irrespetuoso, ortodoxo, intolerante y supersticioso. Por eso afirmamos que la figura de este presidente representa la imagen de cientos, miles, millones de venezolanos, hombres y mujeres, tanto del oficialismo como de la oposición, quienes desprecian esa imagen que saben que llevan dentro. Es una actitud, una manera de ser que se alojó en la cultura nacional desde hace años, quizá siglos y que sólo un proceso educativo profundamente pedagógico y continuo, podrá superarlo.

camilodeasis@juanguerrero.com.ve twitter@camilodeasis

viernes, abril 08, 2011

País de eslóganes


Esto de los lemas o consignas como carta de presentación de la vida política es una práctica que cada vez resume lo que es nuestra sociedad venezolana: un enrevesado catálogo de malos gustos y peores desempeños.
De los tantos eslóganes que recuerdo uno de ellos, particularmente, me parece de lo más obsceno y racista. Era la campaña de Rafael Caldera, aparecía en grandes afiches la imagen de un niño negro, pobre, mal alimentado y todo harapiento. Debajo de la foto se leía: ¨Por mí, vota verde¨. Ya en esos años se usaba la imagen de la pobreza vinculada con la práctica política para ganar votos. Después recuerdo cuando el candidato de la izquierda, José Vicente Rangel usó su parecido físico con el beato José Gregorio Hernández, con traje negro y de corte ¨prêt-à-porter¨ (listo para llevar) para atraer a la ortodoxia derechista y curera. Después se inició el ciclo con los candidatos y su vinculación con los animales, como El tigre Eduardo Fernández, o El gato Briceño, actual gobernador del estado Monagas, o aquel zamurito del sur de Guayana. Lo cierto es que cada ministerio, cada gobernación, cada alcaldía y cada institución del Estado venezolano se le conoce por un lema o consigna.
Es tan obscena y ridícula esta práctica, que toda, absolutamente toda construcción de infraestructura, sea desde una simple cancha de bolas criollas, en la época del presidente Luis Herrera Campíns, hasta las escasas edificaciones de este gobierno, pasan por la colocación de un eslogan, que, como estribillo de una mala canción, se intenta que se quede grabada en la mente de quien la lee. Sobra decir que a la entrada de cada estado de este país, existe una valla, un cartel, un pedazo de trapo, con la consigna que identifica la gestión del mandatario regional.
Los vehículos oficiales, las sedes de las instituciones y hasta en las identificaciones que usan los funcionarios en las oficinas públicas, tienen la consigna que supuestamente otorga, como por arte de magia, la capacitación gerencial al individuo.
Pareciera que los lemas o consignas son una especie de talismán, de escapulario, de sagrada protección contra malos augurios. El acto de mayor esfuerzo e intensidad intelectual que un mandatario puede generar, cuando se instala en su nuevo cargo, es escribir su lema o consigna…y cambiar el mobiliario de la oficina que debe usar. Del resto, usted puede corroborar cómo pasan los días, las semanas, meses y años escuchando y leyendo por todo su ámbito geográfico, la sagrada escritura de su consigna que se lee y escucha permanentemente.
No creo que a los políticos de este país se les pueda pedir más de lo que pueden dar, más allá de generar una consigna o lema. Los hay vinculados con las realidades de la ingeniería cibernética, como sinónimo de actualización y progreso o aquellos vinculados a la gerencia.
El uso de los eslóganes otorga a los políticos que asumen posiciones en el gobierno del Estado venezolano, una especie de capacidad ¨virtual¨ según la cual, por el sólo hecho de mencionar determinadas palabras (pueblo, revolución, progreso, gerencia, dignidad, capacidad, integridad, etcétera) les asiste, no tanto la razón, como el poder de solucionar los problemas de los ciudadanos y sus comunidades. Triste engaño para esos políticos que creen tener la solución en palabras.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

sábado, abril 02, 2011

Misoginia


Lo que llamamos historia no es más que la narración que quiere
relatar el patriarcado, y la misoginia es su ideología, un sistema de
creencias e ideas cuyo propósito consiste en explicar el dominio del
hombre sobre la mujer
. Jack Holland. Misoginia



