viernes, marzo 09, 2012

Eres chavista!



Mientras cambiaba el aceite al motor de mi carro, en el taller de un
conocido, escuché una intensa conversación entre otros dueños de
vehículos y el técnico mecánico. No me interesó tanto el tema que
abordaban, obviamente sobre la figura del presidente y sus ofensivas
palabras al candidato opositor, tildándolo de "cochino", como la forma
para enfrascarse en la discusión. Gestos, ademanes, movimientos
corporales exagerados así como un elevado timbre de voz denunciaba en
los interlocutores una insanía en las relaciones humanas, donde en
absoluto había espacio para la reflexión. En la Venezuela actual cada
quien, casi a gritos, expone su verdad y no escucha al Otro-semejante
ni mucho menos, al Otro-diferente. Siempre he creído que esto del
tristemente llamado "chavismo" es más una actitud, una postura de
vida, una emocionalidad y sobremanera, un credo de fe, fanatismo,
superstición y ortodoxia, que se aplica tanto a ultrosos seguidores
oficialistas como a ultrosos opositores. Las actitudes autoritarias,
militaristas, ramplonas, retadoras, agresivas, entre tantas otras, de
clara y evidente persona que se sabe protegida, son propias de un tipo
de venezolano que arrastra ese síndrome de la "pedantería" y el
"pantallerismo" desde hace más de 40 años. Es el cultivo de unos
antivalores que se instalaron en la mente del ser venezolano desde
mediados del siglo XIX, con el denominado "pícaro" que se valía de sus
astucias histriónicas para vivir del semejante. Es el moderno "avión"
de los años '70, '80 y '90. El "vivo" que hace malabarismos para
vivir de sus artimañas. Es el apostador que se va los fines de
semana al hipódromo a "jugar caballos" o apuesta en las "dupletas" o
en la "lotería de animalitos". Ese es un tipo de venezolano que cerró
filas en el ámbito político e introdujo sus picardías y malas mañas en
la actividad partidista. Los actuales líderes, dirigentes, militantes,
simpatizantes y amigos de absolutamente todos los grupos y partidos
políticos venezolanos tienen entre sus miembros a una grandísima
mayoría de estos especímenes. Devenidos en negociantes y empresarios
de influencias y prebendas. Encorbatados o en faldas de lino y oropel,
siguen la tradición del pícaro y la picaresca de siempre. Superar esta
enfermedad actitudinal, este "rancho mental", este síndrome kinésico,
esta arrogancia de "deslenguadas y deslenguados" que modelan patrones
conductuales marginales, resulta un difícil y duro proceso de cambio
que solo podrá lograrse con una sólida estructura educativa y un
riguroso sistema judicial que haga sentir el peso del Estado
pedagógicamente directivo. De otra manera, seremos una sociedad que ya
transita lo que me escribió en un tuit el profesor Agustín Blanco
Muñoz @ablancomunoz "El PROBLEMA no es si hay o no denuncias, sino
determinar qué nos llevó a ser una sociedad de ASESINOS".

(•) camilodeasis@hotmail.com / twitter@camilodeasis

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