viernes, marzo 23, 2012

Entre marginales te veas



Hace algunos años leí en un diario de circulación nacional unas declaraciones de un técnico deportivo cubano quien había decidido desertar e irse de Venezuela. Entre las tantas afirmaciones que indicó, una de ellas me impactó particularmente: “No se puede hacer una revolución con marginales” Y yo agregaría, además: Tampoco se puede lograr una verdadera democracia con dirigentes opositores de mentalidad marginal.
Esto último es verdaderamente dramático toda vez que estamos tan mal acostumbrados a la dejadez, la desidia y la pedantería, que una gran parte de la sociedad venezolana, particularmente la llamada clase media, está esperando que el presidente se muera y surja de la nada un reemplazo para tranquilizarse y seguir su vida como si nada hubiese pasado en estos años. Otros esperan que el candidato opositor asuma la presidencia y les devuelva la antigua vida de solidaridades automáticas y respaldo a sus malcriadeces políticas.
Ciertamente que el país ya no es el mismo. Los alegres y falsamente prósperos años setenta ya pasaron. Los despertares de la resaca en los años ’80 y ’90 se vivieron en las calles y entre el basurero por saqueos, muertos y desamparados de los conflictos sociales que abrieron las compuertas donde se asomó el rostro famélico de un venezolano desconocido.
El siglo XXI nos presenta ahora como una sociedad contradictoria: viviendo en un espacio geográfico llamado Venezuela inmensamente rico pero a la vez, siendo casi infinitamente pobres. Sobre manera, sin memoria histórica y menos cultural. Con un sistema educativo rudimentario, pedagógicamente atrasado y sin un modelo preciso para construir el ideal del ciudadano venezolano habitante de una república democrática. Con un sistema de mercado donde el comerciante se mal acostumbró a obtener como beneficio de sus ventas, el doble, triple y hasta más sobre la venta de sus productos.
Venezuela es, desde hace más de 25 años un país absolutamente privatizado por la mentalidad marginal. Y el primer privatizador es el Estado. De resto, las aceras, los rincones, las paradas de autobuses, las jardinerías, las esquinas y demás sitios públicos han sido tomados por particulares. La mentalidad buhoneríl se ha hecho gobierno y se ha impuesto, restando espacios y participación a las comunidades organizadas.
No creo que el actual sistema educativo venezolano pueda lograr un cambio de mentalidad en el venezolano. Mucho menos que el actual gobierno del Estado logre cambios verdaderos, ni tampoco los dirigentes opositores puedan lograr en el corto tiempo instalar una estructura educativa basada en valores y adaptada a los nuevos cambios en el escenario socioeconómico mundial.
Mientras no ocurra una clara, franca y decidida participación del Estado venezolano en la conformación de un sistema educativo y de seguridad que logren en la práctica controlar a los asesinos, violadores de menores, corruptos, ladrones, pícaros políticos, comerciantes usureros, y demás alimañas sociales, la mentalidad marginal irá solucionando a su manera las cosas e imponiendo su ética y estética.
(*) camilodeasis@hotmail.com / twitter@camilodeasis

5 comentarios:

Institución dijo...

Decadencia humana irreversible...
Mis respetos y consideración.

Juan Guerrero dijo...

Muy amable por leerme y por responder. Saludos.

alphia dijo...

La pura verdad, en la educación está el cambio, ein ella seguiremos siendo lo que somos.

jcomana dijo...

Muy cierto y real. Dificilmente con las elites politicas q tenemos saldremos d esta siuacion. No hay voluntad..por edo llegamos a este avismo.

jcomana dijo...

Muy cierto y real. Dificilmente con las elites politicas q tenemos saldremos d esta siuacion. No hay voluntad..por edo llegamos a este avismo.