viernes, octubre 03, 2008

el ropaje de la piel




Los verbos, cuando metaforizan,
Pueden dar movimiento a los temas
Más dispares. El verbo apagarse
Puede hacer morir tanto a un ruido
Como un corazón, un amor como
Un odio. Pero quien desee conocer
El verdadero sentido, el sentido
Primero, debe acordarse de la
Muerte de una vela.

Bachelard. La Muerte de una Vela.


En un solitario velero, navegando por los mares del sur, apareció cierto día un agonizante marinero. En su mirada se podía presentir la cercanía de la muerte. El rostro lánguido y bronceado por el sol acentuaba aún más el dramático final.
Jacques Brel era su nombre. Toda la juventud francesa y en general europea de los años sesenta y principio de los setenta, estaba acostumbrada a una voz recia, ronca, casi monótona, de un cantautor nacido en Bruselas (1929) y aunque inicialmente su lengua no fue el francés, sino el holandés y flamenco, se dio a conocer en la lengua gala. Brel mantiene en sus canciones, hechas estas de una sola vez, sin mayor tratamiento melódico, la sustancia que da sentido a la vida de quienes habitan en los bordes de una existencia al límite de los dramas humanos. Sus canciones dibujan las sinuosas líneas de ciudades y pueblos, con su gente acostumbrada a la cotidianidad. Así surge Le Plat Pays (El país Llano) que inicia “Con el mar de Norte como vaga frontera/ y oleadas de dunas para parar las olas”. Son los países bajos, aquellos donde los girasoles, las petunias y los lirios siembran la vida de todos los días. Pero Brel prefiere ver otros rostros y presentar la monotonía de la vida, la melancolía presente en la mirada del amor que siempre está cercano y que apenas puede rozar con las puntas de los dedos.
Acaso alguna vez confesó en declaraciones que deseaba ser Vasco de Gama para irse en velero alrededor del mundo y no regresar jamás. En su canción Les Bourgeois (Los Burgueses) Brel nos dice que “El Corazón bien caliente / Los ojos en la cerveza / En casa de la gorda Adriana de Montalant / Con el amigo Jojo / Y con el amigo Pierre / íbamos a beber nuestros veinte años / Jojo se creía Voltaire / Y Pierre Casanova / Y yo que era el más orgulloso / Me creía yo mismo / Y cuando hacia la medianoche pasaban los notarios / Que salían del hotel de los “Tres Faisanes” / Les mostrábamos el culo y nuestra buena educación / Cantándoles / Los burgueses son como los cerdos / Cuanto más viejos más bobalicones.
Pero así como se burló de una sociedad estéril e hipócrita también buscó en sus canciones el rostro de la mujer amada y nunca alcanzada. Así, deja entre las huellas de una guerra que se vislumbra y siente entre los versos, la ansiada presencia de quien amó, Matilde: “Madre ha llegado el momento / De ir a rezar por mi salvación / Matilde ha vuelto / Bougnat puedes guardar tu vino / Esta tarde me beberé mi pena / Matilde ha vuelto / Tú la criada tú la María / Valdría más quizá cambiar nuestras sábanas / Matilde ha vuelto / Amigos no me dejen / Esta noche vuelvo a partir para el combate / Corazón corazón no te arrebates / Haz como si no supieras / Que la Matilde ha vuelto / Corazón deja de repetir / Que está más hermosa que antes del verano / La Matilde que ha vuelto.
En Brel no hay mayor tratamiento estilístico de la versificación. Se deja más bien a la musicalidad y ritmo interior del poema para que explote literalmente, en la acústica de la entonación. En Madeleine (Magdalena) Brel insiste una vez más en el tratamiento de una versificación de lo que hoy conocemos como poesía de la cotidianidad, de lo efímero: “Esta tarde espero a Magdalena / He traído lilas / Traigo lilas todas las semanas / A Magadalena le gustan mucho / Esta tarde espero a Magdalena / Tomaremos el tranvía treinta y tres / Para comer papas fritas en Casa Eugenio / A Magdalena le gustan mucho / Magdalena es mi navidad / Es mi América / Aunque está demasiado buena para mí / Como dice su primo Joël / Esta tarde espero a Magdalena / Iremos al cine / Le diré “te quiero” / A Magdalena le gusta tanto.
Brel fue llevado de regreso a Francia e internado en una clínica donde posteriormente murió. La soledad, la melancolía y la tristeza de una vida penosa y lacerada por la ausencia de la amada, le llevaron a padecer un cáncer que supo llevar con dignidad y sufrirlo a solas. Como fue siempre su atormentada vida. Bien que esta estaba constantemente cercada por un público que le adoraba y amaba, así como sus amigos y músicos, Brel mantenía en su silencio otras ausencias: el país llano, su Bélgica y su Bruselas a las que tanto amó y odio. París le posibilitó la fama que nunca buscó. El Olympia fue su espacio donde dejaba escuchar su desaforada y quejumbrosa voz de llanto contenido.

