sábado, marzo 16, 2013
Vocación universitaria
Nuevamente se conoce el resultado de las primeras universidades en el mundo que destacan como las más eficientes y de mayor excelencia académica. Los más importantes centros que miden estos asuntos, la Universidad de Shanghai y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han presentado sus resultados. Otras instituciones, como la británica Quacquarelli Symonds (QS) y el mismo CSIC, a través de su departamento de Webométrica, dependiente del Ministerio de Ciencia y Tecnología español, indican siempre a las universidades norteamericanas como las más importantes dentro de la academia mundial.
De las 100 más importantes universidades del mundo, 18 pertenecen a países europeos, 10 asiáticos, 5 canadienses, 3 de Oceanía y 2 latinoamericanas, el resto (62) son de los EE.UU. encabezada por la Universidad de Harvard, seguida por la Universidad de Stanford y el destacado Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), cuyo rector-presidente es curiosamente un venezolano.
Las 2 universidades latinoamericanas son: la Universidad de Sao Paulo (puesto 19/100) y la Universidad Autónoma de México (puesto 36/100).
Los criterios que usa la Universidad de Shanghai para medir la excelencia académica e incorporar centros universitarios en sus registros, están indicados en los siguientes puntos: Excelencia en la Educación: 10%. Está referido al número de estudiantes de la institución que han obtenido Premio Nobel o Medalla Fields. Excelencia de la Facultad: 40%. Referido al personal de la institución ganador de Premio Nobel o Medalla Fields, así como citas de investigadores. Resultados de investigaciones: 40%. Son los famosos “papers” publicados en la revista Nature and Science e indexados en Sciences Citation Index (SCI) o en Social Sciences Citation Index (SSCI). Finalmente, el rendimiento per cápita: 10%. Se refiere al rendimiento de los indicadores anteriores divididos por el total de académicos tiempo completo del personal.
Resaltamos que solo sea en el ámbito latinoamericano donde La Universidad de Los Andes, (puesto 34/100); Universidad Simón Bolívar, (puesto 54/100); y la Universidad Central de Venezuela, (puesto 57/100) estén mencionadas. De esas 100 los primeros puestos, entre las 10 más destacadas, lo ocupan universidades brasileras, encabezadas por la Universidad de Sao Paulo, seguida por la Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Federal de Río Grande, Universidad Estadal de Campiñas, Universidad de Brasilia, Universidad Federal de Santa Catarina, Universidad de Chile, Universidad de Buenos Aires, Universidad Federal de Río de Janeiro, y Universidad Federal de Minas Gerais.
Por su parte, la consultora académica (QS) mantiene entre sus criterios de evaluación para las instituciones, los siguientes: Excelencia académica y empresarial, cantidad de estudios y publicaciones, proporción entre número de estudiantes y docentes, presencia en Internet, y cantidad de doctores. De 250 centros de educación superior latinoamericanos evaluados, 65 corresponden a Brasil, 46 a México, 34 a Colombia, 30 a Chile y 26 a Argentina.
En referencia al Ranking Web de universidades, correspondiente al Laboratorio de cibermetría (CSIC-España), adscrito al Ministerio de Ciencia y Tecnología, que mide también excelencia académica, sitúa para Venezuela, a La Universidad de Los Andes (puesto 730/25.000 del ranking mundial) como la primera institución de educación venezolana. Le siguen, Universidad Simón Bolívar, (puesto 990); Universidad Central de Venezuela, (puesto 1032); La Universidad del Zulia, (puesto 1670); Universidad de Carabobo, (puesto 1862); Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, (puesto 2092); Universidad de Oriente, (puesto 2304); Universidad Católica Andrés Bello, (puesto 2477); Universidad Nacional Experimental de Guayana, (puesto 3110), y Universidad Rafael Belloso Chacín, (puesto 3422).
Resulta interesante, siempre situados en Venezuela, que la medición de visibilidad y volumen de información presentes en Internet (no mide excelencia académica), evaluados por el clasificador Webométrica del CSIC-España, clasifica a la ULA, como el primer centro venezolano en la WEB, le siguen la Universidad Simón Bolívar, Universidad Central de Venezuela, La Universidad del Zulia, Universidad de Carabobo, y Universidad Nacional Experimental de Guayana.
Consideramos que la presencia de las universidades brasileras, mexicanas, colombianas y chilenas en el ranking mundial de universidades es consecuencia de la aplicación de políticas certeras de sus gobiernos en función del desarrollo integral de estos países. Caso contrario a España, Francia o Venezuela, cuyos gobiernos no terminan de apoyar decididamente la educación superior universitaria haciendo recortes en sus presupuestos y en los bajos sueldos a su personal docente y de investigación.
