viernes, abril 20, 2012

Sapear

“Chávez es lo más parecido a Dios que existe” Ismael García.
En una de las principales empresas del sector lácteo de Barquisimeto entró a trabajar una ingeniero eléctrico, egresada de la Universidad Politécnica. Estando en su período de prueba es llamada por el presidente de la empresa quien, luego de mostrarle una página que a su vez le envía a él una joven ingeniera química, de esa misma universidad, le indica a la joven contratada que debe prescindir de sus servicios porque ella aparece en una fotografía con un diputado opositor. Le dice que su desempeño es excelente pero por razones de seguridad la empresa no puede arriesgarse. Ella riposta indicando que su formación académica y su ética están por encima de razones políticas. Pero el presidente de la empresa le responde que no pueden mantener en la empresa a opositores ni sospechosos de ser contrarios al régimen. Esto fue comentado a mi esposa por su ex alumna quien fue delatada por una compañera universitaria, por el sólo hecho de salir en una fotografía con un diputado contrario al régimen. La joven fue despedida y debió quedarse sin su trabajo y sin percibir el sueldo para mantenerse, ella y sus padres. Por otra parte, en una conversación que sostuve con un apreciado amigo, -para proteger su nombre llamaré C.- quien trabaja en PDVSA, me indica que la infame “lista Tascón” se usa de manera constante y se aplica a “absolutamente todos los de nuevo ingreso” en la industria petrolera. Para eso existe toda una serie de pasos que se deben cumplir. Cuando uno de los entrevistadores obvia la lista, en la secuencia y jerarquía supervisora quien continúe debe revisar nombres, para luego enviarlos a otras dependencias donde volverán a someter a control los nombres y números de cédulas de identidad para cerciorarse que no estén entre las millones de firmas que registra la infame lista. Él, junto con otros más, está muy cerca de ese nefasto proceso. Cuando por alguna razón no aplica la lista, de las siguientes unidades le llaman la atención y de seguir obviando su aplicación, puede ser sustituido o despedido. –Es un sistema de control y seguimiento muy estricto y riguroso, Juan, me dice, no sin bajar el rostro y darme a entender que parte de su trabajo en PDVSA es inmoral y detestable. –Pero si no lo hacemos nos botan. –Nos tienen vigilados a todos. Es su argumentación y justificación. Estas dos historias que comento son parte de las cientos de miles que a diario suceden en las empresas e instituciones del Estado venezolano. Lo que evidencia la paulatina aplicación de un sistema de vigilancia de unos sobre otros. Gradualmente el actual gobierno del Estado ha ido implantando un sistema de seguridad donde todos vamos a estar “vigilados por nosotros mismos” Las razones para este brutal sistema de vigilancia, control y seguimiento de los ciudadanos son múltiples. Van desde el aseguramiento de un puesto de trabajo (-la mayoría) hasta por razones políticas, sociales y por compadrazgo y narcotráfico. Prueba de ello es la putrefacta y ruin historia recientemente narrada por un militar de nuestra Fuerza Armada, quien, después de ser un flamante integrante del Tribunal Supremo de Justicia, indica a una periodista en un video, que sus actuaciones estaban guiadas por otros, a quienes debía obedecer pues de lo contrario, su estabilidad laboral y hasta su vida estarían en peligro. Como se aprecia, las oprobiosas y obscenas “listas negras”, como las que en su momento elaboró el fallecido diputado Luis Tascón –por indicaciones a su vez, de otra jerarquía mayor, el propio presidente de la República, quien lo hizo por escrito, el 30-01-2004- de aquella operación “Maisanta” coordinada por el hoy diputado opositor, Ismael García, son pruebas más que suficientes para indicar que estamos bajo un Estado policial-militar. No es tanto el que una persona “sapee” a otra para obtener indulgencias y favores de otro. Es la detestable y morbosa “sensación” de sentirnos importantes y protegidos por el Poder aún y a costa de la seguridad y la vida de otros. (*) camilodeasis@hotmail.com / twitter@camilodeasis

2 comentarios:

  1. Cierto. La cosa tiene ese color. También escribí hoy mismo algo parecido, querido amigo. Andamos pensando más o menos en cosas parecidas. Un abrazo, Juan. Gusto en leerte.

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  2. Acertadísimo el epígrafe. Me recuerda una conversación que sostuve años atrás con una vecina con quien discutía sobre la estabilidad de cierto banco y lo improbable de su intervención y la persona, me respondió:"nada es imposible para HCH" le dejo esa. Saludos, profe.

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