He leído por estos días un excelente libro, Historia de la Misoginia, del periodista y escritor escocés, Jack Holland. Un documento extraordinario sobre la maldad del hombre ejercida sobre la mujer desde hace miles de años. Quizá sea esta anomalía la mayor afrenta del hombre contra su par semejante.
No existen datos sobre en qué momento ni lugar se originó la misoginia, esa aversión y odio del hombre sobre la mujer. Posiblemente sea en el Medio Oriente donde se desarrolla con mayor claridad esta patología mental y en las religiones monoteístas, como el judaísmo y luego el cristianismo e islamismo.
Los griegos establecieron los primeros principios filosóficos a partir de los postulados de Platón y Aristóteles, padres de la misoginia. Principios soportados en viejas creencias que llevan hasta los más antiguos mitos y leyendas, donde la mujer es vista como el engendro del mal. Unas veces identificada con diosas y ninfas, en otras como mortal seductora, pero siempre vista por el hombre con temor, celos, envidia y resentimiento. Filósofos, como Demócrito, afirmaron que la mujer no debía desarrollar su razón puesto que eso llevaría al fin de la sociedad. Por su parte, Aristóteles, cuyo pensamiento y lógica bivalente sigue vigente, indicaba que el papel de la mujer en la gestación era solamente nutricio y que más allá de ello, nada bueno aportaba en la formación del niño.
La filosofía y la ciencia han sido desarrolladas bajo una visión misógina donde la mujer no tiene mayor participación en los principios sobre los cuales se edificó la cultura de la humanidad. En absolutamente todos los rincones del mundo las sociedades han sido establecidas sin la participación de la mujer. Su desempeño ha sido de adorno, como objeto sexual o en otras, diosa o virgen asexuada, como el caso de la virgen María, en el catolicismo.
El desfile de nombres famosos en la historia del pensamiento misógino es bastante extenso y asombra encontrar personajes, como Zeus-Deus-Dios, Sócrates, Platón, Aristóteles, Aníbal, Séneca, san Pablo, Tertuliano, san Agustín, el papa Inocencio III, Tomás de Aquino, el rey Jacobo I, Jean-Jacques Rousseau, Charles Darwin, Kant, Schopenhauer, Marx, Nietzsche, Napoleón, Lenin, Hitler, Stalin, Mao, Freud, Joseph Mengele, Kim II-Sung, Roosevelt, el papa Pío IX, George W. Bush, el ayatola Jomeini, entre un largo etcétera que genera pena ajena y sentimiento de vergüenza como hombre ante las vejaciones a que ha sido sometida durante siglos la mujer. Con mencionar apenas una institución, como la santa Inquisición es más que suficiente para indicar que allí se realizaron los actos más criminales y sádicos contra la mujer y su dignidad.
La modernidad ha ocultado un tanto esta aversión y violencia física del hombre contra la mujer. Sin embargo, la misoginia en los actuales tiempos no ha sido del todo erradicada. Se disfraza y ha mutado hasta aparecer como gentil muestra de belleza en mujeres que son sometidas a dietas estrictas para aparecer como muestra de la belleza moderna. De tan rígidas tendencias, los cuerpos femeninos aparecen casi asexuados y quebradizos. Detrás de ello giran los hombres insatisfechos y terriblemente temerosos ante el avance de la inteligencia y la naturaleza femenina. También parte de una seudo psicología, junto con nuevos dogmas religiosos, llaman al adecentamiento de la mujer. A vivir bajo el temor de dios y del hombre. En otras, el lenguaje agresivo del tradicional macho se ha tornado más selectivo y se adorna con mensajes de una sobre valoración de los atributos físicos de la mujer más que en sus capacidades intelectuales. Se observa cuando el hombre en cualquier evento debe presentar a una profesional. No destaca sus rasgos académicos sino que se centra en sus rasgos físicos, como muestra de una galantería trasnochada y desubicada.
En nuestro país también se aprecia la presencia de la misoginia, tanto en la estructura de la familia como en el gobierno del Estado. Y no se diga que existen mujeres ministras y que la misma Constitución coloca al hombre y la mujer en igualdad de derechos y deberes. Me atrevo a afirmar que el gobierno actual en nuestro país tiene un perfil netamente misógino. Los rasgos de ello se pueden verificar en las tendencias que se están manifestando sobre la estructura educativa donde la obediencia y subordinación al Estado patriarcal cada día son más evidentes.
Triste destino el nuestro, seguir padeciendo de esta anomalía mental en pleno siglo XXI, con hombres e instituciones creadas para seguir sojuzgando y maltratando a la otra mitad de la humanidad.

