viernes, agosto 17, 2012

Lectura y libertad

Venezuela fue el primer país de América Latina y uno de los primeros en el mundo que diseñó una Política de Estado en materia de Lectura y Escritura, a comienzos de los años setenta. Consecuencia de ello se estructuró una Comisión Nacional de Lectura (Fundalectura) que estableció en cada capital de estado una comisión regional. Esto permitió fijar criterios únicos para impulsar la promoción de la lectura y escritura desde los primeros niveles de la Educación, logrando que la actividad se municipalizara y llegara a todos los rincones de la geografía nacional. Además, la Universidad de Los Andes fue la primera institución universitaria en Latinoamérica en diseñar una maestría para especializar personal en tan delicada actividad. El desarrollo de esta Política de Estado permitió incorporar la mayor cantidad de las universidades públicas, autónomas y democráticas, como entes académicos, en el diseño, investigación, edición y promoción de los procesos de lectura y escritura. De esta manera, fueron incorporados al Plan Nacional de Lectura y Escritura gran cantidad de especialistas de las mejores universidades venezolanas, quienes participamos como asesores académicos ofreciendo nuestros conocimientos a las maestras en servicio de las escuelas nacionales, regionales y municipales. El Estado venezolano asumió los procesos de lectura como de fundamental importancia y los incorporó como actividades obligatorias a lo largo de todo el eje curricular del sistema educativo nacional. Esto se evidenció principalmente, en las primeras etapas de la Educación Básica. Las actividades llevadas a cabo por especialistas y maestras dedicadas a los programas de promoción de la lectura y escritura, permitieron incorporar a un gran número de cultores, artistas y escritores venezolanos. Programas como el sistema nacional de Cajas Viajeras, donde se seleccionaron pedagógicamente obras de cuentistas y poetas nacionales y de la literatura universal, colocaron en manos de niños y jóvenes, en sectores urbanos, rurales e indígenas, cientos de miles de títulos de cuentos y poemas, gran parte de ellos presentados por sus propios autores. Encuentros, talleres, festivales, foros, entre otros eventos, fueron estructurados para incentivar, de manera planificada y sistematizada, una labor que es de vital importancia en la formación de un ciudadano capaz de saber vivir y convivir en una sociedad democrática y solidaria. Ya para fines de los años ochenta y comienzo de los noventa, se iniciaban las orientaciones pedagógicas para establecer el denominado currículo regional. Esto es, permitir dentro del currículo nacional, un 20% para dar a conocer la geografía, historia, literatura, entre otras, de las regiones. Indicamos esto en razón de solicitar, públicamente, pueda volverse a considerar a los procesos de lectura y escritura como de esencial importancia en el fortalecimiento de los valores y la construcción de ciudadanía. Entendiendo que para ello debe el Estado venezolano ratificar su Política de Lectura como de obligatoriedad para todo el sistema nacional de la Educación. Ojalá pudiéramos establecer los antiguos “lectorados” que alguna vez existieron en las aulas y salones de liceos y hasta universidades nacionales. De esta manera haríamos de la niñez y juventud de este país hombres y mujeres útiles a sí mismos y a sus semejantes, y por consiguiente, ciudadanos aptos para saber coexistir en una sociedad verdaderamente democrática y libre. También puede leerse, en: http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/5009648.asp @analitica http://www.lapatilla.com/site/2012/08/15/juan-guerrero-lectura-y-libertad/ @lapatilla http://www.eluniversal.com/opinion/120816/lectura-y-libertad @ElUniversal (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

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