sábado, enero 15, 2011

Constancia y tradición



Desde que Luis Cárdenas Saavedra estableció la primera escuela de “canto llano”, hacia 1591, la tradición musical ha sido una constante en la cultura venezolana. Ayudaron a ello los frailes españoles y demás habitantes de lo que hoy se llama Venezuela. Junto con los músicos indígenas y posteriormente, los cantores africanos la actividad musical en nuestra sociedad se ha sostenido durante siglos fortaleciendo los valores y principios de nuestra tradición cultural. No en vano la creación del Oratorio de San Felipe Neri, hacia 1764, por el padre Sojo ha servido de ejemplo en la tradición de la música académica venezolana. Indicamos esto en razón de conocer desde hace poco tiempo del esplendoroso triunfo del maestro Gustavo Dudamel, quien, con menos de treinta años ha sido reconocido como uno de los directores de música clásica más importantes y prestigiosos del escenario internacional. Y esto ha sido así porque detrás de él permanece inalterable gran parte de la tradición musical venezolana y, fundamentalmente, por la actividad del denominado Sistema Nacional de Orquestas Infantiles y Juveniles. Institución creada hace más de 30 años por el maestro Abreu. Es no sólo la tradición de una fuerza musical poderosa y arraigada en la memoria del ser venezolano, sino también la constancia en la formación de jóvenes músicos que de manera permanente reciben su instrucción académica, en teoría y práctica, para desempeñarse con excelencia en los escenarios más exigentes de la música clásica y popular.



Pero si esto no es suficiente para indicar la importancia de la constancia y la tradición en el fortalecimiento de la cultura nacional y el desarrollo de la sociedad, es perentorio mencionar acá la fuerza de la tradición y la práctica de la constancia en la formación profesional de calidad. Lo observamos también en los peloteros venezolanos que desde hace varios años se mantienen como jugadores de primerísima línea en las denominadas “Grandes Ligas”, del beisbol norteamericano, escenario de máxima exigencia. La aparición de estos excelentes jugadores, como Galarraga “El Gato”, ha sido posible por la existencia de una institución como los llamados “Criollitos”, que tiene cerca de 40 años formando a niños y jóvenes en este deporte.



Finalmente debemos mencionar como fuente de tradición y constancia en la vida nacional a la llamada Fundación Miss Venezuela, cuya actividad ha permitido la presencia de la belleza femenina venezolana en las pasarelas mundiales a tal grado, de imponer las medidas que debería mantener una mujer (90-60-90), que por cierto, son las únicas que no se devalúan, y han sido aceptadas por los grandes modistos internacionales. Detrás de esas medidas y las jóvenes mises existe toda una estructura de profesionales quienes de manera constante a lo largo de más de 30 años, han construido un modelo de mujer –no estamos necesariamente solidarizándonos con ello- que sigue patrones e impone una tradición de belleza. Prueba de ello son las coronas traídas a Venezuela, como miss Universo, miss Mundo, entre otros galardones



También podemos mencionar los nuevos diseñadores de vestuario y accesorios, entre ellos Carolina Herrera y Ángel Sánchez, formados en academias con más de 25 ó 40 años de tradición en la moda nacional e internacional.



Como podemos darnos cuenta, sólo la constancia en la formación profesional posibilita a las sociedades el acceso a formas de vida con calidad y de mayor permanencia en el tiempo. Esto permite indicar que las tradiciones son necesarias para comprender nuestro entorno y salir de la miseria, tanto material como espiritual.







(*) twitter@camilodeasis camilodeasis@juanguerrero.com.ve

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