sábado, marzo 26, 2011

La venus hotentote


Por estos días he visto la puesta en escena, en una combinación de técnicas dancísticas, de la dramática historia sobre la tristemente célebre Venus Hotentote o la vida de Saara Baartman. La compañía de danza Difé Kako, con sede en París, presentó esta semana en los espacios de la Fundación Juan Carmona del diario El Impulso de Barquisimeto, el espectáculo Te Llamamos Venus, con el auspicio de la embajada de Francia y de la Alianza francesa.
La de Baartman es la vida de una joven sudafricana de la étnia khoikhoi (hombres de los hombres), humillada por la sociedad europea de inicios del siglo XIX al haber sido dotada por la naturaleza con un prominente culo (esteatopigia) lo mismo que una gran vulva con amplios labios. Rasgos característicos en algunas mujeres negras africanas y caribeñas. Hacia mediados de 1810 fue traída bajo engaño por un médico inglés a Londres donde fue objeto de estudios médicos y antropológicos. Posteriormente, cuando ya no generó mayor interés científico, fue exhibida desnuda dentro de una jaula como un animal salvaje. Siendo objeto de burla y mofa, con el mote de Hotentote (tartamudo) término despectivo usado por los holandeses para humillar a las culturas de África del Sur por su característica del chasquido en el habla de esta lengua. Saara Baartman permaneció en Londres hasta mediados de 1814 cuando fue vendida a un empresario circense francés quien la llevó a París para presentarla en los espectáculos como una atracción animal al tiempo que era examinada por científicos, como el médico Georges Cuvier, padre de la anatomía comparada. Su prominente culo al igual que su vulva abultada, junto con su piel color miel terminaron por ser objeto de fascinación y deseo sexual. Hacia mediados de 1815, ya olvidada y abandonada, Baartman murió posiblemente de hambre en un intenso invierno. Su cerebro y esqueleto fueron mostrados en el Museo del Hombre de París, hasta mediados de los años ’70, cuando fueron retirados y dejados en los depósitos. Finalmente en 2004 el presidente Nelson Mandela solicitó al gobierno francés la repatriación de los restos de Baartman para ser enterrados en su tierra natal.
La historia de esta mujer es representada por Chantal Loïal, directora y coreógrafa de la compañía de danza Difé Kako, con textos de Marc Verhaverbeke. El solo de actuación que representa Loïal muestran la versatilidad y plasticidad en los movimientos de un cuerpo que va contando la historia de este ser humano, quien es humillado hasta la saciedad y que encuentra en el acto dancístico una expresión verdaderamente artística, más allá del contenido temático que tanto horror nos causa.
Sencilla es la escenografía así como la muestra coreográfica. La escena inicia desde la oscuridad y en ella se mantiene hasta el final con la presencia de esta excelente representante de la danza moderna, quien protagoniza todo el torbellino del drama corporal que artísticamente es resuelto en una combinación de movimientos donde el cuerpo expresa la violencia a la que es sometida esta mujer. Expresiones guturales que hablan desde el fondo del cuerpo, como voz primaria que aúlla sufrimiento y humillación, combinado con declamación de partes de poemas dedicados a esta mujer.
Habría que agregar el acompañamiento musical en dos momentos. El inicio, mientras el cuerpo apenas está reposado, con música clásica, como muestra de los primeros momentos cuando es encontrada y vive como esclava de unos granjeros holandeses en su país natal. Posteriormente, cuando es traída y maltratada en Londres y París, la música se convierte en registro de voces que acompañan el cuerpo en movimientos y giros más ágiles, quizá agresivos, junto con cantos tribales y de voces que acompañan los restos de una calavera que quedó y fue mostrada en uno de los museos más prestigiosos de la antropología mundial, el Museo del Hombre de París. Triste historia y agravio a la dignidad de la mujer, por una sociedad de hombres misóginos que una vez más muestran su corrosiva idea de seudo inteligencia y superioridad.
(*) camilodeasis@hotmail.com twitter@camilodeasis

