Los ciudadanos lituanos en 2014 se vieron
envueltos en lo que bien se podría denominar la Primera Guerra Cibernética del
siglo XXI. Convertidos en modernos defensores, aguerridos y victoriosos elfos,
un grupo de usuarios de las redes sociales (RRSS) se enfrentaron a sus
enemigos, troles rusos, quienes guiados por la política expansionista del
moderno zar imperialista, trataron de infiltrarse para desestabilizar al
gobierno de Lituania.
En las RRSS se ventilan pequeñas refriegas
bélicas, de carácter cibernético, pero que influyen, condicionan y generan
posiciones en la toma de decisiones de Estado en política, economía y el ámbito
militar. Son estás las llamadas guerras de quinta generación. Todas de forma
virtual pero orientadas a desestabilizar al potencial enemigo a quien se desea
vencer, dominar y controlar. Todo ello de manera muy aséptica y virtual.
Parte de estas guerras cibernéticas están
siendo adelantadas usando los llamados bots –programas informáticos- para
infiltrar información falsa –fake news- de manera múltiple y
también con usuarios, haters –odiadores- cuya función es
básicamente la de difundir odio, rabia y rencor por las RRSS.
Los odiadores son usuarios que vagan por el
mundo virtual a la caza de incautos y grupos de opinión, para llamar la
atención a través de mensajes que tienden a crear confusión, desconfianza, duda
y provocan como respuesta, los mensajes de agresión verbal, ofensa y amenaza,
generando la discordia y la ruptura de grupos comunitarios.
Son individuos políticamente incorrectos,
ingeniosos, burlones, cínicos y que construyen con su humor negro, medias
verdades participando en sus temas favoritos: farándula, religión y política.
Usualmente se instalan en la construcción de
mensajes cortos, banales y exagerados. Sobre cualquier tema mantienen su
principio que les identifica: Haters gonna hate; es la premisa de
todo hater. Sea cual sea el motivo, un odiador siempre te va a odiar. Esa es su
obsesión.
Porque los odiadores siempre van a creer tener
la razón y para ello provocan al Otro buscando la manera de ridiculizarlo y
resaltar sus posibles flancos débiles, que siempre serán objeto de burla.
Todo tema de actualidad viene a ser
considerado por un odiador, porque a través de ellos se siente con derecho a
opinar esperando que el ingenuo usuario responda para, inmediatamente,
construir mensajes para exponerlo al escarnio público con frases de odio,
ironía y burla.
Los odiadores en las RRSS siempre te van a
odiar, no importa lo que hagas para convencerles. Su principio y fin será
generar odio, discordia, disputa, división y rencor. Esa es su naturaleza. Para
ello, sino le invitan ellos se inmiscuyen en las conversaciones de los grupos
de opinión, sea por WA o TW o TG, sus más buscados medios y canales de
difusión.
El odiador demoniza al semejante. Busca
cualquier flanco débil del Otro para descalificarlo, ridiculizarlo y dejarlo en
evidencia. La ironía, la burla constante y su fino humor negro le caracterizan.
Nunca busca ser convencido porque su naturaleza es la de aparecer siempre como
lo que es, un odiador de oficio.
En
años recientes a los odiadores se les ha estado controlando, bien con
denuncias, la generación de códigos de ética, o bien con lo más sencillo, unfollow
o bloqueo como mecanismos de control.
Para algunos usuarios estos odiadores bien
pueden ser objeto de tratamiento psicológico por aparecer como alterados
mentalmente. Sin embargo, ello no es tan sencillo ni tan simple. La realidad es
mucho más compleja si se indaga a mayor profundidad de las aparentes
simplicidades. En ello actúan redes de redes que tejen una descomunal telaraña
de intereses, con ganancias no solo que monetizan, también montan y quitan
gobiernos, crean guerras reales y controlan poblaciones en todo el mundo.
Es difícil la existencia de los odiadores en
las RRSS. Porque si bien ellos pululan en el mundo virtual de las RRSS. Su
desenvolvimiento cotidiano en ellas, se realiza en el propio margen, borderline,
entre la verdad-mentira que es la realidad-virtual de eso llamado, postverdad.
Esa categoría de creencia de lo semejante, parecido a lo verdadero que se
fortalece cada día y se potencia a través del tratamiento formal de las fake
news y el avatar de quien construye su otro rostro y su otro nombre.
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