jueves, agosto 09, 2012

Visión integral de la cultura

El desarrollo cultural ha pasado por diferentes etapas a lo largo de estos últimos tiempos. Resulta de interés indicar que en sus primeros años la actividad cultural era el resultado de una acción del Estado que la entendía como elemento decorativo que devino en los denominados “actos culturales”. Tristemente esta pobre concepción pervivió a lo largo de casi toda la etapa dictatorial y primeros años de la denominada democracia representativa. Solo en la primera etapa de los años sesenta se comienza a considerar al desarrollo cultural como acontecer de un conocimiento que exige al hacedor ciertas condiciones para esta actividad. Con la creación del antiguo Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA) se accederá a considerar la actividad cultural como sistema integrado que resulta de un principio fundamental: el desarrollo integral de la consciencia cultural de los pueblos. Ese instituto desarrolló toda una estrategia que permitió al Estado venezolano hacerse de una fuente documental para trazar una Política cultural que generó estrategias para su accionar en todas las regiones de la geografía cultural venezolana. Sin embargo, y aunque fue un adelanto en lo referente a planificación y administración cultural, así como en los denominados comisionados culturales, las concepciones que soportaron dicho instituto todavía estaban alejadas de la realidad. De allí su visión con una concepción centralista de la actividad cultural que poco incidía para que las regiones pudieran, de manera directa y coherente, expresar sus hechos culturales. La transformación del Inciba en el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) y posteriormente en el Ministerio de la Cultura, son consecuencia de estrategias mucho más amplias y de criterios más depurados, que en mucho responden a los lineamientos que en materia de desarrollo cultural integral adelantó la UNESCO en los años setenta. Esto es, la visión del desarrollo cultural desde una concepción integral de la actividad del hombre. Concepción esta fortalecida en las décadas posteriores. Autores como Ander Egg, A. Tinoco, Guédez, entre otros, diferencian entre desarrollo cultural integral, acción cultural, promoción cultural, desarrollo sociocultural, y animación cultural. Esta última, si bien resulta de todo un acontecer de las anteriores, soportado por investigaciones, planificación y procesos gerenciales, no es siempre lo más importante. Incluso enfatizar solo en la animación cultural en sí misma, a la larga deviene esterilidad del hacer cultural. Esto porque tiende a desligarse de su fuente primigenia: las comunidades. Es desde las comunidades organizadas donde el moderno desarrollo cultural encuentra su razón profunda que permite darle sentido real y justifica su existencia. Animación cultural implica presentación de espectáculos y grupos como acción de promoción de ellos mismos y de quienes los promueven. Véase acá el riesgoso, peligroso sesgo en la animación y promoción cultural por sí misma. Esto por la injerencia de personajes y entes extraños a la vida cultural. Hablamos acá de partidos y grupos políticos, y de entes gubernamentales, como ministerios, gobernaciones y alcaldías, que tienden a utilizar la actividad cultural solo para promocionarse. Por ello las instituciones internacionales, como la Unesco, indican que en las próximas décadas el desarrollo cultural debe entenderse como el resultado de acciones integradas, como la Educación (Promoción de la lectura y escritura), el Deporte, el Turismo, e integrado a un contexto social específico con sentido ecológico, donde la visión de realidades éticas y estéticas fortalezcan la memoria cultural en la construcción de ciudadanía. Por todo lo anterior, seguimos insistiendo en considerar al desarrollo cultural como actividad básica del hombre que, junto con el desarrollo educativo y deportivo, sirvan para afianzar la memoria de la cultura nacional en los ciudadanos. Los procesos gerenciales, con visión holística y sistémica, son importantes y aceleran la adecuación para estructurar una Política Nacional de Cultura, indispensable en toda sociedad moderna. Esta política debe ser columna vertebral y articularse junto con políticas regionales, municipales y locales. En definitiva son los cambios actitudinales, entre quienes gerencian la actividad cultural (personas), quienes contribuirán a transformar la condición de minusvalía cultural de las instituciones culturales de nuestro país. Bueno sería instrumentar los consejos estadales, municipales y locales de cultura, como estructuras político-administrativas organizadas que permitan el acceso definitivo de las comunidades urbanas, rurales e indígenas (triple realidad cultural) a la rentabilidad cultural (académica, social y monetaria). Con una Política Cultural de Estado construiríamos en corto tiempo una sociedad y un gobierno de Estado que se fundamenta en principios ético-estéticos para fortalece la identidad cultural. También puede leerse este artículo, en: http://www.eluniversal.com/opinion/120809/vision-integral-de-la-cultura @eluniversal http://www.lapatilla.com/site/2012/08/07/juan-guerrero-vision-integral-de-la-cultura/ @lapatilla http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/5601179.asp @analitica (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

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