lascivia
miro a esta mujer que me habla
-las puntas de sus senos aterciopelados
abren su blusa
verde manzana
me masturba sus sonrisa
su mirada en celo que me alcanza
intercambiamos números telefónicos
y direcciones de correos
me dice que la llame
(-en su otro discurso sé que no soporta
la intensa soledad
ni el mundo de apariencias)
mientras habla me la imagino
tendida en la cama
suplicando que le pierda el respeto
acaso que le toque ese lado oculto
donde la perversión ilumina su otro borde
húmedo y lascivo
incrustado en la libertad de la roja cabellera
miro a esta mujer toda comedida
mientras me presenta a su esposo
de semblante opaco
y lleno de brillo artificial
después se despide
sus labios se entreabren
como dos líneas separadas
en el abismo del deseo
dejando en sus huellas
el trazo carmesí
de un perfume francés
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