En Ne me Quitte Pas ( No Me Dejes) supo condensar su vida y esas ausencias que tanto lo marcaron : No me dejes / Hay que olvidar / Todo puede olvidarse / Olvidar el tiempo / Que ya se desvanece / Olvidar el tiempo / De los malentendidos / Y el tiempo perdido / A saber cómo / Olvidar esas horas / Que matan a veces / A golpes de por qué / El corazón de la felicidad / No me dejes / No me dejes / No me dejes / Yo te ofreceré / Perlas de lluvia / Venidas del país / Donde no llueve / Buscaré en la tierra / Hasta después de mi muerte / Para cubrir tu cuerpo / De oro y de luz / Haré un país / Donde el amor será rey / Donde el amor será ley / Donde tú serás reina / No me dejes / No me dejes / No me dejes / Yo te inventaré / Palabras sin sentido / Que tú comprenderás / Te hablaré / De esos amantes / Que han visto por dos veces / Sus corazones inflamarse / Te contaré / La historia de ese rey / Muerto por no haber / Podido encontrarte / No me dejes / No me dejes / No me dejes / Se ha visto a menudo / Brotar el fuego / Del antiguo volcán / Que se creía demasiado viejo / Parece ser que hay / Tierras abrasadas / Que dan más trigo / Que el mejor abril / Y cuando llega la tarde / Para que un cielo flamee / El rojo y el negro / No se juntan acaso / No me dejes / No me dejes / No voy a llorar más / No voy a hablar más / Me esconderé ahí / Para verte bailar y sonreír / Y para oírte cantar y luego reír / Déjame llegar a ser / La sombra de tu sombra / La sombra de tu mano / La sombra de tu perro / No me dejes / No me dejes / No me dejes /

domingo, septiembre 21, 2008

domingo, junio 22, 2008

poemas cotidianos


dos y media de la madrugada


hay una hora del día cuando todas las puertas se cierran
entonces todo se hace una densa negrura
no está tu voz
ni tu rostro de nácar para darme la bendición

madre

atrás quedaron las risas entre tristes despedidas
verte partir
cansada de lidiar con esta vida
atrás quedaron los tiempos cuando me lavabas las manos
de la inocencia
untabas mi pecho en rosados e intensos olores
y era tu calor debajo de tu brazo alado
donde ocultaba mis miedos
mi asma

madre

atrás duerme la ilusión de vivir
delante queda este trecho cercano
vecino
el paso siguiente a mi destino

sólo tu voz detiene esta decisión de partir

martes, junio 10, 2008

púdico erotismo


abandono



la semiluz de este bar
es la celda del monasterio
mientras rezo mi abandono
la meretriz regordeta y blanca
frota sus muslos en mi pierna
y siento el goce
la plenitud entre las risas
mirada húmeda y lasciva
manos que buscan una horrorosa copa
adornada con lacitos y llena de guarapita roja

mi amigo
lleno de cerveza y nostalgia
se enreda en la azabache cabellera

toda palabra se aquieta en largos sorbos de cansancio
como en las plegarias de mi celda
llenas de tristeza
y compasión

lunes, junio 09, 2008

púdico erotismo


lascivia


miro a esta mujer que me habla
-las puntas de sus senos aterciopelados
abren su blusa
verde manzana
me masturba sus sonrisa
su mirada en celo que me alcanza

intercambiamos números telefónicos
y direcciones de correos

me dice que la llame
(-en su otro discurso sé que no soporta
la intensa soledad
ni el mundo de apariencias)

mientras habla me la imagino
tendida en la cama
suplicando que le pierda el respeto
acaso que le toque ese lado oculto
donde la perversión ilumina su otro borde
húmedo y lascivo
incrustado en la libertad de la roja cabellera

miro a esta mujer toda comedida
mientras me presenta a su esposo
de semblante opaco
y lleno de brillo artificial

después se despide
sus labios se entreabren
como dos líneas separadas
en el abismo del deseo
dejando en sus huellas
el trazo carmesí
de un perfume francés

miércoles, abril 30, 2008

dos poetas chinos



Hay otro cielo y otra tierra
más allá del mundo de los hombres.

