sábado, agosto 25, 2012

Propuestas culturales

Por estos días el tema de la cultura ha tomado inusual importancia en los espacios de la oposición. Sea por la coyuntura de elecciones o por necesidad de sobrevivencia de quienes hacen vida en sus contornos. Lo cierto es que hablar de cultura por estos días resulta un ejercicio un poco extraño frente a tanta circunstancia terrible y dramática que acecha a los venezolanos. Sin embargo, quienes hemos hecho parte de nuestras vidas entre el arte y la literatura y la cultura en general, no podemos obviar un tema tan esencial para la construcción de ciudadanía. Parte de quienes piensan el Hecho cultural venezolano han estado adelantando una propuesta nacional sobre tan delicado tema, a partir de las experiencias que en cada una de las regiones aportan artistas, cultores, artesanos, escritores, entre otros hacedores culturales. Consideramos que en principio este asunto ha sido colocado en su justa dimensión frente a las demás áreas sociales que deben ser revisadas. La actividad cultural es un tema que debe ser atendido por quienes conocen de ella y además, comporta en su ejecución la participación de profesionales del área, quienes deben proceder a partir de la aplicación de la normativa existente, comenzando por la visión que ofrece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Por otra parte, es justo considerar la participación de los principales centros del saber, como son las universidades republicanas, autónomas, democráticas y públicas. En ellas se encuentra una amplia experiencia en el denominado Núcleo de Directores de Cultura y Extensión como centro asesor de la Política Cultural del Estado venezolano. Muy bien pudiera considerarse esta asesoría entre quienes desean trazar las líneas estratégicas de una actividad cultural inclusiva en nuestro país. Desde hace más de 30 años la actividad cultural en Venezuela ha sido un ejercicio centralizado por los diferentes gobiernos en detrimento de las realidades culturales en las diferentes regiones. No cabe duda que esta visión, ya desgastada, debe ser superada por una política que en la práctica permita la participación de los estados en la elaboración de un verdadero Plan Cultural donde todas las regiones puedan realizar sus hechos culturales sin mayores restricciones y con el reconocimiento y apoyo de un nuevo gobierno del Estado. Esta nueva visión debería considerar una red cultural donde se planifique, ejecute y supervise la actividad cultural con la estructuración de los llamados Consejos Estadales de Cultura. Ellos estarían circunscritos a ejecutar la actividad cultural en cada estado. Por otra parte, también podrían establecerse los Consejos Municipales de Cultura para focalizar la realización de la experiencia en la fuente natural de todo hecho cultural: las comunidades, sean estas urbanas, rurales o indígenas. Consideramos también que es un deber de Estado aumentar el porcentaje del presupuesto nacional para un nuevo Plan Cultural. Además de permitir, definitivamente, estableciendo para ello leyes y normas, la inclusión de la empresa privada como entes activos en la promoción de la cultura. Debemos entender que la actividad cultural es un asunto “rentable”. Y esta rentabilidad acaso supone entenderla en tres vertientes: Una rentabilidad de tipo académico; toda vez que necesita de un proceso de formación, capacitación y actualización de quienes participan en ella. Rentabilidad social; en la ejecución de planes y programas que beneficien a las comunidades, para dar prestigio y reconocimiento a las personas y organismos involucrados. Y una rentabilidad de tipo estrictamente económico; aquellos programas que una vez ejecutados, se revierten en beneficio monetario como ingresos propios a instituciones o personas. Son por ejemplo, congresos, simposios, talleres, ferias, donde una gran cantidad de personas y organismos logran beneficios: hoteles, restaurantes, líneas aéreas, pequeños comerciantes, redes de supermercados, imprentas, medios de comunicación, museos, teatros, cines, entre otros, donde se demuestra que el desarrollo cultural es una actividad altamente rentable. Ciertamente y ya se ha estudiado desde hace bastante tiempo, que por cada bolívar invertido en la cultura, hay un beneficio de 1,5 en la inversión. La Política Nacional de Cultura que un nuevo gobierno adelante debería considerar también establecer en cada estado una Emisora Cultural. Es la vía más expedita para promocionar la cultura de cada región. Además, reactivar las imprentas estadales con la renovación y ampliación de las llamadas ediciones de la Biblioteca de Temas y Autores (de cada estado). Con ello se reafirma la memoria literaria, histórica y del folclor en cada región. Finalmente consideramos que es necesario establecer en cada capital de estado una Coordinación Regional de Lectura para promocionar una actividad tan trascendental para el fortalecimiento de la identidad cultural en una sociedad realmente inclusiva y que fomente la convivencia ciudadana. También puede leerse, en: http://www.eluniversal.com/opinion/120823/propuestas-culturales @ElUniversal http://www.lapatilla.com/site/2012/08/22/juan-guerrero-propuestas-culturales/ @lapatilla (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