viernes, marzo 18, 2011

Lo que va a pasar pasará


Por estos tiempos escuchamos y leemos, casi como un estribillo, expresiones construidas por personajes tardíamente angelicales. Exbeodos, exfumadores, exmaridos, extimadores, exconvictos, “ex-cétera”. Pero lo más interesante es ver a otros, quienes repiten semejantes expresiones sin mayor rubor ni preocupación sobre la lógica de ellas. Hay una de esas expresiones particularmente risible y jocosa; cuando hablas con algún neoespiritualista y creído elegido por el Altísimo, le mencionas que intentarás acceder a un nuevo amor o que tendrás suerte en alguna transacción, de manera solemne te sentencia: “Es que el universo conspira para que lo obtengas”. Y para rematar, te dice tajantemente: “Con Dios todo sin Dios nada”. Los motivos profundos de estas y otras frases preconstruidas se han constituido en comodines de las conversaciones en los últimos tiempos y se observan en los círculos académicos, como ornamento a una pedagogía matizada por un barniz de tecnicismo, donde la denominada inteligencia emocional cede su puesto a la ahora llamada “Inteligencia Espiritual”. Sabiondos especialistas en principios espirituales se han hecho doctos en semejantes temas e introducen sus inicios de conversaciones con sentencias, tan oscuras y rocamboleras, que generan hilaridad: “Lo que sucede conviene”, “Lo mejor es lo que pasa”, “El tiempo de Dios es perfecto”. Pero no tanto estas frases prefabricadas son del todo descabelladas y sin sentido, lo más curioso y lamentable es el sustento intelectual donde se aferran estos discípulos de Paulo Coelho, Mayte y demás predicadores del espiritualismo light: libros tales, como Quién se comió mi queso, Chocolate caliente para el alma, Dios viene en una Hardley, El hombre de la armadura oxidada, El Horóscopo de Adriana A, entre un mar de libros editados como chorizos por las casas de publicaciones que saben cómo alimentar el interés y miedo de los desprevenidos creyentes. Además, los fieles oficiales de las instituciones religiosas tradicionales, como los católicos, los musulmanes, los shick, los diferentes ghettos de evangélicos, judíos, budistas, cienciólogos, han adecuado sus ya destartalados argumentos celestiales para hacerse de esta ingente multitud de neocreyentes.
Pero qué es lo que atrae a estas débiles expresiones y libros de ligeras lecturas. En todas las épocas de incertidumbre socioeconómica, de ajustes políticos, incluso de movimientos geológicos por cambios en la geografía de algunas partes del planeta, las personas entran en crisis. Los antiguos paradigmas, las viejas ideas, las fosilizadas leyes y normas y sobre manera, las inquebrantables creencias sobre la divinidad, al verse enfrentadas con la razón de la lógica humana, pues deben fijar su atención en algo aún más poderoso y sobrenatural para lograr que los seres humanos se vuelvan a atar con ideas y creencias particularmente atractivas y continuar en este eterno devenir que es el fluir constante de la vida. Miedo y temor; ese es y ha sido el artilugio de quienes secularmente han detentando el Poder: sacerdotes y militares. Y contra esta insanía se debe educar a las nuevas generaciones. Para erradicar el mal principal de este mundo: la ignorancia envuelta en superstición, ortodoxia y misoginia.
Lo curioso es que en este grupo de débiles intelectuales se encuentran docentes universitarios quienes, con mitad del cerebro instalado en una fe insustancial, achacosa, pervertida y desfasada de la realidad, buscan conciliarse con su otro medio cerebro donde hay una lógica que les impide hacerse de un pensamiento sano y comprensible para lograr al menos, entender la lectura del pensamiento científico moderno.
El mundo no se va a acabar, tampoco la humanidad. Dios no vendrá en una motocicleta a salvarnos de esta hecatombe que nosotros mismos hemos permitido. La divinidad, de existir, es una razón mayor instalada en el cerebro de cada quien. Y en el cerebro no existe pecado alguno sino responsabilidad, individual y colectiva. Y de tener semejante órgano en óptimo funcionamiento, debemos comprender que ese tal Dios no tiene necesariamente que ver con religión alguna. Las religiones son instrumentos de sometimiento y sojuzgamiento que pervierten la libertad humana. La idea de la divinidad es una realidad-virtual de proyección humana, antropomórfica, donde todos coincidimos para que expíe nuestros pecadillos y demás hierbas. Entonces, como este envejecido Zeus-Deus-Dios, que ya tiene poco más de dos mil años de funcionamiento, está llegando al llegadero, pues no nos queda de otra sino reconstruirlo, con celular y demás, y presentarlo en pildoritas, como estas expresiones de las cuales comentamos.
(*) camilodeasis@hotmail.com / twitter@camilodeasis