Li Po.

En la medianoche vienen los recuerdos, aquellas sensaciones de la vida que fue y de aquella otra que vendrá. Entonces sólo queda contemplar esta vida que día a día nos desborda. Construimos historias a través de las horas que deseamos sean verdades: el trabajo, la familia, la vinculación con el poder, la preocupación por el dinero; sus ilusiones, promesas de fortunas y pagos. Deudas que debemos saldar y tantas otras responsabilidades de la vida en comunidad.
Pero en la medianoche los hechizos de la luna nos dicen que eso es una débil sensación de apariencias que construimos para aprender el juego de la vida. En la vida social todos debemos ser importantes y sobresalir frente al poder y sus sugestivos enamoramientos.
Frente a este mundo de apariencias se abre como amanecer de áureos cielos la poesía y los poetas. Donde nada es necesario salvo la palabra y sus encantos. Es la vida misma expresada en aquello que siempre está más allá (meta-fêro) donde podemos ser en nuestras exactitudes sin máscaras. Sin mayores extensiones de lo que apenas somos como individualidades que se extienden en el Otro.
Se cuenta que en la China imperial, en la dinastía T’ang y en las anteriores, hubo poetas que servían en las cortes, junto a escribanos, cortesanas y sacerdotes. Ellos eran los adelantados en la vinculación entre nobles y dioses. Entre tantos poetas hubo dos que se destacaron por la cortedad de la palabra expresada en un mundo de sensaciones y significaciones. Uno de ellos, Li T’ai Po (c. 701 – 762), conocido universalmente como Li Po, se divertía escribiendo poemas en papeles de seda que luego lanzaba a los arroyos, contemplando cómo se iban deslizando por el agua. Como afirman sus biógrafos, “era el mismo espíritu de la libertad caminando por la tierra ensangrentada”. Era el mismo “taipeng” (gran fénix) que oscurece al sol con sus grandes alas. Durante su vida escribió más de veinte mil poemas. Todos ellos de una absoluta armonía expresada en la sutileza de una estructura poética donde se observa la plenitud de un hacedor de la palabra llevada a la más decantada manifestación de la palpitación del ars poético. Sus textos están vinculados con la vida mundana, errante, entre los bosques, lagos y montañas. Lugares donde pasó cerca de diez años meditando sobre un verso que quizá ofendió a la favorita del emperador y por lo que fue desterrado de la corte.
La historia de Li Po está llena de misterios y aventuras. Se dice que acostumbraba vestir con amplias túnicas llenas de flores y andaba por las tabernas celebrando la vida con vino y bellas damas. Cierta vez, en una madrugada, Li Po se acercó a un lago para contemplar su siempre amada luna reflejada en las tranquilas aguas. Mientras sus compañeros se quedaban en la orilla él se subió a una pequeña embarcación y llegó al centro mismo del lago donde el reflejo de la luna era más intenso. Se levantó. Extendió sus brazos y repentinamente se lanzó al agua. Ya nunca más apareció. Nadie pudo saber dónde encontrarle. Sólo quedó su presencia, después de tantos siglos, entre los versos que alguna vez pudo escribir.