viernes, agosto 17, 2012

Lectura y libertad

Venezuela fue el primer país de América Latina y uno de los primeros en el mundo que diseñó una Política de Estado en materia de Lectura y Escritura, a comienzos de los años setenta. Consecuencia de ello se estructuró una Comisión Nacional de Lectura (Fundalectura) que estableció en cada capital de estado una comisión regional. Esto permitió fijar criterios únicos para impulsar la promoción de la lectura y escritura desde los primeros niveles de la Educación, logrando que la actividad se municipalizara y llegara a todos los rincones de la geografía nacional. Además, la Universidad de Los Andes fue la primera institución universitaria en Latinoamérica en diseñar una maestría para especializar personal en tan delicada actividad. El desarrollo de esta Política de Estado permitió incorporar la mayor cantidad de las universidades públicas, autónomas y democráticas, como entes académicos, en el diseño, investigación, edición y promoción de los procesos de lectura y escritura. De esta manera, fueron incorporados al Plan Nacional de Lectura y Escritura gran cantidad de especialistas de las mejores universidades venezolanas, quienes participamos como asesores académicos ofreciendo nuestros conocimientos a las maestras en servicio de las escuelas nacionales, regionales y municipales. El Estado venezolano asumió los procesos de lectura como de fundamental importancia y los incorporó como actividades obligatorias a lo largo de todo el eje curricular del sistema educativo nacional. Esto se evidenció principalmente, en las primeras etapas de la Educación Básica. Las actividades llevadas a cabo por especialistas y maestras dedicadas a los programas de promoción de la lectura y escritura, permitieron incorporar a un gran número de cultores, artistas y escritores venezolanos. Programas como el sistema nacional de Cajas Viajeras, donde se seleccionaron pedagógicamente obras de cuentistas y poetas nacionales y de la literatura universal, colocaron en manos de niños y jóvenes, en sectores urbanos, rurales e indígenas, cientos de miles de títulos de cuentos y poemas, gran parte de ellos presentados por sus propios autores. Encuentros, talleres, festivales, foros, entre otros eventos, fueron estructurados para incentivar, de manera planificada y sistematizada, una labor que es de vital importancia en la formación de un ciudadano capaz de saber vivir y convivir en una sociedad democrática y solidaria. Ya para fines de los años ochenta y comienzo de los noventa, se iniciaban las orientaciones pedagógicas para establecer el denominado currículo regional. Esto es, permitir dentro del currículo nacional, un 20% para dar a conocer la geografía, historia, literatura, entre otras, de las regiones. Indicamos esto en razón de solicitar, públicamente, pueda volverse a considerar a los procesos de lectura y escritura como de esencial importancia en el fortalecimiento de los valores y la construcción de ciudadanía. Entendiendo que para ello debe el Estado venezolano ratificar su Política de Lectura como de obligatoriedad para todo el sistema nacional de la Educación. Ojalá pudiéramos establecer los antiguos “lectorados” que alguna vez existieron en las aulas y salones de liceos y hasta universidades nacionales. De esta manera haríamos de la niñez y juventud de este país hombres y mujeres útiles a sí mismos y a sus semejantes, y por consiguiente, ciudadanos aptos para saber coexistir en una sociedad verdaderamente democrática y libre. También puede leerse, en: http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/5009648.asp @analitica http://www.lapatilla.com/site/2012/08/15/juan-guerrero-lectura-y-libertad/ @lapatilla http://www.eluniversal.com/opinion/120816/lectura-y-libertad @ElUniversal (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

