miércoles, febrero 13, 2008

maría de león y onza


primera estancia

ser así
como tu cuerpo
cuerpo ampuloso y sedoso
cuerpo de cuerpos
vaginal y sediento
húmedo y pasional
estarme en ti y saberme ampliado en tus rasgos
en tus caderas que aprieto y siento
palpo y respiro
hondo cuerpo fetal que nace del ancho de la vida
entre sombras y gritos de piedad
certero
cuerpo que nace de hechizos
hierbas lanzadas
entre palos de bambú
entre tejas y lluvias
vienes de lejos
cuerpo
cuerpo que recorro y reconozco entre labios
en ti moran todas las mujeres
todas las meretrices
todas las puras vírgenes idas al infierno
sin paraísos
sólo herencia terrenal
sagrado cuerpo que tiene todas las medidas
las curvaturas exactas
del reino de los cielos
entimismado me adhiero a tus olores
a tu húmedo ano delicioso y puro
mi lengua abre tu pasión
escruta y saborea lo prohibido
lo que todos desean
saliva que en tus labios lubrica mi sexo
y es emoción y gloria y devenir
vuelves
regresas marcada en flor de espalda
largo camino a tierras crepusculares
mediodía de tus soles
que miran
me mides en la cremosidad de tus manos
en las piernas de la seducción
tu cabeza que danza en mi memoria
para saberte
desear tus dedos
las puntas de tus uñas
esa mirada de tus manos señalando siempre al sur
donde están los enigmas
los oráculos de tu pasado mágico
montaña que me habla en sus verdes
verde de tu sonrisa venida del fondo de tus sueños
donde fui río y fui espanto
ilusión de vida en tus vidas

no me niegues hoy la existencia
regresa como siempre fuiste
libre y solitaria


segunda estancia

desde el reposo de mi fractura te pienso
parada en el umbral de tu hogar
miras las sombras del páramo de los conejos
la ancianidad del viajero que viene
y en su rostro te menciona otra ruta
mientras habla de un futuro

yo no sé de tiempos ni de historias
amor mío
padezco de eternidad
de este presente que se alarga en mi memoria
y se vuelve piel y pasión

yo sé de tu cercanía hace mil años
una misma mirada encendida y calma
que reconozco en tus atardeceres
cuando siento tu voz adormecida
tejida en las vocales de tu seducción

yo sé de ti desde el tiempo de las libélulas
te reconozco piel en una misma melodía
en los acordes de instrumentos medievales
cuando se almizclan los cuerpos

nada tan semejante a la felicidad como tu rostro
abierto al mundo

dónde reposar tanta humanidad tanto abrazo contenido

estos días de noches largas
se amparan en los silencios que semejan despedidas
dime el nombre de tu tiempo
señálame el centro del único sitio posible del regreso

hoy no quiero saber de esperas
no quiero aguardar
me lacera tanta quietud de este destino humano
marcado por el cotidiano tránsito de quienes moran
al borde de la vida
amortajados y tristes

por las noches sólo hay silencios y sombras
mientras mi alma te busca
tanta noche en mi destino
tanto infortunio contenido en la mirada

luna renacentista y calma de puerto ordaz
donde los hombres andan como espantados
y las mujeres callan mientras miran de reojo
los deseos que resbalan por sus húmedos cuellos

luz esplendorosa de esta ciudad maravillosa y púdica
estremecida de humedades
donde los ángeles dejaron su oropel
sus gemidos
su oro y sus brillantes
lugar encendido de misterios que todos creemos
en la quietud de las miradas

cuánta madrugada llevo entrelazada en mi llanto
mientras todos duermen
y el rocío cubre mis manos que te buscan
dibujan tu silueta y tu ancho seno
tu pezón diminuto y luminoso
brote florecido en hierba de san juan
apegado a mi boca