“Me senté a beber / y no advertí el crepúsculo / Hasta que los pétalos caídos / llenaron los pliegues / de mi túnica. / Ebrio, me levanté, / dirigiéndome al arroyo / iluminado por la luna. / Los pájaros se habían ido, / también los escasos hombres / que quedaban.” O como en este otro texto poético: “Me preguntas por qué estoy aquí, en la montaña azul. / Yo no contesto, sonrío simplemente, en paz el corazón. / Caen las flores, corre el agua, todo se va sin dejar huella. / Es este mi universo, diferente del mundo de los hombres.”
Tu Fu (712 – 770), amigo entrañable del maestro Po, es otro de los grandes poetas de la dinastía T’ang, que cuenta a más de dos mil quinientos poetas y millones de poemas. Más espiritual que Li Po, Tu Fu llega a las cortes del imperio chino precedido de una particular fama, pues desde los siete años ya componía estructuras poéticas, a más de escribir y leer con bastante exactitud gran parte de la extensa literatura de su época. Sin embargo, con el transcurrir de los años y de su cercanía con Po, se dará a la vida errante, como vagabundo entre pueblos, aldeas y tabernas. De ser gobernador provincial abandonó este cargo para entregarse a la más absoluta vida errante, sin casa ni hogar. Tu Fu es el creador del verso poético además de ser un extraordinario pintor. Sus bien acabados textos son una muestra de la plenitud espiritual y de su bien cultivado amor por la poesía. Sus textos no tienen la espontaneidad que se siente en los de su amigo. Son más trabajados y aluden a la vida precaria y llena de penurias que en cierta ocasión experimentó. De su relación con Po queda este melancólico poema, escrito poco después de la partida del amigo: “Ya tres noches seguidas he soñado contigo. / Estabas a mi puerta, / pasándote la mano por el blanco cabello, / como si una gran pena te acibarase el alma... / Al cabo de diez mil, cien mil otoños, / no tendrás otro premio que el inútil / de la inmortalidad.”
La tradición del esplendor en la poesía China sigue una misma huella entre sus hacedores hasta encontrarla en los escasos, pero singulares poemas que escribiera el mismo Mao Tse Tung, como el texto sobre el río Yang Tsen.
Después de leer la poesía milenaria China sentimos que siempre podemos volver a nuestros destinos más íntimos, más allá de toda algarabía e inutilidad de los tropiezos que la vida nos ofrece. Queda entre las manos esa tan anhelada vida de plenitud y amorosa cercanía con la poesía y sus bordes. Vivir la poesía siempre será más profundo que dejar testimonio de ella sobre un papel. Dejarla fluir y expresarla a través de la mirada, entre las palabras que diariamente enunciamos, en la textura de nuestra piel, en el silencio que antecede a todo encuentro, en la noche, entre la rutina de los días, limpiando la casa, cocinando, lavando la ropa, hasta allá donde el cansancio nos doblega por tanta tensión de apremios y responsabilidades... queda siempre el espacio para la poesía. Y es así, de otro modo nunca se estará cerca de dios ni del amor. De otro modo se vivirá en la desdicha, en las apariencias de lo que deseamos ser, de lo que alguna vez, cuando niños y jóvenes, sentimos y vivimos y no nos atrevimos a dar testimonio en el ahora, en este minuto exacto de la vida.