jueves, agosto 09, 2012

Visión integral de la cultura

El desarrollo cultural ha pasado por diferentes etapas a lo largo de estos últimos tiempos. Resulta de interés indicar que en sus primeros años la actividad cultural era el resultado de una acción del Estado que la entendía como elemento decorativo que devino en los denominados “actos culturales”. Tristemente esta pobre concepción pervivió a lo largo de casi toda la etapa dictatorial y primeros años de la denominada democracia representativa. Solo en la primera etapa de los años sesenta se comienza a considerar al desarrollo cultural como acontecer de un conocimiento que exige al hacedor ciertas condiciones para esta actividad. Con la creación del antiguo Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes (INCIBA) se accederá a considerar la actividad cultural como sistema integrado que resulta de un principio fundamental: el desarrollo integral de la consciencia cultural de los pueblos. Ese instituto desarrolló toda una estrategia que permitió al Estado venezolano hacerse de una fuente documental para trazar una Política cultural que generó estrategias para su accionar en todas las regiones de la geografía cultural venezolana. Sin embargo, y aunque fue un adelanto en lo referente a planificación y administración cultural, así como en los denominados comisionados culturales, las concepciones que soportaron dicho instituto todavía estaban alejadas de la realidad. De allí su visión con una concepción centralista de la actividad cultural que poco incidía para que las regiones pudieran, de manera directa y coherente, expresar sus hechos culturales. La transformación del Inciba en el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) y posteriormente en el Ministerio de la Cultura, son consecuencia de estrategias mucho más amplias y de criterios más depurados, que en mucho responden a los lineamientos que en materia de desarrollo cultural integral adelantó la UNESCO en los años setenta. Esto es, la visión del desarrollo cultural desde una concepción integral de la actividad del hombre. Concepción esta fortalecida en las décadas posteriores. Autores como Ander Egg, A. Tinoco, Guédez, entre otros, diferencian entre desarrollo cultural integral, acción cultural, promoción cultural, desarrollo sociocultural, y animación cultural. Esta última, si bien resulta de todo un acontecer de las anteriores, soportado por investigaciones, planificación y procesos gerenciales, no es siempre lo más importante. Incluso enfatizar solo en la animación cultural en sí misma, a la larga deviene esterilidad del hacer cultural. Esto porque tiende a desligarse de su fuente primigenia: las comunidades. Es desde las comunidades organizadas donde el moderno desarrollo cultural encuentra su razón profunda que permite darle sentido real y justifica su existencia. Animación cultural implica presentación de espectáculos y grupos como acción de promoción de ellos mismos y de quienes los promueven. Véase acá el riesgoso, peligroso sesgo en la animación y promoción cultural por sí misma. Esto por la injerencia de personajes y entes extraños a la vida cultural. Hablamos acá de partidos y grupos políticos, y de entes gubernamentales, como ministerios, gobernaciones y alcaldías, que tienden a utilizar la actividad cultural solo para promocionarse. Por ello las instituciones internacionales, como la Unesco, indican que en las próximas décadas el desarrollo cultural debe entenderse como el resultado de acciones integradas, como la Educación (Promoción de la lectura y escritura), el Deporte, el Turismo, e integrado a un contexto social específico con sentido ecológico, donde la visión de realidades éticas y estéticas fortalezcan la memoria cultural en la construcción de ciudadanía. Por todo lo anterior, seguimos insistiendo en considerar al desarrollo cultural como actividad básica del hombre que, junto con el desarrollo educativo y deportivo, sirvan para afianzar la memoria de la cultura nacional en los ciudadanos. Los procesos gerenciales, con visión holística y sistémica, son importantes y aceleran la adecuación para estructurar una Política Nacional de Cultura, indispensable en toda sociedad moderna. Esta política debe ser columna vertebral y articularse junto con políticas regionales, municipales y locales. En definitiva son los cambios actitudinales, entre quienes gerencian la actividad cultural (personas), quienes contribuirán a transformar la condición de minusvalía cultural de las instituciones culturales de nuestro país. Bueno sería instrumentar los consejos estadales, municipales y locales de cultura, como estructuras político-administrativas organizadas que permitan el acceso definitivo de las comunidades urbanas, rurales e indígenas (triple realidad cultural) a la rentabilidad cultural (académica, social y monetaria). Con una Política Cultural de Estado construiríamos en corto tiempo una sociedad y un gobierno de Estado que se fundamenta en principios ético-estéticos para fortalece la identidad cultural. También puede leerse este artículo, en: http://www.eluniversal.com/opinion/120809/vision-integral-de-la-cultura @eluniversal http://www.lapatilla.com/site/2012/08/07/juan-guerrero-vision-integral-de-la-cultura/ @lapatilla http://www.analitica.com/va/sociedad/articulos/5601179.asp @analitica (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis

