viernes, octubre 03, 2008

el ropaje de la piel




Los verbos, cuando metaforizan,
Pueden dar movimiento a los temas
Más dispares. El verbo apagarse
Puede hacer morir tanto a un ruido
Como un corazón, un amor como
Un odio. Pero quien desee conocer
El verdadero sentido, el sentido
Primero, debe acordarse de la
Muerte de una vela.

Bachelard. La Muerte de una Vela.


En un solitario velero, navegando por los mares del sur, apareció cierto día un agonizante marinero. En su mirada se podía presentir la cercanía de la muerte. El rostro lánguido y bronceado por el sol acentuaba aún más el dramático final.
Jacques Brel era su nombre. Toda la juventud francesa y en general europea de los años sesenta y principio de los setenta, estaba acostumbrada a una voz recia, ronca, casi monótona, de un cantautor nacido en Bruselas (1929) y aunque inicialmente su lengua no fue el francés, sino el holandés y flamenco, se dio a conocer en la lengua gala. Brel mantiene en sus canciones, hechas estas de una sola vez, sin mayor tratamiento melódico, la sustancia que da sentido a la vida de quienes habitan en los bordes de una existencia al límite de los dramas humanos. Sus canciones dibujan las sinuosas líneas de ciudades y pueblos, con su gente acostumbrada a la cotidianidad. Así surge Le Plat Pays (El país Llano) que inicia “Con el mar de Norte como vaga frontera/ y oleadas de dunas para parar las olas”. Son los países bajos, aquellos donde los girasoles, las petunias y los lirios siembran la vida de todos los días. Pero Brel prefiere ver otros rostros y presentar la monotonía de la vida, la melancolía presente en la mirada del amor que siempre está cercano y que apenas puede rozar con las puntas de los dedos.
Acaso alguna vez confesó en declaraciones que deseaba ser Vasco de Gama para irse en velero alrededor del mundo y no regresar jamás. En su canción Les Bourgeois (Los Burgueses) Brel nos dice que “El Corazón bien caliente / Los ojos en la cerveza / En casa de la gorda Adriana de Montalant / Con el amigo Jojo / Y con el amigo Pierre / íbamos a beber nuestros veinte años / Jojo se creía Voltaire / Y Pierre Casanova / Y yo que era el más orgulloso / Me creía yo mismo / Y cuando hacia la medianoche pasaban los notarios / Que salían del hotel de los “Tres Faisanes” / Les mostrábamos el culo y nuestra buena educación / Cantándoles / Los burgueses son como los cerdos / Cuanto más viejos más bobalicones.
Pero así como se burló de una sociedad estéril e hipócrita también buscó en sus canciones el rostro de la mujer amada y nunca alcanzada. Así, deja entre las huellas de una guerra que se vislumbra y siente entre los versos, la ansiada presencia de quien amó, Matilde: “Madre ha llegado el momento / De ir a rezar por mi salvación / Matilde ha vuelto / Bougnat puedes guardar tu vino / Esta tarde me beberé mi pena / Matilde ha vuelto / Tú la criada tú la María / Valdría más quizá cambiar nuestras sábanas / Matilde ha vuelto / Amigos no me dejen / Esta noche vuelvo a partir para el combate / Corazón corazón no te arrebates / Haz como si no supieras / Que la Matilde ha vuelto / Corazón deja de repetir / Que está más hermosa que antes del verano / La Matilde que ha vuelto.
En Brel no hay mayor tratamiento estilístico de la versificación. Se deja más bien a la musicalidad y ritmo interior del poema para que explote literalmente, en la acústica de la entonación. En Madeleine (Magdalena) Brel insiste una vez más en el tratamiento de una versificación de lo que hoy conocemos como poesía de la cotidianidad, de lo efímero: “Esta tarde espero a Magdalena / He traído lilas / Traigo lilas todas las semanas / A Magadalena le gustan mucho / Esta tarde espero a Magdalena / Tomaremos el tranvía treinta y tres / Para comer papas fritas en Casa Eugenio / A Magdalena le gustan mucho / Magdalena es mi navidad / Es mi América / Aunque está demasiado buena para mí / Como dice su primo Joël / Esta tarde espero a Magdalena / Iremos al cine / Le diré “te quiero” / A Magdalena le gusta tanto.
Brel fue llevado de regreso a Francia e internado en una clínica donde posteriormente murió. La soledad, la melancolía y la tristeza de una vida penosa y lacerada por la ausencia de la amada, le llevaron a padecer un cáncer que supo llevar con dignidad y sufrirlo a solas. Como fue siempre su atormentada vida. Bien que esta estaba constantemente cercada por un público que le adoraba y amaba, así como sus amigos y músicos, Brel mantenía en su silencio otras ausencias: el país llano, su Bélgica y su Bruselas a las que tanto amó y odio. París le posibilitó la fama que nunca buscó. El Olympia fue su espacio donde dejaba escuchar su desaforada y quejumbrosa voz de llanto contenido.

En Ne me Quitte Pas ( No Me Dejes) supo condensar su vida y esas ausencias que tanto lo marcaron : No me dejes / Hay que olvidar / Todo puede olvidarse / Olvidar el tiempo / Que ya se desvanece / Olvidar el tiempo / De los malentendidos / Y el tiempo perdido / A saber cómo / Olvidar esas horas / Que matan a veces / A golpes de por qué / El corazón de la felicidad / No me dejes / No me dejes / No me dejes / Yo te ofreceré / Perlas de lluvia / Venidas del país / Donde no llueve / Buscaré en la tierra / Hasta después de mi muerte / Para cubrir tu cuerpo / De oro y de luz / Haré un país / Donde el amor será rey / Donde el amor será ley / Donde tú serás reina / No me dejes / No me dejes / No me dejes / Yo te inventaré / Palabras sin sentido / Que tú comprenderás / Te hablaré / De esos amantes / Que han visto por dos veces / Sus corazones inflamarse / Te contaré / La historia de ese rey / Muerto por no haber / Podido encontrarte / No me dejes / No me dejes / No me dejes / Se ha visto a menudo / Brotar el fuego / Del antiguo volcán / Que se creía demasiado viejo / Parece ser que hay / Tierras abrasadas / Que dan más trigo / Que el mejor abril / Y cuando llega la tarde / Para que un cielo flamee / El rojo y el negro / No se juntan acaso / No me dejes / No me dejes / No voy a llorar más / No voy a hablar más / Me esconderé ahí / Para verte bailar y sonreír / Y para oírte cantar y luego reír / Déjame llegar a ser / La sombra de tu sombra / La sombra de tu mano / La sombra de tu perro / No me dejes / No me dejes / No me dejes /