martes, abril 22, 2008

domingo, abril 06, 2008

amorosamente






...acuérdate, tú vuelta de espaldas
y dejándote mirar, yo bajando poco
a poco la sábana y viendo nacer eso
que eres tú, esto que ahora se llama
verdaderamente con tu nombre y habla
con tu voz...
Julio Cortázar. 62 Modelo para armar.



Lo amoroso no es sólo expresión de vida entre parejas. Tampoco está referido al espacio que entre ellas construyen ni en las relaciones sexuales ni filiales. Lo amoroso sucede en una dimensión más amplia. Es fundamentalmente una actitud ante la vida. Una forma de existir en el mundo, un lenguaje. Y este lenguaje procede de la intimidad del ser, es esencialmente oral y se expresa en los gestos, en los ademanes, en el silencio, en las maneras como nos damos al Otro. Lo amoroso sucede todo el tiempo y habita en la cotidianidad de la vida. No es hechura de actos sobrenaturales ni creación de contados elegidos. El ser amoroso aparece a la vuelta de la esquina. Está en el rostro adormecido de quien se levanta y se ve al espejo y se reconoce naturaleza perecedera, sencilla y viva. El ser que reconoce la trascendencia de la vida en el saludo mañanero con el rostro abierto y al natural. Mientras el olor del café le despierta el placer, el sabor y el saber y degusta en la mano que se lo ofrece el esplendoroso momento de estar transitando un mismo destino y una misma historia.
De madres a hijos transita un lenguaje ancestral que se nutre mientras se lame el pezón y se acaricia el seno. Y es la misma vida que aprendimos a sentirla en la propia carne y en la sangre. Por eso la memoria antigua es maternal. Y es así porque posee un lenguaje que está marcado en el cuerpo: son olores primarios, fuertes, vaginales que se entremezclan en el cuerpo y despiertan el interés por la vida y el deseo de estar rozando los límites del Otro. Por eso vamos al encuentro, a la aventura de la vida buscando, re-conociendo vestigios, el gesto iniciático en el rito que establecemos cuando nos entregamos al acto amoroso. Entre parejas lo amoroso desborda y es esencialidad, presencia erótica de vida plena que revela en la carne el gusto que da placer e inicia la desmesura. Carne (carnevale) que celebra su gozo, se eleva hasta más allá del placer donde los gestos y los húmedos cuerpos desplazan las palabras y sólo el silencio habla, grita y gime. Por eso lo amoroso encarnado es alimento del cuerpo y del alma. Reconforta y es plenitud del ser.
El hombre, más que la mujer, debe redimensionar su naturaleza amorosa, atreverse a transitar el estado amoroso: gestos, ademanes, miradas, maneras de ser traducidas en palabras renovadas. Es ese nuevo paradigma de la vida plena, que colma y rejuvenece. Es esa necesidad de estrechar el cuerpo del Otro y nutrirlo, sea de hombre que de mujer. Decirle amorosamente en el saludo o despedida, fija la mirada, que nos importa, que su presencia, ésta del aquí y el ahora, es hermosa y necesaria. A pesar del terrible drama humano y tanta ausencia, la actitud amorosa no debe perecer. Es ella la propia sustancia y condición que nos hace ser eso: tan humanos, tan hermanos.




miércoles, febrero 13, 2008

maría de león y onza


primera estancia

ser así
como tu cuerpo
cuerpo ampuloso y sedoso
cuerpo de cuerpos
vaginal y sediento
húmedo y pasional
estarme en ti y saberme ampliado en tus rasgos
en tus caderas que aprieto y siento
palpo y respiro
hondo cuerpo fetal que nace del ancho de la vida
entre sombras y gritos de piedad
certero
cuerpo que nace de hechizos
hierbas lanzadas
entre palos de bambú
entre tejas y lluvias
vienes de lejos
cuerpo
cuerpo que recorro y reconozco entre labios
en ti moran todas las mujeres
todas las meretrices
todas las puras vírgenes idas al infierno
sin paraísos
sólo herencia terrenal
sagrado cuerpo que tiene todas las medidas
las curvaturas exactas
del reino de los cielos
entimismado me adhiero a tus olores
a tu húmedo ano delicioso y puro
mi lengua abre tu pasión
escruta y saborea lo prohibido
lo que todos desean
saliva que en tus labios lubrica mi sexo
y es emoción y gloria y devenir
vuelves
regresas marcada en flor de espalda
largo camino a tierras crepusculares
mediodía de tus soles
que miran
me mides en la cremosidad de tus manos
en las piernas de la seducción
tu cabeza que danza en mi memoria
para saberte
desear tus dedos
las puntas de tus uñas
esa mirada de tus manos señalando siempre al sur
donde están los enigmas
los oráculos de tu pasado mágico
montaña que me habla en sus verdes
verde de tu sonrisa venida del fondo de tus sueños
donde fui río y fui espanto
ilusión de vida en tus vidas

no me niegues hoy la existencia
regresa como siempre fuiste
libre y solitaria


segunda estancia

desde el reposo de mi fractura te pienso
parada en el umbral de tu hogar
miras las sombras del páramo de los conejos
la ancianidad del viajero que viene
y en su rostro te menciona otra ruta
mientras habla de un futuro

yo no sé de tiempos ni de historias
amor mío
padezco de eternidad
de este presente que se alarga en mi memoria
y se vuelve piel y pasión

yo sé de tu cercanía hace mil años
una misma mirada encendida y calma
que reconozco en tus atardeceres
cuando siento tu voz adormecida
tejida en las vocales de tu seducción

yo sé de ti desde el tiempo de las libélulas
te reconozco piel en una misma melodía
en los acordes de instrumentos medievales
cuando se almizclan los cuerpos

nada tan semejante a la felicidad como tu rostro
abierto al mundo

dónde reposar tanta humanidad tanto abrazo contenido

estos días de noches largas
se amparan en los silencios que semejan despedidas
dime el nombre de tu tiempo
señálame el centro del único sitio posible del regreso