domingo, marzo 13, 2011

La felicidad posible


La corrupción política rara vez se inicia desde el pueblo.
Luis Castro Leiva. Sed Buenos Ciudadanos.
Es evidente que aún y a pesar de las dramáticas experiencias que en la actualidad vive la sociedad venezolana en su conjunto, no es menos cierto el cambio actitudinal de su población en todos los campos donde ella se desenvuelve. Por ello descreo de los cientos de opinólogos agoreros que por los medios de comunicación, permanentemente indican lo inevitable de nuestro desgraciado destino, como consecuencia de la incapacidad como ciudadanos para lograr niveles de desarrollo óptimos.
Independientemente de las torpezas y desmanes que ejerce la administración actual del gobierno del Estado en muchas áreas, pues también es notoria la incapacidad y sentido retrógrado de quienes le adversan. Al medio de esas dos aceras se encuentran millones de ciudadanos que continuamos construyendo, a contracorriente, nuestro destino individual y colectivo, con perseverancia, reflexión crítica, más allá de una trivial confrontación sobre si A es mejor que B o B resulta más honrado que A. Los venezolanos comunes y corrientes somos superiores a estas y tantas otras adversidades que se nos presenten. Desde hace siglos venimos construyendo una cultura como comunidad organizada. Si se revisa la historia se notará que han sido los líderes militares, políticos, junto con un minúsculo grupo moralmente corrupto, quienes han detenido el avance de las comunidades organizadas, desmantelando formas novedosas de desarrollo integrales, locales, municipales y regionales.
Las comunidades sanas y sus líderes resaltan siempre las ganancias, las visiones positivas y dejan a un lado tanta alharaca negativa de quienes se dan a la tarea de destruir los valores de la tradición, de la cultura nacional, bajo argumentos maniqueístas del fin de nuestra sociedad.
La situación social, política, económica será superada como ha ocurrido en todas las sociedades que se han propuesto, de manera organizada, superar la mentalidad marginal de sus gobernantes.
Esto lo recordaremos como una experiencia significativa, de aprendizaje en la construcción colectiva de una ciudadanía que debe aprender a convivir y compartir desde la diferencia, aprender a vernos como seres humanos que podemos y debemos ser reflexivos, críticos, participativos y en todo momento defensores de nuestra cultura y tradición como nación.
En estos tiempos de tensión y ansiedad es indispensable creer en nosotros. Nadie vendrá en nuestra ayuda real, más allá de elegantes declaraciones de personalidades e instituciones extranjeras. Ahora es el momento de asumir nosotros mismos nuestro destino compartido. Y en ello es evidente que habrá desaciertos. Muchos. Habrá disgusto y rechazo. Pero ya es imposible volver atrás. Los años pasados ya se vivieron. Ahora tenemos que continuar juntos, nos guste o no. Tendremos que vernos las caras y aprender a soportarnos. Pasaremos de las injurias a encontrar líneas comunes para compartir. Eso ya lo aprendieron las comunidades hace tiempo. Ahora les toca aprender a los líderes políticos.
Estas contradicciones las estamos superando en tiempos de relativa paz, pero paz al fin y al cabo. Otros países, como los europeos, debieron experimentar dos guerras sangrientas hace relativamente pocos años. Estados Unidos de Norteamérica vivió su propia guerra civil sanguinaria para aprender a convivir y hasta mediados del siglo pasado tenían a parte de su población, los negros, segregados. Nosotros estamos viviendo nuestra propia realidad, que en parte es sangrienta, como lo muestran las estadísticas de la violencia e inseguridad. Esta situación, esta problemática sólo la entendemos nosotros y nosotros debemos darle solución. Es nuestro deber como ciudadanos. Tengo confianza y seguridad en nosotros. En nuestra capacidad para crear y construir una sociedad que tenga nuestro propio rostro. Que no sea ni cubana ni norteamericana. Que hable y se exprese en español venezolano. No hay escapatoria: estamos destinados, a pesar de esta hora gris y terrible, a ver nacer una nación, una república donde impere la educación como piedra angular del progreso social. Una república donde impere la calidad del trabajo digno y la rectitud de la moral ciudadana.
(*) camilodeasis@hotmail.com / twitter@camilodeasis

viernes, marzo 04, 2011

La tía Ambrosia y el limosnero


Mi fisoterapéuta es de esas personas que tienen un don para contar historias. Mientras me da masajes en la espalda me cuenta sobre su pueblo, Uracoa, una especie de Macondo venezolano, perdido en las extensas sabanas del estado Monagas. Me dice que es tan solo y perdido que la única funeraria que había quebró por falta de muertos. Sólo pudieron velar a un colombiano que apareció en media calle, y eso porque no tenía deudos y el dueño se apiadó del difunto.
-Pasan cosas raras allí, me dice ella mientras enreda sus consonantes a lo oriental y deja salir una estridente risita que sacude mis tímpanos. –Figúrese que la otra vez mi tía Ambrosia iba para la misa de la mañana y cuando estaba por entrar se le apareció un limosnero y ella de inocente le entregó un billete. De ahí no supo más de ella hasta que se vio otra vez en la sala de la casa cerrando la cartera. Al rato llegó Ernestina, la sobrina, preguntando que y que para qué había mandado a buscar los zarcillos de oro de la abuela Cleta. –Pero mujer, yo no me acuerdo. –Sí, tía, usted me los mandó pedir. Fueron a ver al cuarto y todo estaba tirado en el piso. El escaparate de caoba tenía las gavetas afuera. Medias de nylon, sostenes, los interiores del viejo Oliverio. Todo estaba regado por el suelo. –Ay, santo dios. Virgen del Valle. Qué pasó aquí. De repente a la tía Ambrosia le comenzaron unos dolores. Medicatura, exámenes y de después el diagnóstico: -A esta doñita le dieron burundanga. Ay, madrecita mía, dijo Oliverio. Y qué es eso, doctor. No quedó nada de valor en la casa. Hasta el pote de leche Klim, donde guardaban las lochas y morocotas, estaba vacío.
Ciertamente dijeron todos. –Eso le pasó a la tía Ambrosia por creer que a los limosneros hay que darles dinero para que no se mueran de hambre.
Esta última frase es posiblemente una de las sentencias de muerte que tiene atrapada a la sociedad venezolana en un limbo de una seudo moral, que hace imposible construir una sociedad de ciudadanos responsablemente aptos para asumir tareas de desarrollo integrales en nuestro país.
Recuerdo un escrito sobre un estudio que hace poco tiempo recibí por correo electrónico donde un estudiante de ingeniería de una universidad venezolana, planteaba, con datos estadísticos en mano, cuánto obtenía una persona que en un semáforo, se dedicaba a pedir limosna.
El cuento es que promediando el tiempo que un semáforo tarda en cambiar de luz roja a verde, se hacen 30 segundos e igual tiempo para volver a roja. Total, son 60 segundos. Por cada minuto que transcurre en rojo, el limosnero tiene 30 segundos para “pasar raqueta” a los automovilistas, percibiendo un mínimo de 1,00 BsF. En 1 hora de “trabajo” el limosnero recauda 120 BsF (60min.xBsF.2). Esto, restando los domingos como descanso, da un apróximado de 24.000 BsF. al mes. Sin embargo, pensemos que el señor limosnero ha tenido contratiempos, como que se quedó dormido por la resaca del sábado por la noche, y que eso le lleva a recaudar la mitad, 12.000 BsF. Pero si algún buen samaritano le da en esos segundos, mientras la luz está en rojo, 5 BsF. ya podrá descansar debajo de una mata de mango por los 9 próximos cambios de luces. Y lo mejor: no tiene jefe que le reclame, le amoneste con un memorando ni lo ponga a la orden de Recursos Humanos.
El señor limosnero no ha tenido por qué tener que ponerse a trabajar como Dios y las normas de toda sociedad normal del mundo lo exigen. No sabe de trabajar horas extras, ni tampoco esperar los famosos cestaticket para complementar el sueldo.
Pero lo mejor es lo que la realidad le dijo al joven que hizo el estudio: En una entrevista a una limosnera, cuando le preguntó cuánto recaudaba al día, como promedio, ella contestó que entre 40-45.000 BsF. hacía en los días más “flojos”.
Quizá la tía Ambrosia ya no tenga por qué preocuparse más por los antisociales disfrazados de limosneros. Con estirar la mano y pedir, para ellos ahora es suficiente.
Cierto, esa es la palabra mágica a la que se debe atender: la flojera de una dirigencia política que le ha metido en la cabeza al resto de los venezolanos, haciéndoles creer falsamente que este es un país rico, donde no hay que hacer mucho esfuerzo para salir adelante. Mosca, pues: sólo se sale adelante con estudio, con sacrificio, con constancia y con el trabajo digno que hace de todo ser humano una garantía como el bien más preciado de toda sociedad: ser ciudadanos.
(*) camilodeasis@hotmail.com / twitter@camilodeasis