viernes, agosto 03, 2012

Estado y mendicidad

Hay actividades humanas que nunca tienen reposo. Son una infinita continuación de sucesos que exigen presencia y atención permanentes. El gobierno del Estado, creado por los ciudadanos, es siempre un gigantesco protector y garante del bien más preciado: la vida. Por eso los llamados “Operativos” resultan una contradicción en una sociedad que posee un Estado y un gobierno que deben velar por sus razones básicas de existencia, como son la vida, la alimentación, la seguridad individual y colectiva, la salud, el trabajo, el estudio y la recreación. Los gobiernos en las sociedades modernas y sanamente desarrolladas funcionan las 24 horas del día, los 7 días de la semana durante los 365 días del año. No hay reposo, no hay vacaciones, no hay suspensión del servicio, no existe alejamiento de la actividad. Esto de los operativos, que comenzaron el pasado milenio del anterior siglo, son rezagos de una sociedad, un gobierno y un Estado envejecidos y dados a la vida fácil donde era un gran esfuerzo tener que brindar protección y seguridad a los ciudadanos. Los operativos comenzaron por Semana Santa. Recuerdo que una vez hasta sacaron por la televisión una propaganda donde un médico salía en una morgue sosteniendo la puerta de acero, brillante, donde tienen congelados a los muertos, y después de afirmar “-No quiero verte por aquí”, cerraba de un golpe la puerta. Esa propaganda para ese operativo ocasionó que subieran los accidentes, lesionados y muertos durante esa santa semana. Después vino el “Operativo vacaciones escolares” y con ello, le sumaron el “Operativo Navidad Segura”. Todos, absolutamente todos resultan un fracaso. Esto porque han malacostumbrado al ciudadano frente a la autoridad. Los ven más como unos intrusos y matraqueros, mientras estos últimos piensan que los ciudadanos somos todos unos potenciales transgresores y delincuentes. Por lo tanto, el trato entre ambos siempre es de recelo y de temor. La actividad de los operativos semeja trabajo espasmódico, de fin de semana. Algo que se realiza como una especie de festividad. Mientras los sistemas de gobierno consolidados ejecutan políticas que se transforman en planes a mediano y largo plazo, que son realizados de manera diaria, cotidiana y sobre la marcha llevan a cabo posibles cambios, modificaciones, pero siempre son vistos por el ciudadano como algo constante. La seguridad sociosanitaria, sea en los establecimientos hospitalarios como en la alimentación, sea en la seguridad pública, en calles, avenidas y carreteras en general, cuentan con la presencia constante del Estado. Un gobierno que ejecute operativos debe vérsele como incapaz de superar el nivel mínimo de protección integral a los ciudadanos. Nunca en ninguna sociedad los ciudadanos han podido acceder a mejores niveles de vida a través de operativos. Y si estos se han ejecutado han sido por tiempos específicos: conflictos bélicos o catástrofes naturales. La gran mayoría de los países africanos jamás podrán salir de la mendicidad en que se encuentran mientras sigan los operativos de las Naciones Unidas, fortaleciendo el sentimiento de mendicidad que le han introducido en la mente a los cientos de millones de africanos. Otro dramático ejemplo de mendicidad por los cientos de operativos es Haití. Su gobierno siempre ha sacado ventaja de las dádivas de otros países. En nuestro país el gran mecenas de la caridad es el gobierno gracias a la casi infinita capacidad de recursos que obtiene del petróleo. Es un gobierno, como los anteriores, que se fortalece gracias al mantenimiento de la caridad en los múltiples operativos que ha inventado. Ahora se les llama misiones. Se han modernizado, creando espacios para ello, pero el origen, su propósito y su fin último siguen siendo el mismo: crear una sensación de bienestar y seguridad en la ciudadanía. Hacer creer que el Estado es presencia diaria y constante en la vida. Pero los ciudadanos no tienen futuro porque viven a medias en un presente que les impide ver más allá del almuerzo de mediodía mientras viven la incertidumbre de una inseguridad, sea del hampa común que del mismo Estado, corrupto y corruptor. Véase a países como Corea del Norte o Cuba. Mientras los ciudadanos sigamos creyendo en operativos-misiones seguiremos en la búsqueda de un Padre-Estado que nos vigile, nos castigue y nos mantenga con un mendrugo de pan para no fallecer. También puede leerse este artículo en: http://www.eluniversal.com/opinion/120802/estado-y-mendicidad @eluniversal http://www.lapatilla.com/site/2012/07/31/juan-guerrero-estado-y-mendicidad/ @lapatilla http://www.analitica.com/va/economia/opinion/2566851.asp @analitica (*) camilodeasis@hotmail.com / @camilodeasis