hoy no quiero saber de esperas
no quiero aguardar
me lacera tanta quietud de este destino humano
marcado por el cotidiano tránsito de quienes moran
al borde de la vida
amortajados y tristes

por las noches sólo hay silencios y sombras
mientras mi alma te busca
tanta noche en mi destino
tanto infortunio contenido en la mirada

luna renacentista y calma de puerto ordaz
donde los hombres andan como espantados
y las mujeres callan mientras miran de reojo
los deseos que resbalan por sus húmedos cuellos

luz esplendorosa de esta ciudad maravillosa y púdica
estremecida de humedades
donde los ángeles dejaron su oropel
sus gemidos
su oro y sus brillantes
lugar encendido de misterios que todos creemos
en la quietud de las miradas

cuánta madrugada llevo entrelazada en mi llanto
mientras todos duermen
y el rocío cubre mis manos que te buscan
dibujan tu silueta y tu ancho seno
tu pezón diminuto y luminoso
brote florecido en hierba de san juan
apegado a mi boca























martes, enero 22, 2008

púdico erotismo


plegaria del erotismo


dulce cuerpo

vengan a ti todas las pasiones
de la carne y de la sangre
que las costras dormidas se abran
y sea en ti
herida viva
que palpita y estremece

dulce cuerpo
que se confundan en ti
todas las huellas de medianoche
todas las manos
que los mil dedos anhelantes
entibien muslos y caderas
que la boca de mi amada
comulgue la ostia de mi semen
y sea eternamente su alimento en la memoria

yo te lo pido señor

dame hoy lucidez no inteligencia
para alcanzar la plenitud
el goce en los orgasmos
y en un largo beso
se confunda mi saliva en la otra boca

permite que mi lengua
hable hoy el lenguaje del amor
cuando recorra el cuello de mi amada
la espalda y su cintura
que esta noche entrelazados
pronuncie la única palabra entre gemidos

amén

domingo, enero 20, 2008

púdico erotismo


nostalgia

cada hombre lleva torpemente su gloria
su silencio y su fracaso
desterrados del paraíso vamos elevando plegarias
en la vida
abandonados a nuestra suerte
en esta tierra llena de ausencias
mi corazón lleva todas las cruces
de aquéllas maltratadas de amor

tanto atardecer puebla mi alma
de lejanías
de hablas vanas
oh mi dios
tú que encandilas sin cegarme
dame una plegaria para el amor

cansancio

entre tanto desamparo
me desvisto
veo mis viejos zapatos
aprisionados
entre sus huellas
la camisa ahuecada
y vaporosa
como mis huesos de algodón
mis lentes entristecidos
en su mirada circular

esta madrugada me agoniza
en su memoria
me desnuda

tiemblo de silencios

suspendido

duele vivir
elevando plegarias y rezos
ecos en el desierto de mi alma refractada
ausente de mi cuerpo
sabiendo que te nombro
en cada sitio que visito
mientras amanece
y agonizo en mis silencios

duele vivir
entre besos atormentados
y orgasmos complacientes
fríos abrazos de medianoche
duele vivir suplicando
en medio de mi derrota

desollado de amor

poemas cotidianos


dos y media de la madrugada


hay una hora en la noche cuando todas las puertas se cierran

entonces todo se hace una densa negrura

no está tu voz

ni tu rostro de nácar para darme la bendición


madre


atrás quedaron las risas entre tristes despedidas

verte partir

cansada de lidiar con esta vida


atrás quedaron los tiempos cuando me lavabas las manos

de la inocencia

untabas mi pecho en rosados e intensos olores

era tu calor debajo de tu brazo alado

donde ocultaba mis miedos

mi asma


madre


atrás duerme la ilusión de vivir

delante queda este trecho cercano

vecino

el paso siguiente a mi destino


esta madrugada

tu voz detiene mi decisión de partir




I


no es el amor lo que sostiene hoy mi vida


este tedio húmedo y silencioso


esta cotidiana manera de existir

más allá de lo imposible




VI

sólo la demencia

-memoria solitaria


colma el desvelo de este amanecer




VIII

donde voy es un lugar

sin regreso posible


todo regreso supone otra vida


estoy cansado de vagar



X

he andado y desandado

inútilmente


he pronunciado tu álmico nombre


en esta vida en este instante


sólo el silencio te nombra