(*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis
sábado, marzo 02, 2013
Argo queda
Para 1979 vivía en Perugia-Italia, donde acudían cientos de miles de jóvenes de todo el mundo. Uno de mis mejores amigos era Nossi, un fotógrafo iraní quien debió huir de las persecuciones que la monarquía del sha Reza Pahalevi había impuesto.
Su pensamiento marxista contrastaba con su secular tradición islámica. Tanto, que cuando estalló la revolución de los ayatolas sus hermanos religiosos le tocaron la puerta y Nossi debió acompañarles a la plaza Fortebraccio donde realizaron unas plegarias para darle la bienvenida al nuevo gobierno que se instalaba. Por esos tiempos también transitaba los espacios universitarios el turco Alí Agca, quien en 1981 atentó contra la vida del papa Juan Pablo II. Eran tiempos de organización de defensa y solidaridad con los pueblos del llamado tercer mundo y contra las dictaduras militares, como las de Pinochet, en Chile y Somoza en Nicaragua.
Las manifestaciones que organizaban los estudiantes iraníes en Perugia encontraban solidaridad en los grupos radicales de africanos, asiáticos y latinoamericanos. No sabíamos con certeza quiénes eran esos clérigos barbudos y menos ese otro que vivía en Francia y que llamaban el imán Ayatolá Jomeini.
A los pocos días vimos las dramáticas imágenes por televisión donde los estudiantes en Teherán habían rodeado y después invadido la sede diplomática norteamericana. Eso provocó una gran euforia entre los miles de jóvenes quienes hacíamos vida en la universidad.
Después vinieron las noticias de las ejecuciones sumarias, fusilamientos y ahorcamientos a los torturadores y colaboracionistas del gobierno monárquico del sha Reza Pahalevi y las extravagancias de la familia real, incluyendo su esposa, familia y amigos más cercanos.
El odio hacia el gobierno norteamericano se acentuó al saber que el monarca había huido a los Estados Unidos, donde aterrizó junto con un cargamento de oro y piedras preciosas en señal de amistad y buena voluntad con el Estado gringo.
Los comentarios que hacían los amigos iraníes eran de total rechazo y venganza a todo lo que significara “made in USA”. Y esto por ser ese Estado el principal responsable por haber apoyado durante años al régimen despótico del monarca persa.
Decimos esto pues el soporte temático de la película Argo (2012) del director Ben Affleck, quien también es su protagonista, resulta cuestionable toda vez que intenta mostrar una historia sesgada y altamente maniqueísta, donde siempre los malos son los “otros” y lo norteamericano, lo bondadoso y bueno.
Indicaremos que esta cinta cinematográfica es un refrito al más trillado estilo hollywoodense donde, a falta del caballo de John Wayne –y obviamente de él mismo- bueno es una camionetica alemana y un rostro de “palo seco” como el que muestra Affleck.
Refrito pues ya en 1979, casualmente, se estrena Wag the dog (Escándalo en la Casa Blanca) donde Robert De Niro, en su papel de asesor presidencial, contrata a un excéntrico productor (Dustin Hoffman) para que invente una película que aparecerá por televisión mostrando un conflicto entre EE.UU y Albania. Con ello intentan tapar el escándalo sexual que asfixia a la Casa Blanca, y que curiosamente tiene ciertas semejanzas con la realidad del caso Lewinsky. Densas actuaciones de estos dos maestros del cine de todos los tiempos.
En Argo se diseña una estrategia donde se inventa una película para rescatar a seis estadounidenses (-¿personal diplomático o soldados-espías de la CIA?) quienes se refugian en la casa del embajador canadiense.
Con una muy buena fotografía e inmejorable edición, sin embargo no convencen ni la música ni mucho menos la pobre actuación de Affleck. Además los lugares comunes afean la tensión de la película que, sin embargo, no llega en ningún momento a sobresaltos en la butaca.
El sentimentalismo se hace presente en una conversación en unas escalinatas, donde Affleck se sincera con quien le apoya desde los estudios de cine. Un hijo y una esposa cuyo drama e historia no importan a nadie. Pasan sin pena ni gloria. Además, los lugares comunes, ya demasiado usados y trillados en la cinematografía, son lunares oscuros que entorpecen la acción y el suspenso. Uno es el teléfono que insistentemente suena mientras el guardia de la revolución islámica intenta comunicarse. El otro es el viejo autobús que en el último intento logra encender. Pero lo más curioso y menos dramático es cuando el avión recorre la pista junto con los vehículos policiales y los milicianos, a quienes el piloto no ve… o se hace el “suizo”. Más que crear suspenso lo que logra es una mueca por la coba metida.
Una película patriota norteamericana de las más aburridas. No en balde contó con la “curiosa” presentación como mejor película, a cargo de la primera dama, Michelle Obama, desde la Casa Blanca.
Es una película que no resiste un análisis académico cinematográfico serio.
(*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis